Dame.

Te amo; eso es cierto.
Te asomo al balcón.
Te muestro toda la calle, que está limpia y dispuesta.
Para fluir, como un río humano. Todos, a pasear.


Me dices que estoy loco, como un cencerro. Porque tengo poderes psíquicos.


Que te leo la mente. Pero que no caigo en tentación.
Y no te meto mano, ni abuso de ti. Ni te conozco, en sentido bíblico.
No te penetro. No te voy a dar tu merecido, aún...
Porque eres muy pequeña.


Luego, en tu habitación, hablamos por señas. Como los sordomudos.


Y me indicas dónde te duele. Qué pulga te pica.
Yo sudo...
Empiezo a sentir rubor en mis mejillas. Muchos calores.
Creces, de pronto; eso es una maravilla. Como la Giralda en Sevilla.


Me muestras tu patio, con paredes y flores. Te beso. Y saltas.


Y brincas.
Y no puedes parar.
Te abandono. Y me voy a la cocina. Voy a preparar un bizcocho.
Entras, sigilosamente. Menuda tormenta se avecina. Dices que soy un viejo chocho.





" ¡ Se te olvida darme un regalo por mi cumpleaños ! Cada día es una fiesta. Avaro... "


Pero mujer, ¡ Me has descubierto !
Soy faro del fin del mundo, en la Tierra de Fuego.
En la Patagonia.
La Luna se llama Era´El y Asonya. Y el Sol, Oranyes o Tomás.


" Dame más. Dame una merienda. Dame un escarmiento. Dame, sin miramientos. "

 

Se cuela tu lado romántico y amoroso jeje últimamente te he visto así muy sutil.

 

Pues sí, Mireya. Vuelvo al Creador.
Abro mi corazón y percibo toda la idea.
Es magnífica.
Es la relación entre un abuelo y su nieta.
Pero que tiene facetas de igualdad neta y simple.
Ambos son adultos, y además, no son parientes.
Je, je, je.

 

¡Entiendo! aunque no lo creas jiji