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Crónica de un arrepentimiento tardío

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por nomar, 8 de Enero de 2017. Respuestas: 6 | Visitas: 1413

  1. nomar

    nomar Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Basado en una historia real enmarcada en la época en que la guerrilla del FMLN operaba en el Salvador. No es mi intención juzgar ni apoyar a nadie en particular, mucho menos debatir sobre cuestiones políticas. Simplemente describo la percepción de su protagonista, quien vive aún en los Estados Unidos.
    __0__

    Felipe se sentía cansado, no solo por haber recorrido los más de 130km desde San Salvador hasta San Miguel y haber estado toda la mañana reclutando jóvenes para el ejército, sino también por no hallarle sentido a aquella guerra que le destrozaba el corazón; por no sentirse satisfecho con ningún bando y por hallarse culpable a diario de hacerle daño a sus propios hermanos. Convertirlos a la fuerza en militares y proporcionarles un boleto a la muerte, no era una tarea del agrado de muchos. Pero no veía otra opción, a fin de cuentas, él era un patrullero.

    Así pensaba cuando sintió que el camión se detenía justo entre el parque Guzmán y la Catedral, cuyas altas torres puntiagudas parecían observar silenciosamente la agónica tristeza que corroía al pueblo y que se reflejaba en el rostro de los jóvenes sentados en el interior del camión, en contra de su voluntad.

    ---¡Felipe!---Ordenó con autoridad el jefe del grupo---Ya tenemos 9 y solo nos falta uno para completar la cuota de reclutas. 'Tomá' a Javier y a Andrés y 'conseguí' al que falta.

    Los tres hombres se adentraron en el parque, hacia un grupo de cuatro jóvenes sentados en uno de los bancos que rodeaban los árboles y que, en contraste, reían y charlaban como si el hambre y el dolor no existieran. Tampoco fueron capaces de descubrir el peligro detrás de la vestimenta civil de los que se acercaban. Felipe, dirigiéndose a uno de ellos le dijo:

    ---¡Vos no te 'movás' de donde estás!¿Qué edad 'tenés' vos?---Con discreción deslizó a un lado su chaqueta para mostrar el revólver en su cintura y continuó---Si 'corrés' o me 'engañás', vos vas a tener problemas.

    El joven quedó petrificado al comprender quién y por qué lo interrogaba. Asustado y nervioso respondió:

    ---21 años.
    ---¿Dónde 'tenés' tus papeles?---Preguntó Felipe haciendo referencia a su identificación.
    ---Allá, en mi casa---Contestó el muchacho señalando a una de las casas en una de las calles aledañas al parque y aún sin despertar de su estupor. Luego añadió con voz temblorosa---Pero si vos me 'llevás', mi familia se muere. Por favor, 'dejáme' libre.
    ---Eso 'decís' todos---Dijo Felipe algo contrariado---¡'Andáte' pues!¡ Busquemos esos papeles y larguémonos de una vez!.

    Juntos entraron en la casa, que brindaba un espectáculo deprimente: Paredes sin pintar, muebles deteriorados y apenas algún viejo adorno anunciando las terribles secuelas de la miseria. Al fondo, en una especie de patio pequeño, una mujer que, aunque debía tener unos 30 años y aparentaba mucho más por su rostro marcado y endurecido por el duro trabajo, lavaba con sus puños la ropa de la familia. A su lado, una niña de apenas dos años miraba con ojitos asombrados a los extraños. Felipe se dirigió a ella:
    ---Lo siento nana, pero vos te 'quedás' sin tu hijo. Lo llevamos al cuartel.

    Lágrimas incontenibles comenzaron a rodar por las mejillas de la mujer que, arrodillándose ante él, y tomando sus manos, le suplicó:
    ---No es mi hijo, es mi esposo. Y esa niña que 'mirás' allá es su hija. Si vos te lo 'llevás', ¿Cómo vamos a vivir? No tenemos a nadie más. ¡Por favor!¡Por favor!...

    Por unos instantes el silencio se adueñó de la ocasión, aturdiendo los sentidos de Felipe. ¡Otra vez la conciencia como punzada al corazón!¡Otra vez la insostenible lucha entre el sentimiento y las razones!¡Entre el deber y la justicia!¡Una lucha en su interior más cruenta que la que libraba el ejército y la guerrilla!
    ---¡Dios quiero acabar con esto!---Pensó.

    Un suspiro escapó justo antes que sus palabras:
    ---Lo siento, tengo que hacerlo.
    ---¿Por qué vos 'tenés' que hacerlo?¡'Decíme'!¿Por qué?---Suplicó la mujer , aún arrodillada.
    ---Si no lo llevo, no cumplimos la cuota y como castigo...me llevan a mí a la guerra.---confesó Felipe con voz grave, y apuntó---Se trata de él o yo.
    Señalando ahora al joven, concluyó:
    ---¡Vámonos pues!

    De repente ocurrió algo inesperado para todos. Uno de los cuatro jóvenes que estaban en el parque, entró en la casa con su identificación en la mano y valerosamente dijo:
    ---¡'Lleváme' a mí en vez de a él!
    Todos los ojos se le quedaron fijos.
    ---¡No pablo!¡Vos no 'debés' hacer eso!---Dijo la señora, evidentemente angustiada, alzando los brazos y moviendo la cabeza, como si quisiera despertar de aquella pesadilla.---¡Vos sos un niño!
    ---Vos 'sabés' que no tengo nana, ni tata, ni hermanos, ni casa, y ya me cansé de andar en las calles.---Replicó el muchacho y dirigiéndose a los patrulleros, repitió---¡Yo voy!¡Démosle pues!

    Después de lágrimas, abrazos y besos por parte de la mujer y su esposo, Pablo se convirtió en el reclutado número diez que ese día haría el agotador viaje hasta el cuartel "El Zapote" en San Salvador.
    __0__
    Cuando Felipe llegó al rancho, en los alrededores de Aguilera, donde vivía, ya era noche cerrada. Se sentó suavemente en uno de los sillones y puso la cabeza entre las manos, mientras pensaba en los jóvenes reclutados ese día. No podía olvidar los rostros aterrados de algunos de ellos y en la tristeza de otros, después de dejar atrás la vida que conocían y los seres que amaban, para enfrentar una guerra que no querían y que no entendían.
    ---¡Dios, algunos tenían mi edad!¡21 años!¡Algo tengo que hacer para escapar de este infierno!---Sus pensamientos no le permitieron escuchar los pasos de su padre, que se había sentado en el sillón contiguo.

    ---¿Por qué no me 'hablás' claro?---Escuchó su voz de repente.
    Felipe, sorprendido, alzó su vista y quedó horrorizado. Su padre, con mirada inquisitiva, le mostraba el carnet de patrullero. Solo pudo preguntar:
    ---¿De dónde vos 'sacás' eso?
    ---Tu madre lo halló en uno de tus pantalones---Respondió el padre y prosiguió---Hace dos años que vos sos patrullero y no me 'decís' nada. ¿Lo ves justo?¿Cuánto vos 'confiás' en mí?

    Felipe quedó sin palabras y el padre no perdió oportunidad:
    ---'Mirá' hijo, vos 'debés' saber que 'jugás' un juego peligroso. Si no te matan unos, lo harán los otros. ¿Por qué no te vas a la USA?¡'Escapáte' ahora que 'podés'!
    ---Tranquilo viejo---Felipe trató de calmarlo---'Mirá', yo recluto lejos de aquí, donde nadie me conoce y jamás llevo conmigo ese carnet...
    ---Vos 'alucinás'---interrumpió el padre---No 'entendés' que es pequeño el país y que las noticias vuelan. Además---Hubo unos segundos de silencio---¿'Sabés' qué se dice? Que el ejército provocó la masacre de Mozote, ¿Cómo 'podés' apoyarlos?

    El ladrido de los perros y un ruido en el camino interrumpió la conversación por un momento. Pronto supieron qué sucedía. Fermín, su tío guerrillero, acompañado de sus armas y de tres hombres más, venía a conseguir algo de comida, ropa o cualquier otra cosa que necesitara, aprovechando las sombras de la noche, como hacía a menudo. Él era totalmente diferente a su padre. A decir verdad, era arrogante, indolente a veces y todo intentaba resolverlo a tiros. Después de abrazos y apretones de manos, se sentaron y, como era costumbre, fue necesario escuchar sus supuestas hazañas en contra del ejército. Sin embargo, esa noche fue diferente y quedaría para siempre en la memoria de padre e hijo. Lo que su tío dijo, le heló las venas y el estómago a ambos:

    ---¡Odio a esos perros cuilios!---Dijo Fermín y a continuación usó un tono amenazante---Tanto los odio que a cualquiera que los ayude, aún si es de mi propia familia, lo mato a tiros con mi fusil.

    Minutos después, Felipe se retiró a su cuarto, presa de pánico. Sus pensamientos no lo dejaron dormir en toda la noche.
    ---¿Sospechará de mí Fermín?¡Yo sé que me mata de verdad si se entera de quién soy!---Y luego se torturaba----Si los guerrilleros son como este hombre, capaz de asesinar hasta a su propia familia, ¿Dónde están los buenos entonces? Se dice que los guerrilleros también reclutan hasta niños para esta guerra, y si es así, ¿Dónde está la diferencia entre unos y otros?

    Acababan de sorprenderle los primeros rayos de Sol en la mañana, cuando sintió unos golpecitos en la ventana. Era uno de sus compañeros patrulleros que le indicaba que se vistiera y saliera pues estaban citados para una reunión urgente en el cuartel.

    Siempre que Felipe entraba a ese lugar, experimentaba la misma sensación. Era una mezcla de temor con náuseas y esa frialdad en el estómago que había sentido tantas veces cuando olfateaba el peligro. La entrada en el mismo centro de la estructura, como si fueran mandíbulas abiertas, custodiadas a ambos lados por torres, le daba un aspecto lúgubre y y se le asemejaba a las mismísimas puertas del infierno, provocándole escalofrios. Aún así, entró hasta la plaza donde varios grupos de Patrulleros esperaban al capitán.

    Todo parecía marchar bien, hasta que su vista se cruzó con la de dos hombres que reconoció al instante:¡Eran dos de los que habían estado con Fermín en su rancho, la noche anterior! Intentó esconderse detrás de sus compañeros, pero estaba seguro de que lo habían visto.
    ---¡Ahora sí estoy acabado!---Pensaba---¿Qué hacen ellos aquí?¡Evidentemente, están infiltrados!¡Me delatarán a mi tío y él cumplirá su palabra!

    El camino de regreso se hizo más largo y tedioso que otras veces y el tiempo casi se detuvo entre los árboles que quedaban atrás con lentitud. Ese día comprendió que su padre tenía razón, como siempre. Que nada puede esconderse eternamente y que siempre hay un camino, aunque doloroso a veces, para evitar degradarnos como seres humanos.

    ---¡'Inventáte' una gripe y no 'salgás' del rancho---Le aconsejó el padre cuando supo lo sucedido---En dos días arreglo esto.

    Dos días más tarde, que parecieron meses, el padre le entregó un sobre con dinero.
    ---¿Qué vos hiciste viejo?---Preguntó Felipe preocupado.
    ---Vendí los animales. Lo más importante ahorita, es que vos estés bien---Respondió el padre y le instó---'Despedíte' de tu madre y 'andáte' pues. ¡Ahorita mismo!

    Andaban los pasos de Felipe, tan rápidos como los latidos de su corazón. Por fin escapaba en busca de su ansiada paz, lejos de la guerra y sus secuelas: Muerte, devastación, hambre, dolor y cuanto sufrimiento pueda existir. Ya no tendría que vivir con el temor de que el hoy, fuera el último día de vida. No sería fácil el camino, como tampoco dejar atrás los seres que amaba, sin embargo, un único pensamiento dominaba su mente: ¡Escapar!¡Huir!¡Alcanzar esa luz, esa esperanza en el horizonte que, aunque titilante aún, era su única salida!
     
    #1
    Última modificación: 8 de Enero de 2017
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  2. anbel

    anbel Poeta fiel al portal

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    Me encantan tus relatos. Un abrazo y mis felicitaciones.
     
    #2
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  3. nomar

    nomar Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias por venir. Es un placer tu visita y comentario. Abrazos
     
    #3
  4. spring

    spring Sonriendo...

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    Siempre te lo he dicho Nomar, eres muy buen escritor, la narrativa se te da de maravilla, en esta crónica hilas los sucesos con esmero porque he de suponer que de quien obtuviste el relato salieron muchísimas cosas a citar para armar con resumida y a la vez detallada continuidad la historia, tienes el don de cautivar al lector ¿sabes? ayer vine a darle un ojo y no pude jajajaja le puse los dos jajaja, me ha encantado por el suspenso a ver que pasaba al final mas aun sabiendo por el encabezamiento que es una historia real.
    Sobre el contenido o interrogante mmmm...:rolleyes: pues a lo hecho pecho, la mejor salida parece ser la que menos daño haga, juzgar no vale la pena, cuando se es tan joven se piensa en frío aunque las circunstancias nos lleven a tomar decisiones, así como se metió en el lío logro salir de el ¡hay que estar en su pellejo!
    Un placer estar contigo a través de tus letras, felicidades y gracias por compartirlas. Un abrazo.
     
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  5. nomar

    nomar Poeta que considera el portal su segunda casa

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    !Ay! Si fuera por esos ojos, algunos de nosotros tuviéramos el premio Nobel de literatura. Jajaja Gracias muchachita por tus palabras. Tienes razón, es solo una pequeña parte de la historia de alguien que conozco, sin embargo, quise hacer énfasis en la inutilidad y nocividad de las guerras. Un placer tenerte por acá. Abrazotes.
     
    #5
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  6. Nancysant

    Nancysant Poeta que no puede vivir sin el portal

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    El escenario de la guerra no es nada grato para quien lo transita, transmites la lectura como si la hubieras vivido desde adentro y eso es extraordinario porque lo logras con gran emotividad. El final alcanza la paz que el corazón anhela, aunque quede la estela de un dolor imborrable. Me encantó la lectura que nos compartes querido nomar, un abrazote en este día.
     
    #6
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  7. nomar

    nomar Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias Nancita por pasar y dejarme tus siempre lindas palabras, y es un motivo de alegría saber que fue de tu agrado. Un abrazote grande.
     
    #7
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