De la risa

Es hora de viajar a través de las vías emergentes de la inmanencia, tan solo las soledades se ocultarán de la brisa opulenta y del cientificismo quimérico, que balanceando su costado estadístico y contemplativo pretende enfrentar al abismo.

La noche se modifica en las mentes y sublime es la ansiedad de los caminantes en la búsqueda del frío de los espacios irremediablemente oscuros.

Descansando de la nada al costado de un camino inexistente, veo una sombra, escucho un sonido templado que idealizan las risas muertas.

De los sentidos me olvidaré, seguramente los guardaré en un lugar inocente, donde no llegue la maldad de mi mala fe. Allí me refugiaré de las imágenes inciertas, que pretenden confundirme.