Cuentos de vidrio picado

La carrera es asfixiante, extraordinaria y mortal.

La noche toma lo que imagina, pretende encarnizar sus métodos inelásticos.

El rojizo amanecer acecha y se siente en la atmósfera la pesadez ensortijada.

Unos pocos gritos contaminan el silencio que improviso sigiloso.

No sé ocultarme, no sé cómo he de morir y no sé si sigo vivo aún.


Me he convertido en esto que estoy viendo sobre el agua estancada.

Y el compendio de partes de mi cuerpo que vuelven a juntarse, para conformar mi corporeidad, inspiran el noviazgo austero que tengo con la vida.

El arte camina en soledad.

Y el sombrío fuego de los agonizados, descorre mi imagen levitante, hacia el frío suburbio.


Las calles pretenden absorberme y convertirme en un teniente de las tinieblas.

Pero ha caso, si yelmo me apego al carro de la espontaneidad.


Las tropas distópicas corretean bajo las galerías de una eternidad absurda.


Las voces de los miedos han colocado en exquisita medida una discordancia absoluta.


Braceando en la insurgencia, me deslizo hacia un todo y vuelvo a nacer.

Cada lágrima que sede mi espanto, cuantifica la muralla de lo incierto y no se opone al final.

Mi avance prevalece y mortifica a las sustancias de una fascinación mórbida.

He vuelto a nacer en la búsqueda y no ha quedado simulacro de apariencia metálica.

Que imploren doloridos cuentos de vidrio picado. Hasta adentrarse en el músculo mismo del paisajismo gótico.

 

Excelentes imágenes amigo, casi se palpan.

Abrazos!!

 

gracias palmira, como siempre, tu apoyo incondicional!
tyngui sanchez