De lo inapropiado de la fragilidad

Simulamos el tiempo. Frágil el tiempo.
Aunque no exista, nos existe. El tiempo.
¿Qué son, si no, las brisas de espanto en plena alborada
cuando el despertar nos rocía de deserciones
y el frío se posa sobre las ampollas del cuerpo
como una luna de aguas antediluvianas?

Somos a su par. Frágiles.
Y es una añagaza que nos sobreviva.
El tiempo no sobrevive a nadie.
A veces se aleja, qué verdad.
Nos renuncia, y nos volvemos alcobas clausuradas,
vómitos de paredes desoladas.

Pero vuelve, y nos devuelve. Errabundas fragilidades.
¿Qué son, si no, esas cosquillas mangoneadas
en un atardecido cuerpo que se derrama
por el sesgo de los ciegos imanes?

Somos el tiempo. Deleznables.
De él nos proviene la persuasión indeleble
de la que sólo titubean nuestros ojos,
dejándose engañar por sus runas humanas.

Yacemos, por tiempo. Quebradizos.
Sucedemos, al tiempo. Insistidos.
Cuando capitulamos, se vence con nosotros.
Como vagas esencias continuas
estamos destinados a morir de tiempo,
y el tiempo a reaparecer en los otros que nos vendrán.

 

No te podés imaginar la cantidad de veces que llevo leido este texto! Hoy que pasé la tarde sentada en un bar con aire acondicionado leyendo y cuestionándome acerca de la percepción que podemos tener cada uno de conceptos tales como la realidad y el tiempo y vos me plantás estos versos acá en el foro, ahora los tengo que hacer germinar.
vesos Mau!

 

Te digo que me llevó mucho escribirlo, y todo surgió de un poema que leí, un poema espléndido sobre el tiempo y las quebradizas relaciones humanas... yo no quise meterme con los demás, así que lo traspolé a mi propia fragilidad...

Somos tiempo.
Pero el tiempo no existe.
¿Entonces?
Ah, el tiempo es nuestra contradicción.

vesos

 

Un poema para detenerse en cada verso. Interesante lectura.

Gracias, Mauricio. .

 

gracias por detenerte...
saludos