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Cuento de la lúna pálida de agosto (la sirena de ébano)

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por jmacgar, 18 de Julio de 2012. Respuestas: 0 | Visitas: 769

  1. jmacgar

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    Cuento de la luna pálida

    (la sirena de ébano)



    Cuando la conoció le dijo que había venido de la república de Ghana a estudiar cinematografía. El cine era su afición y su vocación. Le asombró la cantidad de cosas que sabía de directores, actores , guionistas, bandas sonoras. "¿Cómo es posible que sepas tanto de cine?", le preguntaba. Ella le respondía : "Cuando a uno le gusta algo, busca la manera de aprender".

    Era una espléndida mujer. "¡Eres el prototipo de belleza africana!", le había dicho alguna vez. Ella reía y le decía desenfadadamente : "Hablas como un europeo ignorante; hay muchos tipos de belleza africana.

    Aquel fin de semana del caluroso agosto habían decidido irse de acampada. El conocía una solitaria cala de arena negra que le dijo que debía conocer y ella accedió. Durante el día habían compartido la playa con algunas personas más que conocían el apartado lugar pero que, según fue cayendo la tarde, se marcharon poco a poco hasta que quedaron completamente solos. Anocheció y el fuego de la hoguera alumbraba la arena en la oscuridad de la noche. En el cielo los finos cirros dejaban asomar levemente las estrellas y el mar oscuro extendía la espuma por la orilla. Se habían estado bañando desnudos entre las suaves olas y ahora, sentados frente al mar, junto al fuego, charlaban sin cesar.¡Que corto se hace el tiempo en buena compañía! Hacia la media noche la claridad de la luna, oculta aún tras el montículo, comenzó a invadir el cielo y el mar fue perdiendo su color oscuro.

    Pronto asomó tras la montaña y su reflejo en el agua se hizo más patente. Su brillo no era excesivo pues el filtro de los cirros le daba una especial palidez.

    - ¡Mira, es la luna pálida, la luna pálida de agosto; podríamos contar cuentos!- , le dijo él haciendo un guiño a su común afición al cine al citar el título de la obra maestra de Mizoguchi ; Ella alzó la vista para mirar la luna y luego volvió sus ojos hacia él ; el fuego de la hoguera los hacía brillar de una forma especial y, al contestarle, el tono de su voz parecía otro :

    -Déjate de maestros del cine japonés. Cuentos no; Haremos otra cosa : tu tocarás y yo bailaré"
    Le extrañó la respuesta ¿Cómo iba a tocar? No tenía ningún instrumento para ello. Antes de que pudiera replicarle ya se había levantado y había ido a buscar una especie de pequeño cajón abandonado más allá, lo trajo junto a él y dijo con el mismo misterioso tono de voz : "Tócalo como si fuese un tambor africano; yo bailaré para ti .

    Sus palabras fueron como una inspiración; instintivamente se puso a dar con las palmas de la mano sobre el cajón de forma acompasada, lenta al principio pero cogiendo un ritmo que le sorprendía a sí mismo.
    Ella se levantó y comenzó a mover su cuerpo desnudo, mientras su cintura se cimbreaba y movía los brazos en ondulaciones magnéticas, girando sobre sí misma y a la vez moviéndose al rededor de las llamas que parecían querer imitar sus movimientos ¿o era ella la que imitaba al fuego? Sin dejar de hacer sonar la caja con aquel sonido rítmico y hueco, la miraba embelesado porque el espectáculo era magnífico; Poco a poco otro sonido se fue introduciendo en la solitaria noche de verano : era una melodía susurrante, extraña y hermosa; le costó relacionar esa armonía con ella pero sí, sí que lo era : estaba canturreando alguna extraña canción desconocida que encajaba perfectamente con el ritmo de los toques en el improvisado tambor . Hubiera querido detener esos instantes porque era consciente de que hay momentos tan hermosos que son irrepetibles y donde habría que quedarse para siempre y éste realmente era una de ellos : la conjunción de la brisa fresca del mar sobre sus pieles desnudas en aquella cálida noche del estío, el brillo pálido de la luna que, tras los cirros, teñía el cielo de blanco y le daba al mar un color gris perla, las suaves olas que rompían en la arena haciendo dibujos de espuma, y ante él aquella imponente mujer de ébano danzando iluminada por las llamas mientras cantaba una canción, probablemente tribal, al ritmo que le marcaban sus compases, todos esos elementos juntos hacían de aquellos instantes algo único. Sí, hubiese querido parar el tiempo y quedarse allí para siempre. Comprendía ahora perfectamente el mito de Ulises y las sirenas porque algo así le sucedía. Tenía el presentimiento de que el encantamiento de aquellos instantes le iba a marcar para toda la vida.

    Poco a poco su baile se fue haciendo mas intenso hasta que terminó frenéticamente girando sin cesar cada vez más rápido hasta caer sobre la arena boca arriba. Se acercó a ella, le acarició la sudorosa frente y, tumbándose a su lado, la dejó recuperarse de su respiración jadeante. Cuando la vio mas relajada, con los ojos cerrados, intentó besarla pero ella se incorporó felinamente; él hizo lo mismo y, tomándola de la cintura , volvió a intentar atraerla hacia sí pero ella volvió a separarle suavemente poniendo las dos manos sobre su pecho y haciéndole retroceder; mientras le miraba fijamente comenzó a andar de espaldas dirigiendo sus pasos al mar al tiempo que le iba diciendo que no con la cabeza hasta que sus pies fueron salpicados por la espuma; entonces le dio la espalda y continuó andando mar adentro.

    El la miraba desde la hoguera pensando que querría bañarse tras tan agitada danza. Desde allí le gritó ¡Espera, voy contigo! Ella lanzó desde la orilla un [B]¡No[/B]! rotundo con una voz aguda que no le pareció la suya.

    [SIZE=3]Ese " [B]¡No!"[/B] le paralizó ; sin moverse vio como ella avanzaba, como el agua la iba cubriendo cada vez más ; fue entonces cuando empezó a preocuparse porque su actitud no era la de lanzarse a nadar, sino que andaba hasta que el agua le cubrió los hombros; Echó la cabeza hacia atrás como para mojarse el pelo y su cara fue iluminada por la pálida luna que estaba entonces en el cenit; mantuvo la cabeza en esa posición y continuó andando mar adentro mientras el agua le cubría el rostro por completo . [/SIZE][FONT=Palatino Linotype][SIZE=3]Un presentimiento macabro le nubló la mente y salió corriendo hacia el agua llamándola, se zambulló y nadó hacia donde estaba, pero no la vio, se sumergió buscándola bajo el agua, salía a la superficie a tomar aire y volvía a sumergirse y así una y otra y otra vez inútilmente hasta que, exhausto y casi desfallecido, fue arrastrado por las olas a la orilla .

    [/SIZE][/FONT]
    [COLOR=navy][FONT=Palatino Linotype][SIZE=3]Cuando al día siguiente lo rescataron de la playa estaba, con la mirada perdida, dándole acompasados golpes a una caja y susurrando una extraña melodía. Tuvieron que llevárselo a la fuerza. No quería irse de allí. El cuerpo de ella nunca fue encontrado. . [/SIZE][/FONT][/COLOR][FONT=Palatino Linotype][/font]
     
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    Última modificación: 18 de Julio de 2012

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