1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Cronicas de la Resistencia Caída parte 22: Rastros de la naturaleza humana

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por Khar Asbeel, 11 de Febrero de 2025. Respuestas: 0 | Visitas: 53

  1. Khar Asbeel

    Khar Asbeel Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    17 de Julio de 2015
    Mensajes:
    885
    Me gusta recibidos:
    1.202
    Género:
    Hombre
    Disclaimer: Este un relato fanfic hecho por diversión y sin fines de lucro basado en el universo de la franquicia Terminator creada por James Cameron.

    Rastros de la naturaleza humana
    [​IMG]

    En el vasto silencio que siguió al Día del Juicio, el mundo había cambiado para siempre. La civilización que una vez floreció se desvaneció, dejando solo ecos de lo que había sido. La tierra, marcada por la guerra y el abandono, se convirtió en un paisaje desolado, donde la desesperación y el horror reinaban. En este nuevo orden, un grupo de supervivientes nómadas vagaba por las ruinas de la humanidad, buscando refugio entre los vestigios de un mundo que ya no existía.

    Eran un grupo pequeño, formado por quince almas; hombres, mujeres y niños que se movían con cautela a través de los restos de lo que una vez había sido un bullicioso asentamiento humano. Cada paso resonaba en el vacío, el crujido de las hojas secas y el sonido del viento eran sus únicos compañeros. Sus rostros estaban marcados por la fatiga y el miedo; los ojos, sombras de lo que alguna vez fueron, reflejaban la dura realidad de su existencia.

    Mientras se adentraban en lo que parecía ser una pequeña aldea, el aire se volvió pesado, impregnado de un hedor que les hizo detenerse en seco. Al mirar a su alrededor, se encontraron con una visión que helaría la sangre en las venas de cualquier ser humano: esqueletos dispersos por doquier, restos de lo que alguna vez fueron personas. Algunos cuerpos yacían en el suelo, desprovistos de carne, mientras que otros estaban en posturas que hablaban de una muerte violenta. Los más pequeños, cuyos huesos eran frágiles y delgados, mostraban signos de haber sido devorados; sus cráneos, quebrados y vacíos, contaban historias de rituales macabros, de un canibalismo que había devorado la última chispa de humanidad.

    Poco a poco, el horror se intensificó al descubrir más detalles. Alrededor de ellos, los esqueletos de mujeres estaban atados o clavados en cruces improvisadas. Algunos estaban sujetos a antiguos postes de electricidad, con los brazos extendidos y la cabeza caída, como si fueran mártires de un culto siniestro. La imagen era atroz y aterradora, una macabra exhibición de la brutalidad que había devastado a aquellos que alguna vez fueron sus semejantes.

    El grupo de nómadas, paralizado por el terror, se dio cuenta de que el verdadero enemigo no eran solo las máquinas de Skynet que acechaban en la distancia, sino también la locura que había llevado a algunos humanos a convertirse en Carroñeros, cazadores de su propia especie. La desesperación había transformado a los hombres en bestias, y la línea entre la cordura y la locura se había desdibujado por completo.Y lo peor, había sacado a flote su maldad interior, su deseo que hacer daño, de matar, de destruir sin más razón que el placer de hacerlo. Mientras observaban la escena, sus corazones latían desbocados, sintiendo el peso del horror sobre sus almas.

    Con el pánico apretando sus gargantas, decidieron retirarse de aquel lugar. Cada uno de ellos reflexionaba sobre la cruda realidad de su existencia. Ocultarse de las máquinas era un desafío constante, pero enfrentarse a otros humanos, a aquellos que habían sucumbido a la locura y la crueldad, era un destino mucho más aterrador. La noche caía, y el frío empezaba a calar en sus huesos, pero la imagen de los esqueletos les seguía, como un recordatorio escalofriante de que el verdadero infierno no solo era el mundo desolado que habitaban, sino también la oscuridad que residía en el corazón de sus semejantes.

    Mientras se alejaban, el viento susurraba entre las ruinas, llevando consigo los ecos de la tragedia. Los nómadas vagaban hacia lo desconocido, con la esperanza de encontrar un refugio, un lugar donde la humanidad pudiera renacer de las cenizas. Pero en el fondo de sus corazones, sabían que el camino sería largo y lleno de sombras, y que el horror nunca estaría muy lejos. En un mundo donde la desesperación y la locura se entrelazaban, la supervivencia era solo un breve destello de luz en un vasto océano de oscuridad.

    [​IMG]


     
    #1

Comparte esta página