Cuando estalla el palacio de cristal

Y otra vez miro hacia el horizonte. Más allá de esa nube de algodón que me sostenía hasta hace un tiempo y que me protegía del cortante cristal del viento. Dónde la densa niebla que me rodeaba me evitaba el tener que contemplar la realidad cara a cara, el sufrir por cada minuto de crueldad proveniente de la mente malvada del ser humano, el corromper mi alma viendo la suciedad que hay sobre el asfalto a causa de los indecentes y asquerosos pies que lo pisaban. Más allá de aquella montaña de caramelo que ocultaba el olor y el aspecto de la montaña de mierda que se alzaba dos millas más adelante. Más allá del lucero que me acunaba cuando los malos sueños se apoderaban de mí y que me consolaba asegurándome que todo estaba bien y nunca nadie me haría daño. Más allá del informe mar cristalino que me separaba de la verdad, que me intentaba retener en la orilla de la fantasía, donde todas las flores florecen, donde el tiempo no existe, ni las penas, y lo más parecido a las lágrimas eran las gotas del rocío sobre la hierba. Ese mar que me purificaba a cada instante haciéndome olvidar que existía el mundo más allá y que no era tan hermoso como se podía intuir desde lejos. Más allá incluso que aquel árbol milenario que dejó de contar las horas que distaba de la muerte, pues jamás se dignaba a acercarse a él. Él era inmortal, poderoso, nada malo le podía pasar.
Pero mucho, mucho más allá se puede contemplar la realidad, donde pisar sobre el asfalto puede dañarte, donde el olor es pestilente, donde la muerte acecha a cada paso. Allí donde las flores nacen y también se marchitan y los árboles se talan antes de empezar siquiera a vivir. Donde los mares están podridos y los seres desaparecen, donde la mierda se desborda de las alcantarillas y se destroza la naturaleza. Allí, donde el dolor inunda cualquier corazón de aquellos que, nunca satisfechos de lo que son, se autocompadecen y se marchitan como cualquier flor. Allí donde amar significa sufrir, sacrificar. Donde la necesidad se convierte en generosidad y los caprichos en egoísmo. Donde el ser humano es un ególatra incapaz de comprender que hay más seres en este mundo y que es más importante amar y ser amado que sentirse superior en cualquier sentido. Que las normas impuestas no son más que vanos fantasmas para “mejorar” la sociedad. Donde se debe aprender que la justicia no está siempre de tu lado y que todo y todos tienen precio. Que el placer inmediato se vende en forma de puta y la satisfacción de un trabajo bien hecho ha dejado de estar de moda. Que lo queremos todo aquí y ahora. Que la vida no es un cuento de hadas, ni yo una princesa.

Por Aryaa​

 

Muy sentida tu prosa ,pero, asi es la vida nada como se cuenta en los uentos de hadas.Un abrazo

Te invito a PARTICIPAR EN EL CONCURSO DE MUNDOPROSA, remitiéndome por mensaje privado una prosa nueva e inédita..TE DEJO LAS BASES.GRACIAS
http://www.mundopoesia.com/foros/mun...ml#post2936906

 

pufff, cuantas veces me habre gritado lo mismo que en tu escrito, con las mismas respuestas a las no mismas preguntas, viendo todo caer como una castillo de naipes y quedarme mirando con cara de bobo... mientras por la ventana el horizonte se vuelve un pañuelo, para secar quien sabe que!...
en fin, grato leerte, saludos