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De lo jodido de mediar con la policía local y con mi falta de talento

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Troto, 27 de Julio de 2018. Respuestas: 0 | Visitas: 388

  1. Troto

    Troto Pablo Romero Parada

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    Me desperté, ascensor abajo, para disfrutar de los prácticos motivos que pudieran desembocar tras un par de horas de jóvenes compositores "ochenteros". En algunos pueblos, la cultura se va actualizando veinte años por detrás. Y yo, rata de ciudad, siempre quise vivir en alguno de esos sitios. Pero mis nervios necesitan de otros nerviosos ambientes para calmarse.

    Tras un par de cervezas en la feria de A Coruña, me reuní con mis amigos para una cena con tinto y cola. Allí; hablamos de cine, hablamos de verano, hablamos sin decir palabra de veras; ya que, de decir algo, alcanzaríamos el coraje suficiente como para resurgir esa relación de eterno amor entre las cabezas y los pavimentos; o entre los hombres felices y los hombres que violan a las mujeres. Así, no dijimos demasiada cosa. Solo callamos como calla la gente adulta. Como el ser delicado calla. Tratando de manejar lo inmanejable. Consiguiendo cumplir ciertos objetivos de camino, que ni de coña se parecen a los objetivos que quisiéramos conseguir realmente; ya que los mismos nos brindarían de una inmensa caída en picado de la ostia tras el pico de la ostia de placer.

    Y bebí más cervezas, y más Ron. Y bebi tanto; y traté de fijarme también tanto en cada idea de corto, y en cada mujer que pasaba, igualmente, que cuando se hizo lo suficientemente de noche como para escoger entre los pubs o la cama, nos despedimos como fracasadamente. Ahí fue cuando me puse a caminar por el puerto en busca de mi coche. Caminé sin pensar y sin prisa y, por lo tanto, sin atajos; así que no sentí molestia alguna al encontrarme perdido y percatándome de que había andado una barbaridad para tan corto trayecto. No hubo problema, ya que,cuando me puse algo nervioso, encendí uno de mis cigarros; y cuando me entraron ganas de mear, me desahogue en un muro. Menos alivio me blindaron todas las putas apps que conozco para follar, hacia mí continuado fracaso constante del ligoteo. Pero, por suerte, ser un puto negado con las mujeres, no me inhibe de disfrutar de los culos paseantes. Puede, incluso, que luzcan con más intensidad.

    -¡Joder! ¿¡Dónde carajo está mi puto coche!?-
    -Usted ha llamado al 112, no es de nuestra competencia gestionar el hurto de vehículos. Si quieres, podría facilitarte el número de la policía local-
    Les llamé.
    -¡Me cago en Dios! ¡Yo tenía el puto coche bien aparcado!. ¡Que yo sepa, aquí no hay ninguna maldita señal de prohibido aparcar!.
    - Escúchame, puto crío de los cojones. Como puede observar, usted estacionó su maldito vehículo de los huevos, un maldito renault Megane del 2005 con matrículo 2809DKW, en una plaza de putas rayas amarillas. Lo que da a entender, existen restricciones en la zona en cuestión. Pero, gracias a la lucidad del honorable Alcalde en cuanto a su conciencia sobre el alto crecimiento en la incidencia de estupidez entre los habitantes de la zona, y con la petición del mismo y aprobación pues del ayuntamiento, contrató a la policía local, a la cual represento, el encargo de gestionar el proceso de pintado sobre el asfalto de la entrada del parking, una señal de unos cuatro por tres metros, para que los gilipollas borrachos como tú, sean capaces de comprender que en ese parking uno no puede aparcar a menos que sea reidente de la zona. En cualquier caso, su vehículo se encuentra actualmente en el depósito de Coruña.
    -¿Y dónde es eso?-
    -Martinete-
    -Vale, gracias. Buena noche-.

    El hijo de puta acababa de joderme bien. A la mañana siguiente, recordé soñar con el desnudo de una chica a la que me había estado follando mese atrás, y con su lento abrir de piernas, dejándole ver el apestoso coño. La resaca, junto con aquella repulsiva imagen, me revolvió el estómago como para terminar por hechar toda esa mierda al poco de entrar en el depósito de coches. Ya saben, debería dejar el alcohol y los coños apestosos. Puede que, con el tiempo, incluso, se me esfumen las ganas por masturbarme compulsivamente. Pero, al ver el rostro del imbécil policía del depósito buscando material para limpiar los fluídos gastroesófagicos que descansaban sobre su mesa de trabajo, comprendí que; los coños apestosos, y la brutalidad de tragar cantidades de alcohol incontrolables por mi conciencia, guardan la inmensidad bella de un fin.
     
    #1
    Última modificación: 10 de Agosto de 2018

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