De cuando mi adolescencia terminó

De Cuando Mi Adolescencia Terminó...
[Este es un tema que alguien me sugirio, lo tenía en la mente y esta madrugada los protagonistas aparecieron, espero como todo lo que escribo, entretenga y sirva para la reflexión...]


Capítulo I.

Recuerdo que la conocí en una discoteca de la ciudad, ella parecía tímida pero aun así la invite a bailar más en la pista brillaba, así que me dije: “Tiene que ser mía, con mi carrito y un poco de labia, no pienso dejarla escapar".

Y no paso mucho tiempo para que yo el de mala traza, se convirtiera en su novio oficial. La buscaba fuera del colegio donde en el último año iba ella, mientras yo cursaba el primero de la universidad.

“Si Milena es genial” les respondía a mis amigos cuando me preguntaban “Y ¿qué tal?” refiriéndose al sexo que tuvimos en el carro de mi papá. Siendo sincero éramos jóvenes y solo queríamos disfrutar… sin protección y sin medir responsabilidad, por eso lo hacíamos hasta ese día….


Capítulo II.

Ella me llamo a mi celular una tarde cuando llovía, entrecortado respiraba, se escuchaba muy preocupada.

Pensé que eran sus notas pues las mías iban mal, pero vamos “un año escolar” para quien es joven no le importa. Fui aquel parque donde la solía esperar, y la vi llegar sin maquillaje, vestida muy recatada, algo muy extraño en ella a decir verdad.

Yo me quite los audífonos y en su mejilla la quise besar, pero volteo la cara y entonces supe que era otra cosa. Ella se sentó a mi lado y me dijo entre lágrimas: “Juan, te quiero y yo estoy embarazada”.

No pude evitarlo, solté de inmediato sus manos y ella siguió llorando. Fui un imbécil pues le conteste: “Ese hijo no puede ser mío”… Como si de otro pudiese ser….

Milena me dijo: “Es tuyo, lo sabes… solo a ti me entregue.” Y yo volví a ser un imbécil pues me asuste y hui de allí, dejándola sentada llorando en esa banca del parque. Esa noche no pude dormir y ella me llamo justo al amanecer…

Dijo: “El lunes en la mañana voy a abortar, una amiga me dijo dónde.” Sólo la escuché, y como un puto cobarde palabra alguna no pronuncie.

Ese domingo me fui de farra con mis amigos queriéndome olvidarme, me emborrache hasta casi chocar el carro de mi padre. Pero sabes… todo debe terminar y siempre vuelves al mundo real…


Capítulo III.

Cuando desperté eran las 5 de la mañana, mi madre me decía que no la preocupara.

Mi padre entro en mi cuarto y con su correa de cuero me golpeo haciéndome retumbar el cuerpo y la cabeza aún más… Pero él me dijo: “Hijo eres mi responsabilidad… y te corregiré mil veces si hace falta, tanto o más de lo que tu madre te ama.”

Entonces medite sobre lo que me ocurría y llore, porque mi adolescencia terminaba y era hora de convertirme en un hombre de verdad. Tome una camiseta y me puse la gorra hacia tras…. La facha a la que sabía muy pronto también debería renunciar.

Era ese lunes así que tome las llaves y salí en el carro de mi papa. Le llame a Milena pero no quiso contestar. Entonces recordé la dirección de la clínica y fui hasta ese lugar, rogándole a Dios que no haya pasado nada.

Allí pregunté por ella pero nadie me decía nada, entonces me decidí a buscarla metiéndome de sala en sala. Y junto a su amiga Carla, en bata de hospital la pude encontrar, entonces un doctor entro y dijo: “Ya estas lista porque te vamos a anestesiar.”

Yo lo cogí de vestimenta y grite: ¡Eso na va a pasar! Porque por primera vez en la vida deje salir mi valía:

¡No te dejare abortar!, “Es mi hijo y si no lo quieres aunque sea sólo y debajo de un puente lo voy a criar”. Ella lloró y cargada entre mis brazos, empujándolo al doctor la saque de ese lugar….

Aquel día la lleve a mi casa, donde mi madre me preguntó que le pasaba a Milena. Se lo conté y le dije a su amiga que le trajera ropa.

Después regreso mi padre de su trabajo y mi madre trato de explicarle lo que ocurría, pero el no dijo más que: “Pensé que a tus 19 años ya entendías algo de la vida.”


Capítulo IV.

Mi padre era un orgulloso trabajador, nunca lo había visto agachar la cabeza cuando defendía lo que creía era justo… más por mi culpa un jueves lo hizo, con mucha vergüenza hablo con los padres de Milena, explicándoles la situación, a lo que ellos propusieron el matrimonio como solución.

Hoy sé que no era lo correcto, pero Milena y yo solo eran un par de patojos, ella salió del colegio y yo no volvía a la universidad. La boda se registró en un juzgado en Mayo y no asistió ningún amigo o amiga.

7 meses después nació Camila, y mudamos al cuarto de arriendo que nuestros padres me ayudaban a pagar, así de estibador y a veces de obrero en construcción, tuve que trabajar de para sacar algo para la comida y olvidarme de las parrandas.

Sólo entonces supe porque mi padre llegaba tan cansado a casa, y comprendí lo que significa madurar. Entendí que debía pagar cuentas y que gratis ya no sería la comida.

El primer año casi no dormía porque pañales aprendí a cambiar, ella me miraba mal y a duras penas me hablaba. A veces me sentía muy mal… como si yo fuera un criminal, pues a ella la miraba la gente diciendo “ese Juan le arruino la vida” lo cual era verdad.

Porque yo sabía que se había acabado nuestra adolescencia.


Capítulo V.

Recuerdo que al tercer año, a pocos días de navidad, cuando llegue después del trabajo ella estaba con mi hija en brazos y con las maletas hechas, me insulto y me echó en cara, que “esta no es la vida que esperaba,” y que yo era un maldito que no debería ser padre de su niña.

Sabes amigo, eso te duele, porque nadie te puede preparar para ser padre, y la verdad es la única arma que te puede destrozar el alma, no lo niego, de iras a casi la golpeo arranchándole a nuestra hija de sus brazos, para luego salir de allí y llevar a Camilita con mis viejos.

Milena me siguió y no paro de golpear la puerta, hasta que llamamos a sus padres para que se la llevaran, entonces empezó otra discusión, en la que yo propuse a todos el divorcio.

Al final un juez dio la custodia de Camilita a ella, permitiéndome verla solo los domingos sin poder llevármela a casa; y así los años pasaron y yo trabajando día a día, dándole a Milena una mensualidad de dinero para mi hija me volví mayor.

Sabes, un día cuando Camila había cumplido los 16, frente a la puerta de mi departamento apareció diciendo: “Papa, vengo a quedarme contigo.” y asi sucedio.

Mi hija es una buena estudiante, aunque de lejos, sin que lo note le pongo el ojo. A ella le hablo de la vida sin tapujos y a veces reímos y lloramos juntos, su madre se volvió a casar con un tipo ricachón, en cambio yo sé que si Dios me da permiso un día me llegara otro amor.

Mientras tanto te cuento esto amigo, esperando que mi hija aprenda de la experiencia de otros y no sea como su madre o como yo…. espero sea mejor, porque yo debí volverme hombre y ser responsable de un solo empujón, porque Milena y yo vimos terminar nuestra adolescencia muy pronto.

De Cuando Mi Adolescencia Terminó, por Julio César Galán Cueva "Jaherus" se distribuye
bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.​

 

Acepté tu invitación y no me arrepiento.
He disfrutado y me conmuevo recreando tu verso.
Un saludo y mis respetos, héroe moderno.
Por aguantar y no escapar de las consecuencias de tus actos.

 

Me alegra que esta historia haya sido de vuestro agrado, asi que gracias Banir por repasar los fragmentos de una vida.

Saludos. Jaherus

 

Muchas gracias Luis por repasar mis líneas y regalarme un valiosa sugerencia, misma que la tomare en cuenta.

Saludos. Jaherus