1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

De carmín el viento

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por ivoralgor, 24 de Enero de 2014. Respuestas: 0 | Visitas: 366

  1. ivoralgor

    ivoralgor Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    17 de Junio de 2008
    Mensajes:
    494
    Me gusta recibidos:
    106
    Género:
    Hombre
    Esa tarde, Raúl Iturbe salía de su casa algo iracundo. Por enésima ocasión no podía localizar a Carlos Magaña para matarlo. Le había robado, según Raúl Iturbe, el mayor de sus tesoros: el amor de su ex-esposa. La búsqueda no tenía cansancio, ni tiempo, era cuestión de venganza.

    Carlos Mañana viajaba mucho al interior del país y no le preocupaba la última amenaza que recibió de parte de Raúl Iturbe. Esa misma tarde llegaba, después de dos meses, a su casa. Tuvo las ansias de tomar unas cervezas en el bar de siempre y se dirigió ahí. Llegó con aires cansinos, pero complaciente.

    - Un dos equis – le solicitó al Bar Tender.

    Una llamada alertó a Raúl Iturbe del paradero de Carlos Magaña. Después de un par de cervezas, Carlos Magaña sintió en el hombro izquierdo una mano temblorosa.

    - Hasta que te encuentro puto – le dijo irónicamente Raúl Iturbe.

    Instintivamente saltó de su asiento Carlos Magaña, derramando su cerveza. En la mano derecha de Raúl Iturbe relucía una pistola calibre .38 Super.

    - Salgamos despacito hijo de puta, muy despacito – sentenció Raúl Iturbe.

    Un silencio incómodo inundó el bar “Lily”. Las miradas se centraron en el arma y en Carlos Magaña, que ya tenía la frente sudada. En el estacionamiento del bar, Raúl Iturbe le pegó un tiro en el pierna derecha a Carlos Magaña. Tiró el arma y se le fue encima.

    - ¡Maldito! ¡Debes morir! – vociferó Raúl Iturbe al tiempo que le saltaban las venas.

    Con saña arremetía una y otra vez los golpes en el rostro de Carlos Magaña. La sangre teñía la manos, el rostro, el viento. Morir era la única esperanza para tanta ira contenida y lo sabía Carlos Magaña.

    - Creíste que te ibas a burlar de mí. Ni madre, maldito.

    De súbito, una detonación detuvo el tiempo.

    - Si lo matas, te mato – con firmeza gritó Alma Pedrero, la ex-esposa de Raúl Iturbe.
    - Pues mátame puta porque el ya está muerto – dijo con furia Raúl Iturbe.
    - Entonces te irás al infierno, hijo de puta, impotente. Él es más hombre que tú – sentenció Alma Pedrero.

    Se acercó Alma Pedrero un par de metros para no fallar el tiro. La detonación salpicó con sangre al viento que era casi imperceptible.

    - Chinga tu re-puta madre Raúl, chinga tu re-puta madre – gritaba desolada Alma Pedrero.

    Angustiosamente corrió hacia Carlos Magaña. Ya estaba muerto.

    - De qué me sirve vivir si ya estás muerto, mi amor – musitó Alma Pedrero antes de encañonarse la boca y apretar el gatillo por última vez.
     
    #1

Comparte esta página