Dejar las puertas del infierno

Uno,dos,seis,casas amarillas, avión roto o rompío da lo mismo i tú lo entiendes! Llanto,congoja,Victor Hugo,Vargas Llosa, Márquez y Juan, vida nueva, arroz. Vestido blanco. ¿Dónde estoy? ¿realmente perteneceré a las sombras? ¿ésto será una pesadilla?. Mi mente atropella mis pensamientos anulándolos y machacándolos. Ellos son como pequeños fetos indeseados que se arrojan por las cloacas.
Mis uñas ante el tormento de no saber cuál es la verdad, escarba la llaga que me hice ayer. Ella está encarnada quizás maloliente, ¿quizás qué si siento dolor?, sin duda que no.iNo te atrevas a llamarme masoquista! ¿qué por qué lloro? No sabes que estoy en el limbo sola ¿dónde están los seres que me engendraron? ¿me engendrarían en verdad algún día en verdad, algún día? O simplemente soy un fantasma que pulula en la sombra.
Me preguntas por un tal Juan, pero no quiero contestar . iNo me veas! Estoy verdaderamente horrible. Ayer por lo menos debí estar por lo menos pasable, ¿qué cómo lo sé? Te diría que lo intuí. Pero es mentira, lo supe al hacer varias veces el amor. Primero fue cuando escape, luego cuando rompí la bata frente a los enfermeros. Ambos se posaron en mí como mariposas en la flor .
¿Sabes? Me encantaba oír cuentos y leyendas en los días de invierno. Yo sesentona buscaba el amor taciturno y melancólico en la ancianidad. Todavía conservo mis gafas, mi bastón y mi tanga para ir a la playa y hacer el amor. En este momento rodea muy cerca de mí algo negro punzante pero que incita al verlo. Lo digo yo que sé de eso iquiero arrojarme en busca de él. Le gusta que me mueva una y otra vez. Utilizo mis manos para atraerlo e impedirle que abuse de mí y me saque gemidos y sangre. Pero él me envuelve con su presencia susurrante y su existencia preponderante, absolutamente machista iquiero atraparlo y hacerlo mío!. ¿Será que busco en cada acto el máximo de placer? La piel es importantísima, ella es el sentido lujúrico, por excelencia.La mía es muy blanca, él la ha dejado roja en diferentes partes ¿qué dónde? En la espalda, en un seno y casi encima del monte de venus. Yo se lo he prohibido iporque el sexo se respeta! Y es insensato que él lo ataque. Ahora estoy decidida, no quiero que ese maldito zancudo siga comiendo de mi sangre. El exterminarlo es la vía y la única salida. Rasco mi cuerpo y se me escapa el bendito zancudo o mejor el maldito zancudo. ¿Qué cuando empecé a envejecer? Es muy fácil la respuesta, cuando me comí la rata ¿qué cuál rata? Es muy largo de contar, en fin, a ella le daba comida todos los días porque me gustaban los animales y hasta por su mugriento pelambre. Hasta que un avión me prometió volver y se estrelló en una noche lluviosa. Pero no quiero hablar de eso.
Tres mil doscientos cuarenta y tres unidades y siete centésimas es lo que me queda de cuerda. No de Licenciada, tal vez de escritora o mejor de prostituta. ¿Sabes? Lo soy de noche y detective de día. Lujúrica en este lugar y señorita respetable fuera de él.
El primer día que ejercí el oficio más viejo y placticado sobre la faz de la tierra ¿es verdad que así se dice? Estaba dividido en veinticuatro horas, era día de invierno y necesitaba soledad o mejor dicho presencia. Sí, estuvieron presentes diez hombres entre bajitos, gordos, fuertes, negros, rubios etc. Sin pene y con él. Sabes que la tierra da vueltas coqueteando con el sol, lo que pasa es que a ciento cincuenta de kilometros de distancia, el sol no puede ver sus curvas y no le importa.
¿Qué dónde tengo su pluma de oro que le regaló su esposa? Ibúsquela, hállela! Le aseguro que está en mí ¿qué vendrán los enfermeros? ¿pero usted cree que ellos son los apropiados para tomarme y romper el himen que Juan dejó intacto. –Juan, Juan tú eras lo único que tenía isálvame, Juan no quiero que me pongan esa feísima camisa de fuerza y no quiero dormir.
_ iDóctor, dóctor! No deje que me lleven, no le gusto, a Juan le fascinaba, en especial mi cabellera rubia, mis ojos azules y mis senos erectos. Himen, himen imaldito himen! Que denuncia mi vejez virgen. – Juan mi piel tiene arrugas, ya no soy la misma, tengo treinta y nueve años y no me dejaste un hijo para llorar con él, tú ausencia __bueno, ya me lo hubiera comido.
__ No, no voy a llorar, se acentuarían mis patas de gallo. Este horrible cuarto se haría más lúgubre, más maldito y nunca podría empezar a luchar o a dejar atrás las puertas de éste, mi infierno. ¿Cuántos años estaré allí? Realmente no lo sé, sólo conozco el unicornio porque lo vi y porque sé que después de diez viene trescientos millones doscientos cuarenta mil seiscientos cuarenta unidades y cincuenta y cinco centenas ¿qué por qué estoy tan cuerda es fácil la respuesta, porque yo soy la única que a pesar de estar en este infierno, goza de perfecta salud mental icréamelo doctor!
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