De vuelta a la Tierra.

─Comandante Peláez, tenemos un problema.

El segundo de a bordo, que era a su vez responsable del laboratorio, llegó francamente atribulado.
─¿Qué sucede? ¿Algún contratiempo en la nave? ─dijo el comandante, sorprendido por la entrada de su suboficial que parecía incapaz de respirar con normalidad.

─Si, señor. Se trata de las plantas: todas las especies que traemos con vistas a la repoblación del planeta han comenzado a degradarse, algunas se ven mustias, otras se han secado de repente.

─¿Qué está sucediendo? ─respondió el comandante, atónito─ Esas plantas son el futuro del planeta al que nos dirigimos, la esperanza de convertir su aire en respirable. Sin ellas nuestra misión será un fracaso. ¿Es usted consciente de la magnitud del desastre? Le hago responsable directo, haga algo. Usted es el científico. No olvide que el futuro de la Humanidad está en nuestras manos.

─Lo sé, señor. Me temo que la proximidad del meteorito que se cruzó en nuestra órbita la semana pasada ha sido la causante, debió alterar los parámetros de su programación. Si no hay un milagro, en menos de seis meses habrán muerto todas y entonces no habrá nada que hacer ─argumentó el encargado del laboratorio.

─¡Qué desastre!¡Qué desastre! No tenemos más opción que poner en conocimiento de nuestros superiores lo que ha ocurrido y que ellos decidan si se aborta la misión y regresamos al planeta del que partimos. Es un asunto peliagudo.

─Nos pondremos en contacto con la NASA a la mayor brevedad. Hemos fracasado.

─Aquí la CASA llamando a nave espacial ─una voz femenina, proveniente de la cocina, resonó sobre sus cabezas─. Quiero que toda la tripulación se persone a la mayor brevedad en el comedor. Repito: En menos de cinco minutos quiero el salón recogido, las manos lavadas y las cajas que lleváis en la cabeza guardadas en el trastero. ¡Y sin rechistar!

Ya está bien de tanto Starwar, Startreck, Stargate… empiezo a “StarHarta”.

Próxima misión: Atacar el plato de acelgas, hacerlas desaparecer y no dejar ni rastro de ellas. ¿Entendido?

─Sí, mamá ─dijeron los dos al unísono─ acatamos las órdenes del mando supremo, como siempre.

Y entre bocado y bocado los dos hermanos empezaron a pergeñar las líneas básicas de su siguiente hazaña espacial.

​

 

Ja, ja, ja y rejajá. Y yo que ya estaba pensando en que si no cuidamos las plantas de nuestro planeta cómo recojones íbamos a traer otras de mundos inimaginables. Pero me desbordó tu imaginación, mi comandanta, aunque después de arrearme lo que me eché pa comer, voy también a programar mi próximo viaje intergaláctico.

Genial, señita, desde casa y echando combustible a la nave, con gatos y algunas plantas incluidas entre la tripulación.

Un abrazote, vecina... y que conste que le piqué tres veces al "me gusta"... es que la segunda me salió respondona

 

Jajajajaja. Eratalia siempre derrochando creatividad y gracia. Ya sea prosa o verso. Un placer leerte y reir contigo de nuevo.
Saludos.
Luz

 

Un final muy tuyo, original y chispeante en un buen relato.
Un abrazo

 

Didáctico, simpático, sencillo, fresco y agradable, el tema que nos regalas. Está lleno de imágenes hijas de la imaginación infantil, un colirio para la vista nublada y un corrientazo de alegría para el corazón cansado.

Gracias por compartirlo

 

Gracioso relato. La imaginación de los niños supera a la velocidad de la luz para viajar a las estrellas y los planetas más lejanos.

Feliz verano,

 

Comandante Vicent...
Puse mi nave rumbo a otra galaxia, para intentar arreglar ciertas averías, pero no ha habido suerte y he decidido volver al planeta tierra, para reencontrar a la gente que dejé en este Mundo.
Un abrazo y gracias por tu amable y simpático comentario.

 

Como ves hoy me dedico a agradecer viejos comentarios. Que ya tocaba, habré quedado como una desagradecida.
Un abrazo, amiga.

 

Gracias por una opimión tan generosa.
Saludos cordiales.

 

Excelente relato, me encantó la voz de mando, si es por esos astronautas comen sus reservas enlatadas y ya (con suerte). Me hiciste reír. Saludos

 

Gracias a ti por leerlo, y un saludo muy cordial.

 

Pasó un verano, y otro y otro más con sus respectivos inviernos, y aquí estoy de vuelta para agradecer lo que quedó colgando.
Gracias por tu comentario.
Feliz navidad.

 

Gracias por tu amable comentario.
Lo que tienen las voces de mando, que son indesobedecibles.
Así que justo dos años más tarde, te agradezco tu paso y aprovecho para desearte feliz navidad.

 

Te estaba por hacer un sesudo comentario hablando de esos pesados diálogos donde los pobres dialoguistas se ven obligados a darnos cuenta, sin darse cuenta, de todo lo que pasa, cuando lanzaste al aire la tortilla y cambiaste el rumbo de la nave, digo del relato. Hay una incoherencia en el uso de las rayas que es rastro indudable de algo, no sé de qué...

ayer cuando fui al super tenía toda la intención de comprar uvas, pero me olvidé... debe haber pasado cerca un meteorito: igual, feliz año.

 

¿Rayas en orden, Coronel?
Feliz año también para ti.

 

Me encantó, Eratalia. Realmente está buenísimo.

Yo no hubiese puesto la imagen esa de los niños. Porque el final es maravillosamente sorpresivo. Pero no lo es del todo si uno reparó en la imagen. Por supuesto: es solo mi opinión, tomala como de quien viene.

La obra en sí (sin la imagen), me pareció genial.

Un muy cordial saludo.

Lisandro

 

Pues llevas mucha razón, Lisandro, es desvelar el final antes de empezar. Y si la pongo al final del relato? Y si la quito?
Me alegra que te gustase y te agradezco tus amabilísimas palabras.
Saludos.

 

Finalmente toda la esperanza de la humanidad estaba siendo absorbida por un par de diminutos agujeros negros
Un beso, Eratalia.

 

De nada, Eratalia. Con respecto a tu pregunta, te digo lo que opino...

Ponerla al final es muchísimo mejor que ponerla al principio. Pero igual, creo que a más de uno/a (y a mí mismo), se le va a ir la vista hacia la imagen antes de terminar de leer el texto. Tal vez una buena opción sería ponerla abajo pero con un buen espacio intermedio entre el texto y la imagen, tanto como para que al lector o lectora, recién le aparezca el borde superior de la imagen en la parte de abajo de la pantalla, cuando en la pantalla (en la parte de arriba) solo se vea la última línea del texto.

En fin... Medio engorroso mi planteo... Pues, vuelvo a lo de siempre: tomalo como de quien viene. Como dice una española en una canción de Rafael Amor: "qué argentino pesao'."

Te mando un muy cordial saludo.

Lisandro

 

Nada pesado, Lisandro, es muy de agradecer tu interés.
Es la primera vez que oigo ese nombre fuera de la Iliada.
Del griego lysandros, "libertador".
Pues eso, que liberes a muchos.
Saludos.

 

Efectivamente. Libertador de hombres, o libertador a secas, que es lo mismo. En aquellos años mi padre estaba entusiasmado en la lectura de los griegos y nos encajó nombres griegos a todos (somos tres). Pero bueno... mi vida está más cerca de la Odisea que de la Ilíada. Jaja.

Aquí en Argentina no es un nombre común pero tampoco soy el único. Por ejemplo aquí donde vivo, un pueblo de dos mil habitantes (en la provincia de Neuquén) hay uno (además de mí, que soy forastero). En la provincia de Mendoza hubo hace mucho tiempo un Lisandro que ocupó cargos electivos (en elecciones absolutamente amañadas, como eran en esa época). Una calle lleva su nombre. Y en mi provincia, Santa Fe, hace no tanto tiempo, hubo un Lisandro, político, que fue senador nacional (con elecciones también fraudulentas). Una película lo recuerda: "Asesinato en el Senado de la Nación". Efectivamente lo quisieron asesinar pero, en el amontonamiento y el desorden, la bala impactó en otro, hombre del mismo partido y la misma provincia. Sucede que los contrincantes políticos de mi "tocayo" eran más fraudulentos que él, y bueno, cuando el fraude no es suficiente, se aplican métodos más expeditivos. Es un nombre que nos llega por tradición española; pero en algunas cosas, las tradiciones se conservan acá más que en España.

Otro fraterno saludo.