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Cuento del Punzón Manchado Verdemar

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por Gaspar Nuñez, 20 de Marzo de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 698

  1. Gaspar Nuñez

    Gaspar Nuñez Poeta recién llegado

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    [h=1]Cuento del Punzón Manchado Verdemar[/h] 20 de Enero del 2013


    Nos dirigimos a la casa de los administradores de escapes y vuelos. Al asomar nuestras cabezas a esa pequeña abertura:

    - Un ojo por pera, de la cara- una voz pronuncia.
    - Como no. Seis Papelitos para Catamarca, por favor- le respondió la Dorado.
    - Un ojo por pera, de la cara- repitió la voz.

    Y así nos marchamos satisfechos, sonriendo tuertos y con nuestros papelitos en mano.
    A los 3 días resucitamos, como estaba previsto.

    Quienes habíamos alquilado esas alas éramos seis; dos parejas, ese corazón blanco de gases inertes y yo, no más que tierra erguida (como ya menciones en paginas anteriores de mis memorias).

    En ese tercer día estaba todo listo, nuestras cantimploras vacías, esperando con apetito el morapio, nuestros hígados saneados, nuestras ganas rebalsando y nuestros pechos inflados de libertad (mentirosa). En nuestro equipaje cargábamos todo esto y también la adolescencia, que se coló intrusa, y nos abrazaba los ojos sin que supiéramos, por su puesto.

    Zarpamos por la mañana, a las diez en punto, de la plataforma 60. Arribamos a las catorce, si el alzheimer me lo permite. Y en ese minuto, exacto como adoquín, pisamos tierra y comenzó la vida. Más tarde corto su sueño el despilfarro y todos juntos tiramos manteca al techo.

    Nos alojamos en el recoveco y tejas del Pastillero; y las paredes de adobe.

    Yo portaba el sol en mi piel, aun vivo, me marcaron, cual ganado. Me incendiaron la carne. Se veía bien, fue la pequeña de Corazón Blanco, de ojos de cobre oxidado.

    En ese primer día los ventanales glaucos engrasados en miel se abrieron de par en par y ahí la apuñale, pero nos seguimos besando. Fui tonto. Millón y medio de convulsiones y varias botellas después comenzó el tiroteo:

    - ¿Por qué?- dijo ella.
    -Ya no busco mas enfermedades.- le respondí sordo- Prefiero un salpicón de lunares rojos en contraposición del rosa.- pronuncie al señalar mi pecho- Si hallo la muleta y jugar también yo de basamento y ahogar prejuicios juntos, siendo libres, me bajo ahí mismo.
    O quiero probar ser, o quizá sea un rebote, o puede que mi camino de pendejo, o acaso mi cobardía… -

    Fue una condena a muerte. Me denuncio de practicar el egoísmo, y fue así. ¿Cómo yo, su hermano mayor, podía haber delirado esos besos navajeros?

    Hoy solo llego a darle fin al renglón haciendo monumento a ella. Hoy solo después del bocado rojo que me dio me mira a los ojos.

    El retorno fue tranquilo, a pesar de transitar esos senderos sinuosos, no hay altibajos. Cada uno rumbo a su horizonte. Ya no inflamos nuestros pulmones de libertad, sino más bien nos arrastramos, pero me tomó de la mano.

    - Chau-
    - Chau- le contesto, y se bifurca nuestra senda.



    Gaspar Núñez
     
    #1

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