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D(R)amas

Tema en 'Microprosas' comenzado por Afrika, 21 de Septiembre de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 503

  1. Afrika

    Afrika Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    14 de Abril de 2015
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    Género:
    Mujer
    Hay algunas que prefieren ser como el vino. Sin perder la esencia de las uvas jóvenes, son fruto de las memorias trasiegas, restos sólidos en el fondo de un dipósito que, inherentes al seductor aroma que las caracteriza - el cual sólo la más suave brisa puede desenvolver -, son lanzadas a la masa para ser exquisitamente degustadas. Suelen abrazar labios maduros que les guardan un sitio en las entrañas, donde sus mustias almas habitan.

    Otras, en cambio, les gusta cubrirse de azúcar y ser disueltas en una boca caliente, fundiéndose en la lengua de algunos jóvenes sedientos. Dícese que son eternas, musas de millones de poemas dolorosos de sangre y esper(m)a.

    También las hay de duras como el roble macizo; mujeres amazónicas que aman bajo el sol y en colectivo. Puedes fiarte de ésas, porque su piel es tan sólida como las paredes carceleras donde la paciencia dibuja sueños y verdad.

    Y las hay de muchas otras: las fantásticas (aquellas que sólo dejan verse de noche, entre sábanas), lúcidas (razón de ser y sin ellas todo muere, aun siendo casi recíproco), las oscuras (éstas se pintan con carmín y muerden tu baúl de los nunca), las rápidas (sólo puedes alcanzarlas si les pisas la palabra), las rotas (de ésas casi nunca se sabe nada)...

    Todas ellas son musas, madres, hijas y tierra. Son las piedras que sostienen las membranas de tus células; citoesqueletos magnéticos que calientan en invierno, huelen bien y sus cuerdas vocales son arpas procedentes del paraíso. Son la ternura de Platón y las guerras de Esparta. Sabrán desmontarte las costillas con las sonrisas más psicopáticamente magníficas que jamás puedas dibujar. Intentarás ponerles nombre, buscar caminos, irte por las ramas o presumir de bolsillo. Fallarás en cada acto. Porque no hay mujer que, aun sea en su más recóndito silencio, no sepa a quién dejarse amar.

    A mí me gustan todas ellas. Y cada una busca uno de ellos, el elegido para descansar entre sus piernas. Enigmáticas estrategas, cuanto más intentes cazarlas, más lejos estarás del obsequio del que hablan todos los lenguajes en secreto; la perla que siempre les ha pertenecido.

    Las hay de fugaces. Ésas son las que nunca poseerás. Porque el tiempo es relativo: ni cíclico ni cronológico. Ellas nunca han cesado de luz. Son eternas. Y, aunque las esperes noches enteras, nunca retornarán.
     
    #1

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