¡De Ti!

De pasar pasaría, todo de ti.
Todo de mí.
Ya no pasa nada, no cambia nada.
Que ya no siento nada, ni el sentimiento que me unía, que me mantenía que me hacia buscar tu parecencia en contra de todo pensamiento de desamor, que al pasar por mi cabeza... con tu solo recuerdo,
parecía un bufón, un mal chiste.

Y ese orgullo de permanecer a tu lado.
Y esa hambre de tus labios, de tus besos, de tu carne,
¡De Ti!
Que tanto mal me ha logrado hacer.
Al mantenerme, en la frontera de tus besos.
En esa abstinencia de sentimientos que tal bien disimulas, con tus acciones con convicciones que parecería que nunca deshonras.

Cual si no hubiera punto débil, un blanco infranqueable, un objetivo sin rastro, un abismo perdido en un mar de abandono, que nadie ha visto, más sin embargo existe.
Solo conocido por quienes han caído, y nunca regresado.

Un infierno con la puerta abierta, de acceso por la vía de la pasión y a voluntad de quien amor ruega.
Y por amor se queda.
Siendo esta leve esperanza, lo que hace consumir su alma, lentamente, levemente, con el fuego de las promesas incumplidas, de los pensamientos malversados, de la eterna esperanza, de quien por amor, da hasta el alma por otra persona.

Otra persona, que se quema en un infierno diferente.
Y parece tan cercano que hasta pareciera, compartir el sufrimiento, en ese espejo perverso al cual las risas burlescas, parecen ser reflejadas patéticas señas de amor universales.

Con la única virtud de la esperanza.
Que tanto ciegos tiene a su mando.
Que tanta paciencia, pone el practica.
Que tantas mentiras escupe y blasfema.
Que tanta mugre desazón perturba, como fuego de la eterna hoguera.

El amor, cegado a luz de medio día.
No hay nada más hermoso.
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