Cuando el sol se esconde (eterna dedicatoria)

Cuando el sol se esconde sé que es el minuto, el momento preciso en que cada día te pierdo. Y me imagino el sol recortando las figuras que se reflejan en la pared del antejardín de tu casa, la luz única formando las figuras, armando la vida, tu apareciendo súbitamente, de casualidad en mis días, construyendo el amor que nace improvisado, pero que se queda siempre… y sé que la luz del sol no ilumina igual en otro lugar, que no tiene la misma intensidad armónica que allí se le imprime, que nada sucede dos veces de la misma manera, pero sin embargo, la vida te ofrece oportunidades que hay que arriesgarse a tomarlas, tu otra vez, tu siempre, y se me repite tu nombre, incansable, imborrablemente…
Algo que siempre te acerca a mí entenderás, siempre… y no sé si llamarlo destino o casualidad, no sé porque a veces tenemos la afanosa necesidad de todo catalogarlo, como si en eso residiera su valor más importante…
Puede ser que a veces me sienta perdida cuando miro todas las luces de la ciudad esparcidas a lo lejos en un cielo aún sin amanecer, y puede que siempre me pregunte inquieta en cual punto vives tu, necesitándote para siempre, como un delirio de un sueño que se repite eternamente, una poderosa obsesión que impregna mis días y noches, llenando los pensamientos que van y vienen hacia ti, siempre relacionándote, nunca dejando de preguntarme porque, meditando inútilmente en preguntas que no tienen respuestas…
Aún viajo por esas calles y quiero revivir momentos lejanos, quiero seguir buscando huellas, indicios, siempre el deseo es volver y decir siempre, con la esperanza a cuestas aunque a veces se me pierda…