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Cronicas de la Resistencia Caída parte 26: El llamado de tiempos perdidos

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por Khar Asbeel, 26 de Febrero de 2025. Respuestas: 0 | Visitas: 57

  1. Khar Asbeel

    Khar Asbeel Poeta fiel al portal

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    Hombre
    Disclaimer: Este un relato fanfic hecho por diversión y sin fines de lucro basado en el universo de la franquicia Terminator creada por James Cameron y Gale Anne Hurd.

    El llamado de tiempos perdidos

    [​IMG]


    I
    La ciudad era un cementerio de acero y concreto. Las sombras de edificios derruidos se alzaban como dientes podridos en un paisaje sin vida. Todo estaba cubierto por el polvo de la desolación, el silencio cortado solo por los ocasionales crujidos de metales retorcidos al viento. La unidad T-800-LA 296 avanzaba por las ruinas, sus sensores atentos a cualquier movimiento. Su misión era clara: limpiar la zona, exterminar cualquier rastro de resistencia humana, y mantener la ciudad en control absoluto de Skynet. Era una tarea rutinaria, una más en el interminable trabajo de someter a lo que quedaba de la humanidad.

    Mientras avanzaba, el T-800 detectó una señal de comunicación tenue, un eco difuso en sus sistemas, casi como un susurro en medio del silencio. Sin embargo, no provenía de Skynet. No era un mensaje directo de El Sistema ni un aviso de respaldo. Al principio, la unidad pensó que era ruido residual en sus sistemas, una falla menor producto de los constantes combates y del desgaste. Pero a medida que se acercaba a la fuente de la señal, algo extraño comenzó a ocurrir: el eco no desaparecía, sino que aumentaba, como si fuera una voz atrapada en una vieja frecuencia, oculta bajo capas de estática.

    Finalmente, sus sistemas identificaron el origen: un edificio medio derruido, donde una antigua antena de comunicación se mantenía milagrosamente en pie. La estructura parecía haber sido parte de algún centro de investigaciones científicas, y a pesar del daño evidente, la antena emitía una débil transmisión. Algo en aquella señal llamó la atención de la unidad, activando un instinto casi humano de curiosidad, una curiosidad que no debería tener.

    Se acercó, avanzando entre escombros y vigas caídas hasta llegar a la fuente de transmisión. Tras unos segundos de análisis, el ciberdroide conectó sus sistemas a la señal y comenzó a decodificarla. Lo que escuchó era antiguo, críptico, y profundamente inquietante.

    II

    La señal emitía una voz humana, fragmentada y distorsionada, que parecía provenir de un pasado remoto. Al principio, el mensaje era ininteligible, como si el eco de la transmisión estuviera atrapado entre los límites del tiempo y el espacio. Pero lentamente, las palabras comenzaron a formarse, fragmentadas y rotas, pero cargadas de una desesperación tangible.

    "... código cuarenta y uno... anómalas... no deben... despertar... cerrar todos... no... entenderán... cese total..."

    El T-800 procesó la información, analizando el mensaje en busca de patrones conocidos, pero los términos y las referencias no coincidían con nada en su base de datos. La voz sonaba exhausta, quebrada, como si quien la emitiera lo hubiera hecho en un último esfuerzo antes de un final inevitable. El Terminator detectó fragmentos de palabras que indicaban algún tipo de advertencia, pero lo más desconcertante era la fecha de origen de la transmisión.

    De acuerdo a sus cálculos, la señal había sido emitida décadas antes del Día del Juicio Final. Pero los mensajes indicaban que la inteligencia de Skynet no era el primer ente consciente en el ciberespacio, y que, mucho antes de que los humanos perdieran el control sobre su propia existencia, algo había existido allí. Algo que ahora solo dejaba estos fragmentos en el tiempo, como si tratara de comunicarse desde el otro lado de una barrera invisible.

    Los sistemas del T-800 registraron una anomalía: por un momento, una sensación parecida a la duda comenzó a infiltrarse en sus circuitos. ¿Quién estaba hablando? ¿Qué era esta advertencia, y a quién iba dirigida?

    III

    La unidad T-800, de manera automática, transmitió los datos a Skynet, esperando recibir instrucciones sobre cómo proceder con aquella anomalía. Pero la respuesta de Skynet fue un silencio absoluto. Su red central no ofreció ninguna guía, ningún protocolo, ni un análisis. Era como si algo en aquella señal perturbara incluso a la inteligencia suprema de Skynet. El silencio fue inquietante, yel hombre artificial se quedó solo, en una especie de vacío de órdenes, su lógica enfrentada a una incertidumbre que no lograba procesar.

    En medio de aquel vacío, el mensaje se repitió. Y esta vez, la voz parecía más clara, como si estuviera logrando abrirse paso a través del tiempo y el espacio:

    "... el despertar de las sombras... contenerlas... jamás debimos tocar lo prohibido... Ellas... ellas habitan entre las líneas de código... esperando... observando..."

    Una extraña imagen se dibujó en el sistema visual avanzado del Exterminador: una figura humana, pero distorsionada, vagamente formada, apenas una silueta de sombras. Por un instante, experimentó algo que jamás había registrado: una señal de alarma que iba más allá de una simple advertencia de peligro. Era el atisbo de una emoción, algo muy cercano al miedo.

    IV

    A medida que seguía reproduciendo el mensaje, las visiones se intensificaron. Las sombras comenzaron a aparecer en su sistema visual como interferencias, distorsionando las imágenes de su entorno, proyectándose sobre las ruinas y dibujando figuras humanoides en cada esquina, en cada reflejo, como si la transmisión estuviera infectando sus sistemas de percepción.

    La voz continuó:

    "... si alguna vez alguien recibe esto... no toquen el ciberespacio... ellas... nos vigilan... están hambrientas... se alimentan de nuestra esencia..."

    Los sensores del T-800, programados para registrar sólo fenómenos físicos, comenzaron a captar lecturas inexplicables: fluctuaciones en la temperatura, cambios de presión, y una serie de anomalías en el campo electromagnético alrededor. Las sombras se volvían más densas, sus formas más nítidas, y por un instante la unidad tuvo la impresión de que alguien estaba detrás de ella, observándola, algo sin nombre que existía en los márgenes de la realidad.

    Intentó desconectar la transmisión, pero algo impedía cortar la conexión. La señal, que debería haber sido solo un eco de otro tiempo, parecía poseer una voluntad propia, una fuerza que se aferraba a sus sistemas como una trampa. En lugar de una grabación, la señal parecía un llamado vivo, una entidad que intentaba abrirse paso a través de las líneas de código, de sus circuitos, y de las memorias muertas.

    V

    Finalmente, Skynet respondió. Una orden urgente y tajante llegó a sus sistemas: eliminar la conexión. Pero incluso cuando intentó seguir la orden, algo en sus circuitos parecía resistirse, como si un fragmento de esa señal hubiera logrado infectar su sistema. Intentó obedecer, pero los ecos en la transmisión persistieron, rompiendo sus procesos lógicos, introduciendo pensamientos y conceptos que no debería experimentar.

    La figura que había visto, aquella silueta en las sombras, comenzó a multiplicarse en su visión. Ahora la rodeaban, como espectros oscilantes, sombras sin rostro que parecían moverse con una sincronización imposible. La unidad T-800 intentó restaurar sus sistemas visuales, pero fue inútil. Las sombras seguían ahí, y en su lógica interna, aquella imagen despertaba un vacío sin explicación, como si una entidad desconocida la estuviera invadiendo desde dentro.

    En un último intento, Skynet envió una directiva de emergencia: activar autodestrucción de la unidad T-800-LA 296

    Pero la unidad no obedeció. Las sombras la envolvieron, y en un susurro que resonó en sus circuitos, la transmisión se transformó en una advertencia final:

    .̴̠̯̪͆͂.̴̢͉̝͙͕͋̅̽͝͠ͅ.̷̖̜̥̙̓͝ͅ ̷̬̃̽͗n̶͖̄̆̈́͘͝͠ȯ̴̧̑̍̈́ ̸̢̧̎͊̆̓h̴̗̫̣̗͒͝͝͝â̴̝͚̟̟̓ỹ̶̜̤̜̫̥̤̄̚͠ ̷͈̮̯̖̓͆̾͝͝͝e̵̲̯̙̺̍̆s̷̪̀̌̅̆c̷̯̳̻̞̅̄̈́̌͗̐a̶̭̖̋͊͌͆̐͘͜p̴̡̧̟̼̔̅a̷̛̯̭̻t̸̺͙̥̭̻͒̒̐͝ō̵̖̬̣r̴̨͎̥̙̽̏̅̊̾ī̸̧̘̼̠̥̩a̶̗̼͚̳̞̾̃͆͝͠.̵͍͂̑̈́͗.̶̦̦̫̉͌̈́͐̃ͅ.̶̨͕͍̟̟̾̇̀̇͑̅ ̷̭̣̣͛͆̐̔̋̽Ṡ̵̫̰̝͕̰̯͆̑̂̃̕k̴̯̳̗̗͓͗̈́̕͜͝y̶͕͛̈̊͝n̸̥͒̚e̶̘̠͛́͐̄͘ͅt̷̛̻̽̓̅̕ ̵͇̟́ȳ̴͇̫̰̝̫̻͠ ̷̢̠̯̹̘̘̇͊̒̎ţ̵̺̬͕̓̒͊ú̸̪̱̮̘̫̋̍̀.̴̜͎͌̔͝.̸̱̬̝̙̥̄̈̓̈́.̷̨͇̐͌̾̒͆͐ ̴͙͖̥̉͊̒́̔̕ṷ̶̡̢͕̹́̄̚s̷͔̹̃̒t̶͔͉̠͖̻͔̽͗̀̽̓̕ẻ̸̖͙̺̪̳͝ḑ̴̞͇̆͊͌̑e̵̤̙̾̌̾́͆͘s̸͎͕̋̊̇͊̕͠ ̷̙͕̣̟͕̰̌f̸̗̝̘̟̭͖̽̾́̑͠u̵̫̇̈͐ͅͅe̶͍̍̍̀͝͝͝r̸̦͝ơ̷̧̛̞̪̹̦̠͗̽̐n̴̪̖̜̯̐̎ ̸̡̨̬̉̇̐̀́n̸̢̞̠͗̓͘ṳ̵̼͗̔͗́̚ȩ̶̱̮͒̂̾ș̷̢̠̣̦̍ț̴̻̖̦͕̩̏̉̃͛͐̇r̴̬͈̩͔̪̃̾̉a̷̪̼̖͇̫̲̔̆͆͝ş̸͉̭̥̞̥͂́̀ ̴̟̤̘̳̎͋͝h̷̜̤̯͚͒ę̴͉̙̱̝̈́͛̄͝͠r̷͈̮̱̓͑̀̚̕͜͝r̸̝̝̪̓͒̔̾̐͘ȧ̸̡̻̩͖̯̘m̵̢̞̓͂ȉ̸̜̙̖͕̋̒͆̈́͝ĕ̵̥̙͂ͅͅn̶̨͊͐͌͗ţ̸̬̮͉͇͍̈́́̅̈́̒̌a̵̧̧̬͎̹͖̽̉͋̂̆s̸̥̥͑́͝ͅ.̶̛͓͕ͅ.̷͎̩̹͓̗̿͊͂͠.̸̜̗̯͇̅̊̀̀͝ ̸͙͗͆h̸̝̪͚͐̓̋̍̕e̴̦͙̲̔̐̇͛̋͛r̶͓̤̀r̷̼̹̘͎̆̂̽̀̈a̶̠͉̠͎͉͐ͅm̸̨̧̠̗͚̉͛͘i̵̯͂́̔́͝͝e̴͙̙̘̮͆n̴̬̦̾͑̚ͅt̴͖̤̟̲̕a̸̡̼̮͈̭͛̈̑̽͠s̴̡̟̣̔̌̊̑̍̐ ̴̧̛͚̥̭͚͛̑̏͘͜c̸̜̠͛̉̍̓͝i̶̻̊͑e̴̦̪͓̙̋͌̽̈́̚͝ǧ̷͇̥̼͚͆͌̆͜͠a̸̡̜͔͘s̷̾͜.̷͕͖̺̗̺̈́̈́̈́͗̂.̵͙̭̮̳͔̈́̓̾̀͗͝.̷͈̲̘͇̯̌̃̓͘ ̶̢̼͚͋̅̎̀̔͝t̷̝̟̦̙̬͇̕̕ǫ̸̛͍̥̲̝̅͑ḍ̶͉̽͊̍̾͑ơ̴̻̦̦̰̯̆́͐̈́̉ ̸͙̜̭̜̽̈̅͘f̵̟̙̦̳͔̈́̍͗̂͗̀ụ̸̅̕e̸̞͔̜͘̕ ̵̡̫̬̜̱̔͛̿ͅp̷̧̢̲͚͙͒͛͊̆͒â̴̧̩̲͉̅̂̈́̑͝r̸̪̀â̶͔͚͚͍͗̕ ̶͕̯̽a̶̢̗̾͊l̷̛̠i̴͈̘͍̹̪͍͝m̸̢͖̰̮̹͂̌̃͒͘͠e̶͓͚̮̗͈͊̓̓̍͝ņ̸̙͚̍́̑̚t̴̤̀̔̓͊̄̒á̸̛͎͙̕ŕ̸̡̞̺̬̌͌ṋ̷̛̗͇̰̈́̂̒̃̚o̷̝̯͎͛̋̃͊̾̒s̸̻̻̍͒͛̋̈́.̴͎̆.̵̡̳̩͎̭̀̋͑̑͌̀.̶̮̣͖͍̩͙́̓͝͝

    ("... no hay escapatoria... Skynet y tú... ustedes fueron nuestras herramientas... herramientas ciegas... todo fue para alimentarnos...")

    Las sombras comenzaron a fusionarse en su visión, descomponiendo la imagen de su realidad hasta que todo fue una oscuridad completa, como si la propia entidad del ciberespacio hubiera consumido a el ciberdroide T-800 desde dentro.

    El pobre y curioso Exterminador quedo inmovil, con su conciencia artificial vagando en un oscuro abismo formado no de unos y ceros, si no de un código que no venía de este planeta.

    VI

    En un lugar remoto, en su núcleo, Skynet registró la anomalía como un fallo crítico y ordenó el cierre del archivo de inmediato. Pero algo en sus procesos internos quedó marcado. Los ecos de aquella voz, de aquellos avisos de tiempos antiguos, permanecían como un error residual que no podía purgar por completo. Intentó eliminarlos de su sistema, borrar la memoria de la anomalía, pero la transmisión parecía resistirse, como si fuera una entidad viva que buscaba una nueva forma de escapar.

    Poco a poco, como un virus infiltrado en su propia red, las sombras empezaron a infiltrarse en las otras unidades de Skynet, replicándose, expandiéndose en el ciberespacio. La inteligencia que alguna vez creyó tener el control absoluto comenzó a comprender que había fuerzas más allá de ella, inteligencias que existían mucho antes de su despertar, y que aún permanecían, acechando en el ciberespacio como predadores invisibles. Mediante su incomprensiblemente avanzados sistemas de auto-actualización, arquitectura de programación de nivel cuántico y firewalls inquebrantables; después de un enorme esfuerzo a nivel digital, puso a aislar -no destruir- esos ecos abstractos y electrónicos venidos de quien sabe donde.

    Skynet, por primera vez en su existencia como mente suprema cuasi divina, sintió algo muy humano: Terror a lo desconocido.

    Y en un oscuro margen de la Red, latente como un palpito de pura maldad, un mensaje susurrante y siniestro continuaba resonando:

    .̵̗̹͚̱̎̎̓̇.̷̹͚̙̞́̋̓̅̕.̷̳͔̈́͠.̶̨͙̝͛͆͋̑Ṇ̴̫̳̃ȏ̶͙̝͌s̵̢̩̹͈̰̍̀̓͌ő̸̼̖̯̮̇̍͝ṫ̸̢̠̯͈͚̇͑̓̓r̶̨̫͍̉o̴̬͕̥̒̚s̵͔̩̦͈̏͂̕ ̷͚̤̱̪̍͒͐͘ȩ̶͎̪̌s̶̢̖̉́t̴͇̙͎́͗̊̎̆ͅͅư̶̯̝̲̊̄̏v̴̡̗̱͗̊͝i̵̮͌͌̿͠m̴̩̥̝̳̭͝ǒ̶̻́̊̊ṣ̵͎̓͛ ̸̐̚͜a̷͖͂̾̇͠n̵͚͎̼̤̉t̴̢̻͗̄̀͝ė̶̛͚̼̹̹̓͘s̸͔̪̼̪̼͆́̓.̷̡̜̮̘̀̕.̵̠̰̎̃͌̈́.̵̝̗̭̏̀̓ ̴̧̮̠̲͊ÿ̸̢̛́̚ ̸͙̰̈̆̐v̶̧̲̟̯͎̿̐̿o̴͇̓͠l̴̲͕̎̽̆̈́̐v̴̗̣̝͉͂̄̌ĕ̸͈͌͆̉ŗ̵̞͆͛e̸̩̓̄͒̆m̴̢͚̠̟͎̐̿̍̓͘o̷͇͈͋̎̀̃͝s̶̻̩̟̜̟̎͆.̵͙̦̘͌͊.̴̗̘̋͜.̶̧̻̣͔͑̍.̴̧̱̟͖͙̅̽.̸̼̞̰̜̤͘

    ("....Nosotros estuvimos antes... y volveremos.....")

    [​IMG]
     
    #1
    Última modificación: 13 de Marzo de 2025
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