Cuando...

Cuando...

Cuando enllague la tarde despacio
y se incendie el silencio deprisa,
cuando luzcas tu vista topacio
con el tono bemol de tu risa.

Cuando tengas nomás todo un mundo
atrapado en tu frente de sueños,
y allí sea habitante errabundo
consumiendo mis fieles empeños...

Cuando beban las luces tus chispas,
cuando entienda el misterio que amainas,
cuando notes que nunca me encrispas
y que en paz a las armas envainas.

Cuando enero se torne diciembre
por tu encanto que al tiempo acelera,
y las flores del sur en septiembre
te designen su ideal consejera.

Cuando labre millares de versos
dedicados a tu alta valía
y descubras los giros diversos
que genera tu alada armonía.

Cuando ya no pregunte por cuándo
has de ver que en mí tu aire se enselva,
y pasemos a dúo entonando
la romanza que a Dios nos devuelva...


Ariel Carrizo Pacheco
​

 

¡Muchas gracias, Nommo, por esta espontánea y simpática recreación! ¡Un abrazo!

 

Gracias a Ti, estimada Malena, por este mensaje poblado de generosa esencia y delicada sensibilidad. ¡Un cálido abrazo vencedor de distancias, y hasta las próximas letras que nos predestinen!:

Ariel

 

¡Muchas gracias, querido Paco! Es un placer contar con tu cálido comentario acaompañando estas modestas líneas. ¡Un gran abrazo entre alegrías y buenos recuerdos!