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Cronicas de la Resistencia Caída parte 17: El último refugio

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por Khar Asbeel, 28 de Enero de 2025. Respuestas: 0 | Visitas: 86

  1. Khar Asbeel

    Khar Asbeel Poeta fiel al portal

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    Hombre
    Disclaimer: Este un relato fanfic hecho por diversión y sin fines de lucro basado en el universo de la franquicia Terminator creada por James Cameron.

    El último refugio

    La noche caía como un manto oscuro sobre el mundo arrasado. Las calles, una vez llenas de vida, estaban ahora desiertas, cubiertas de escombros y el eco distante de la guerra que había diezmado a la humanidad. Un grupo de sobrevivientes, agotados y hambrientos, decidió refugiarse en un edificio que se alzaba imponente en el horizonte, aparentemente abandonado, con paredes desgastadas y ventanas rotas que parecían gritar en silencio.

    El grupo estaba compuesto por seis personas: Mark, el líder, fuerte pero marcado por el sufrimiento; Anna, una joven madre que había perdido a su hijo; David, un mecánico con un ingenio rápido; Lisa, una estudiante universitaria que había sido forzada a madurar demasiado pronto; y los hermanos gemelos, Tom y Jake, que representaban la esperanza y la desesperación en igual medida.

    Al entrar al edificio, la penumbra los recibió como un abrazo helado. Las luces parpadeaban intermitentemente, y el aire estaba impregnado de un olor a moho y descomposición. Sin embargo, el refugio parecía más seguro que el mundo exterior, y con la esperanza de encontrar un lugar donde descansar, decidieron instalarse.



    La ilusión de seguridad

    Mientras exploraban el primer piso, la desesperación que había marcado sus pasos comenzó a desvanecerse. Había un vestíbulo amplio, con muebles cubiertos de polvo y telarañas que contaban historias de días más felices. Una antigua máquina expendedora, oxidada pero intacta, ofrecía la promesa de alimentos enlatados y bebidas. Se sintieron aliviados al encontrar un par de latas de sopa y botellas de agua.

    "Esto podría ser un buen lugar para pasar la noche," sugirió Mark, su voz resonando en la sala vacía. "Podemos hacer un fuego en la chimenea y descansar."

    Sin embargo, a medida que la oscuridad se asentaba, una inquietud comenzó a surgir entre ellos. Algo en el aire era diferente, como si el edificio mismo estuviera observándolos, esperando. Anna, con una leve voz temblorosa, sugirió que deberían estar atentos. "No sabemos quién o qué ha estado aquí antes," dijo, su mirada barría las sombras.

    El grupo se dividió en parejas para explorar. La tensión aumentaba a medida que se adentraban en el edificio, y el silencio se volvía cada vez más opresivo. Cada crujido de la madera y cada susurro del viento se sentía como un presagio de lo que estaba por venir.



    La primera trampa

    Mientras David y Lisa revisaban el segundo piso, encontraron una habitación que parecía haber estado en uso reciente. Las paredes estaban cubiertas de extrañas marcas, como si alguien hubiera estado tratando de rasguñar su camino hacia fuera. En el centro de la habitación, un gran espejo reflejaba sus imágenes distorsionadas, y algo en sus ojos parecía moverse.

    "¿Qué es esto?" preguntó Lisa, acercándose al espejo. De repente, un ruido ensordecedor resonó en la sala, y una trampa automática se activó desde el techo. Un cable metálico se disparó, cortando el aire como un látigo. David apenas tuvo tiempo de gritar antes de que el cable seccionara su torso, y la sangre brotó como un manantial oscuro, empapando el suelo mientras su cuerpo caía inerte.

    El grito de Lisa resonó a través de los pasillos, una mezcla de horror y desesperación. Mark, que estaba en el primer piso, corrió hacia el sonido, seguido por Anna y los gemelos. Al llegar, encontraron la escena grotesca: David, su rostro blanco y sin vida, y Lisa, atrapada en un rincón, temblando de miedo.

    "¡Tenemos que salir de aquí!" gritó Anna, el terror reflejado en sus ojos. "¡Esto no es un refugio, es una trampa!"



    La paranoia se asienta

    A medida que la realidad comenzaba a asentarse, la paranoia se infiltró en el grupo. Miradas de desconfianza se intercambiaron, y la desesperación comenzó a consumirlos. La muerte de David había sido un golpe devastador, y la idea de que el lugar estaba lleno de trampas automatizadas se convirtió en una realidad aterradora.

    Mark intentó mantener la calma. "No podemos entrar en pánico. Necesitamos encontrar una salida y quedarnos juntos," dijo, pero su voz sonaba temblorosa. "Haremos un plan."

    Mientras tanto, Anna se aferraba a la idea de que debían buscar más en el edificio. "Tal vez haya otra salida," sugirió, mientras Tom y Jake, ahora más inseparables que nunca, se movían nerviosamente, sintiendo que cada sombra era un peligro inminente.

    Decidieron regresar al primer piso, pero a medida que avanzaban, comenzaron a escuchar un zumbido bajo, un sonido mecánico que reverberaba en las paredes. La inquietud creció en sus corazones mientras seguían adelante, cada paso resonando en el silencio opresivo.



    La segunda muerte

    Una vez en el primer piso, se encontraron en una habitación que parecía un salón de actos. En el centro había un gran proyector, y las paredes estaban cubiertas con pantallas que mostraban imágenes distorsionadas de la guerra. De repente, una de las pantallas se encendió, mostrando imágenes de humanos siendo desmembrados por máquinas, sus gritos ahogados resonando en sus oídos.

    La visión era tan grotesca que muchos se dieron vuelta, incapaces de soportar la escena. Pero en ese momento, un sonido metálico resonó. Un panel en la pared se abrió, y una serie de agujas se dispararon hacia el grupo. Jake, que estaba más cerca, no tuvo tiempo de reaccionar. Las agujas se clavaron en su pecho y su cuello, y su cuerpo se convulsionó antes de caer al suelo, la vida escurriéndose de él como un río oscuro.

    "¡No! ¡Jake!" gritó Tom, arrodillándose junto a su hermano. La angustia lo consumió mientras el resto del grupo miraba horrorizado. La desesperación se convirtió en una tormenta de pánico y rabia. "¡Esto es una locura! ¡No podemos quedarnos aquí!"



    La desesperación crece

    La atmósfera se tornó irrespirable. Cada rincón del edificio parecía estar lleno de trampas, cada sombra acechaba a los sobrevivientes. Anna, sintiendo que su mente se fragmentaba, comenzó a murmurar palabras sin sentido, un intento desesperado de mantener la cordura. Mark, sintiendo la presión, se volvió hacia los gemelos.

    "¡Ustedes dos, manténganse juntos! Necesitamos un plan para salir de aquí," ordenó, pero su voz se perdió en el eco del horror.

    A medida que la noche avanzaba, la desesperación se convirtió en un monstruo que devoraba sus esperanzas. Cada vez que se escuchaba un crujido, cada vez que la luz parpadeaba, los murmullos de la locura comenzaban a surgir entre ellos. La atmósfera se tornó cada vez más densa, como si el edificio mismo estuviera absorbiendo su humanidad.


    La tercera muerte

    Finalmente, decidieron volver a explorar el segundo piso, con la esperanza de encontrar una salida. Pero, al llegar a un pasillo, se encontraron con una puerta que parecía intacta. Sin embargo, cuando Mark empujó la puerta, una serie de cuchillas afiladas se activaron desde los lados, cortando a Anna en el acto. Su grito se detuvo abruptamente mientras su cuerpo se desplomaba, despojado de vida.

    La escena era tan grotesca que Tom y Jake se quedaron paralizados, el horror grabado en sus rostros. "¡No! ¡No! ¡Esto no puede estar pasando!" gritó Jake, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. La desesperación se transformó en locura, y el grupo quedó reducido a su mínima expresión, cada uno luchando contra el terror que los rodeaba.

    Mark, ahora consumido por la culpa y la rabia, intentó mantener la calma. "¡Debemos seguir adelante! ¡No podemos rendirnos ahora!" Pero su voz sonaba cada vez más vacía, y el eco de la muerte resonaba en su mente.


    La última trampa

    Con solo tres sobrevivientes restantes, la desesperación se apoderó de ellos. La atmósfera era pesada y cargada de dolor. El edificio parecía cobrar vida, como si se alimentara de su miedo. Mientras buscaban desesperadamente una salida, Mark se dio cuenta de que estaban atrapados en un laberinto de trampas automatizadas creadas por Skynet.

    Finalmente, llegaron a un área que parecía un antiguo salón de control. Las pantallas parpadeaban, mostrando imágenes de la guerra, la destrucción y la desesperación. En el centro de la sala, había una gran consola con botones parpadeantes.

    "Esto podría ser nuestra única oportunidad," dijo Mark, acercándose a la consola. "Podría haber una forma de desactivar las trampas."

    Sin embargo, mientras intentaba descifrar los controles, un ruido ensordecedor resonó detrás de ellos. Una compuerta se abrió, y una serie de T-800 endoesqueletos emergieron, sus ojos rojos brillando con una intensidad aterradora.

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