Crónicas de un asesino suicida

... El día por fin llego. Después de conocer, inclusive de llegar a ser la víctima, era hora de actuar; eran alrededor de las diez de la noche, ella acostumbraba, después de su trabajo, abordar un coche; yo la seguí, como un felino sigue por varios minutos a su presa, hasta que decidí atacar.

Descendió del auto en el que iba, la calle en la que bajó estaba aún iluminada, aún pasaba gente, el descaro se apoderó de mi persona; la tomé por la espalda, tapando su boca por obvias razones... Le susurre al oído que abriera la puerta de su casa, lo hizo; una vez dentro saque la pequeña escuadra nueve milímetros amiga mía de más de mil batallas. Ella estaba aterrorizada, fui rápido, certero, no dio tiempo de nada pues de la mismísima nada, mi amiga vómito plomo directamente en la frente de aquella mujer; un color carmín brotó, cual fuente de un palacio elegante, del orificio perfectamente realizado por la bala, embelleciendo el atroz acto. Al momento no pensé nada... Vacié casi por completo el cargador del arma en contra de ese hermoso cuerpo... Abdomen, cabeza, pecho, piernas... todo quedó cubierta de rojo. Creo que los vecinos llamaron a la policía pues escuche que las sirenas, a lo lejos, lloraban, cual infante quien pierde a su madre, ¿ambulancias?, ¿los oficiales? me dio igual, me senté en un viejo sofá, saque algo de hierba y me serví un trago de "Maker's Mark" así, de una manera sofisticada, espere la entrada voraz, por aquella puerta, de la justicia. al entrar, los oficiales, apuntándome, gritaron las típicas y monótonas palabras:
-¡Arroja el arma y tírate al piso, rápido!-
Sonreí. Pues de una manera inteligente guarde un último tiro, mi amiga beso mi sien, parte de mi pensar salió como estrella fugaz de mi cráneo, me desvanecí al momento, morí...
Esto que les cuento, es parte de sus pesadillas, quizá leíste mi historia en algún lado, tómalo como un arrepentimiento post-mortem. no se como ver la acción que realicé; si como un acto de valentía, pues no cualquiera tiene la sangre fría para matar a una persona y peor aún, de contarlo; o ver dicha acción, como una canallada y, con respecto a la chica que mate... Bueno, ella es otra historia.