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cuando las tortugas soportaban la tierra.

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por Melquiades San Juan, 31 de Marzo de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 884

  1. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Hombre
    Cuando el mundo era sostenido por cuatro tortugas gigantescas y había una cascada espantosa más allá del horizonte...

    Sí, ese mundo existió alguna vez, sí en la mente de los hombres de aquel tiempo, pero, todo lo que existe en la mente de los hombres, acaso no es "cierto". Esto se parece a la época aquella en que, la realidad, era la vida que la gente vivía en su lugar de origen. Cuando el hombre empezó a emigrar se confrontó con otras formas de vida, la confrontación le llevó al asombro y entonces llamó a lo que veía: irreal. Cuando nos conocieron a nosotros,el término irreal ya estaba gastado. Tantas cosas habían visto ya, inspirados en las historias de Marcopolo y otros mitómanos que escribieron y describieron mundos fantásticos desde la habitación de sus casas en cualquier lugar de Europa, que cuando nos miraron, el vulgo, el lumpen casi acéfalo no supo explicar lo que veía. Lo observo el letrado, él hizo la crónica, la recopilación de lo que quedaba no le permitió tiempo a la reflexión. Surreal llamaron a este mundo y su circunstancia. Lo llamaron así cuando la mezcla les permitió elementos de comunicación para comprender una irrealidad con visos, huellas de realidad. La mejor forma de llamarla: surrealismo.

    Pero hubo un tiempo, cuando las inspiraciones viajeras no se conocían aún, cuando un individuo nacía y crecía en sus misma villa, ejerciendo el mismo oficio que habían ejercido sus ancestros por generaciones: zapatero, sastre, panadero, leñador, herrero, etc.etc. y una sola clase dueña de sus vidas y de todo territorio. Ese tiempo en que la gente creía que el mundo era soportado sobre la caparazón de cuatro tortugas gigantes que navegaban sobre un mar que terminaba en una enorme cascada.

    Había temor, claro, se temía que un día una de las tortugas cambiara su derrotero. De repente sucedía eso, cuando una de esas tortugas perdía el ritmo o se separaba un poco de las demás, sobrevenían los temblores, los terremotos; aparecían también las erupciones volcánicas. Algo sucedía allá abajo que dejaba salir el calor y era porque una de las tortugas se había inquietado. ¡Ah! Otra cosa, la razón por la cual las tortugas se mantenían juntas era porque en las entrañas de la tierra estaban los infiernos, y las tortugas necesitaban de su calor para no morir de frío como morían las otras tortugas. Por eso no se separaban nunca, por eso no dejaba siempre su lugar privilegiado para que lo ocupara otra.

    Bueno, había otro problema, otro riesgo, si las tortugas nadaban rumbo al horizonte, podían caer en la cascada que ahí había, y con ellas el mundo. Hombres muy sabios había en aquellos tiempos, como los hay ahora. La gente del pueblo no hacía muchas preguntas, igual que la de ahora, pero sí había un tipo de gente que de repente les preguntaba.
    -Oye, y como es que el sol siempre aparece y desaparece por el mismo derrotero" Eso cómo funciona. Para nada se pensaba que la tierra fuera redonda en esos tiempos. Se pensaba que el Sol era una cosa obediente, lo poco que había quedado del paraíso terrenal. Y la Luna, otro tanto, las dos lumbreras.
    Ya saben que siempre hay sujetos que le buscan y le buscan a todas las cosas, unos por su naturaleza curiosa; otros para llamar la atención; los charlatanes pues.

    Había gente que decía que las Tortugas miraban en la oscuridad de la noche una ruta, la de los soles, seguían por ahí y se encontraban muchos soles, de tal manera que cada día aparecía un nuevo sol y quedaba atrás. Era fácil de proponer eso porque el sol es imposible de apreciar como para decir tiene una mancha en el trasero, en la teta... no, no se le ve el cutis.

    -¡Ah! ¿y, la luna? ¿Por qué es siempre la misma?
    Maldita obsesión humana de pretender tener siempre todas las respuestas.

    El libro de la luna, un meticuloso tratado apócrifo de principios del medievo viene en nuestra ayuda para comprender por qué la luna siempre aparece y es la misma.
    Bueno pues porque las tortugas, todo mundo lo sabe- son lentas, son lo más lento que existe en las aguas.
    Y la luna, obedeciendo un mandato supremo, las puede seguir, a veces se atrasa un poco, pero luego, durante el día viene un ángel y la empuja para que al quedar atrás el sol, alumbre nuestro sueño. Luego se queda tan atrás que pasan días y no aparece. Otros recurrieron a su cualidad femenina: cuando está en esos días no sale, se queda dormida.

    Los curiosos siempre están insatisfechos con las respuestas, y los mitómanos los adoran, porque gracias a ellos sus habilidades charlataneriles tienen sentido.

    -¡Oye! ¿Porque el sol siempre se hunde en la cascada que está al final del mar?
    -Sencillo, ha dejado de ser útil, ya no sirve para nada, más allá de nosotros no existe nada. Por eso, cuando el día ha pasado, el sol se va opacando como la leña o el carbón y cae en el abismo desconocido que es la nada.

    ¡Ay! ¡que delicia! Aprovechar los días de la semana santa para intentar imaginar como pudieron haber pensado los humanos de esos tiempos. Igual que nosotros, inventando.

    A ver si por la tarde hay tiempo de escribir unas aventuras, pensando en la preocupación humana por una posible muerte de una tortuga, si otra no ocupa su sitio, todo el mundo podría hundirse en el mar.

    Imagino una expedición de marineros héroes, sacrificando sus vidas para llevar a algún médico sabio a verificar el estado de salud de las tortugas. Yo pienso que serían cuatro expediciones, una para cada tortuga. ¡Qué arriesgado! ¿no? Bueno, pero el hombre siempre ha soñado ser salvador de la humanidad, y también le ha gustado escribir tantas epopeyas para hacer del hombre un semidiós.
     
    #1
    Última modificación: 31 de Marzo de 2013

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