Del diario de Claudia. Sin dejarse persuadir.

DEL DIARIO DE CLAUDIA. SIN DEJARSE PERSUADIR

Cubrí mi mente con cemento de conciencia, los sueños se ahogaron por la falta de oxigeno, y dieron paso a las pesadillas gimientes.
Me despierto con la cabeza en el sueño y los pies en la noche oscura que me habita.
Entro sin vacilar en este bosque oscuro, paciente de mis recelos, habitáculo de mis pensamientos, escritorio de mis secretos y avanzo.
La noche está oscura como boca de lobo, mas yo me adentro en ella sin miedo, las criaturas de la noche suelen ser mis aliadas, el grillo me sirve de sirena para cuando debo partir, el búho de recordatorio para mantenerme en vela.
Siento que el lodo cubre mis pies en esta noche húmeda de otoño, pero no me daña la tierra, pues de ella estoy hecha y con ella me siento a salvo.
No es la tierra la que ahoga mis sentimientos, es la mezcla de barro y ley la que me advierte que debo claudicar.
No es la tierra que cubre mis ojos la que daña mis niñas, es el ahogamiento del alma que en la inundación las deja presas.
No es la tierra la que hiere mi piel, son mas bien las caricias externas de los ausentes de barro que con sus prejuicios hacen infame la vida.
He vuelto sin comprender a la casa de mis despojos, me he tumbado en mi lecho casi sin fuerzas, y he recreado mi soledad. Me he dado cuenta que soy un ser individual en una selva de alimañas que quieren tomar el control por el miedo.
No hay terror en esta vida intensa.
Solo hay miradas de alrededor que nos permiten tomar conciencia de que ella dura poco, de que saborear el bien en libertad, es el mejor regalo.
Y este, el bien, sin que nadie te lo imponga, sino por la conciencia humana que un día el cielo nos regaló.

SHA.