1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

De cuando brillabas de llanto en el autobús.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Troto, 1 de Marzo de 2017. Respuestas: 0 | Visitas: 304

  1. Troto

    Troto Pablo Romero Parada

    Se incorporó:
    31 de Octubre de 2014
    Mensajes:
    1.667
    Me gusta recibidos:
    1.282
    Género:
    Hombre
    Cogimos un autobús en la estación que nos dejara en Cambre. Llegamos hacia la casa de mis abuelos atravesando el nocturno bosque sin linternas ni luna. Ni estrellas ni farolas. Aprovechaste la ocasión para contarme historias de lobos y cabezas de caballo. Me asusté un poco, pero lucías tan acojonada con tus propias historias, que ni te diste cuenta. Una vez allí, lo cerramos todo.

    -¿Dónde coño está el Jagger?-.

    -Vaya, se lo habrá bebido mi primo. Esta noche hizo una fiesta y ya sabes como son estas cosas. Lo que hay en casa, es de todos-.

    -Mierda Pablo, te debe una botella de Jagger, eres demasiado bueno-.

    -Bueno, pero se supone que nadie sabe que venimos aquí, joder-.

    No voy a describiros lo que pasó esa noche. Basta con decir que no nos emborrachamos demasiado, pero sí lo suficiente como para que no hubiese un mañana.

    Eran las tres de la tarde cuando, agarrotadas por el frío de nuestra hambrienta desnudez de beso, las gargantas nos despertaron ansiosas, de más de lo que el resto de nuestro cuerpo podría llegar a ofrecer. Pero tuvimos ocasión de continuar con nuestra conducta infante con sesiones nicotínicas y de sedosa saliva.

    El barro y la orina incontinente de tu enfermo “estar”, ensuciaron nuestra ropa, dándoles significado a las malas miradas de la parada del bus. Precipitó, torpe, mi mochila en el barato asfalto, agujereando nuestra lata de monster, que no pudimos mezclar con el jagger del día anterior. Justo a la llegada del bus, comencé a retirar el liquido cafeínico estancado en los recovecos de la bolsa.

    -¿Dónde hay una basura?-.

    -¿Estás loco?, el Monster no se tira.-

    Posaste los labios en el agujero y chupaste de él para rescatar las últimas gotas del néctar que todavía no se había perdido por los suelos.

    -Joder Clara. No puedes entrar con eso en el autobús-.

    Como yo pagué la bebida, no le importó que la posara debajo del banco antes de que entrásemos al vehículo.

    Casi al llegar a tu parada, distinguí en tu cara, un brillo que, reflejado a través de los rayos del sol, se podía confundir con el producido por la purpurina, o por algún otro tipo de maquillaje para adolescentes tontas. Pero no era eso. Lágrimas embellecían tu rostro haciéndolo resplandeciente.

    -Es tu parada Clara-.

    -Ostia claro, es mejor que baje aquí, te quiero-.

    -Y yo, chao-

    -Chao-

    Subí a mi casa. O mejor dicho, a casa de mis padres, y sonó el teléfono:

    -Hola, buenas- dije.

    -¿Pablo?, hola. Soy tu abuelo-.

    -¿Hola, que pasó?

    -Era para ver si me acompañabas a Cambre-

    -¿Y eso?-

    -Al parecer, tu primo fue de fiesta allí. Quería saber como dejaron la casa-.

    -¿Qué me dices? Claro, vamos-.

    -Por cierto, no me coge el teléfono-.

    -Bueno, te paso a buscar e intentamos llamarle-.


    Dejé la apestosa mochila en el baño y bajé escopeteado hasta donde mi abuelo. Pude contactar con mi primo y fuimos en bus los tres hacia la casa.


    -Oye primo, ¿os bebisteis el jagger?-

    -Que va, allí quedó, yo no toqué nada-.

    -Vale-.
     
    #1
    Última modificación: 7 de Marzo de 2017

Comparte esta página