Demasiado amigo para amarla

Muy pronto voy a volver a ver a la muchachita que se hacía pasar por familiar, por la misma razón que nunca pude verla con otros ojos que los de una hermana postiza. En más de una ocasión me dijo una frase algo extraña que me dejo meditando las posibilidades de cambiar nuestra hermandad por amor. Durante muchos días me preguntaba los motivos de porque esa noche en el microbús me observaba y reía con un aspecto tan nervioso. No podía creer lo que escuchaba, esta mujer que en juego se hacía pasar como familiar mío, me decía que sentía un gusto hacia mí y no el de amistad, sino el que siente un gato frente a un trozo de chuleta. Tal vez sólo lo sintió en el momento o quizás haya sido un secreto jamás revelado.

Es todo tan suave y peligroso, no hay que actuar como tonto alocado en estos momentos o tal vez si haya que hacerlo: rápidamente antes de morir en el nerviosismo del camino al amor imposible.

Se acerca con su sonrisa y sus particulares palabras cotidianas. Pienso que sólo es una locura estar pensando de esa manera en ella, es por el hecho de lo que me dijo anteriormente, pero lo más probable es que sólo sea un juego para que yo caiga y tenga motivos para burlarse de mí. Que difícil es ser un hombre que se toma algunas cosas tan a la pata de la letra. Yo antiguamente no podía ver a los ojos a esta muchacha porque tenía miedo de que me gustara, lo meditaba con el conocimiento que me atraía y lo afrontaba con mucha vergüenza. Siempre he intentado de pasar desapercibido ante mis sentimiento, aunque sé que lo más seguro es que nadie lo sospeche, o aunque sea, siempre he pretendido que no se note a simple apariencia.

En la situación actual de mi vida sé que hay muchos que dirían que debo actuar sin importar el desenlace, sin temores, mientras que hay otros personajes más reservados qué pensarían en la eterna espera para que ella tomara la iniciativa. Son rollos bastante complejos dentro de la cabeza de un adolescente pero en realidad no es ese simple pensamiento el que me complica, sino el hecho de la relación amorosa que tuve con una de sus mejores amigas de la infancia y eso es lo que derrite mis posibilidades de declararme y contarle que la he amado desde siempre y que estuve con su amiga sólo para acercarme a ella.

Estos últimos días me he preguntado bastantes cosas sobre esta mujer y también sobre lo que puede llegar a suceder, a veces creyendo que son cuestionamientos sin sentido, pero son las obsesiones actuales que atormentan mi cabeza a diario. Su rostro me hipnotiza. Es una mujer alegre con gigantes signos de tristeza, un gesto en su bello rostro que me hace sentir que a pesar de reflejar a una mujer tan alegre, denota la tristeza vivida.

No sé qué hago escribiendo sobre ella y tampoco sé que hago relatando las estupideces que he pensado en estos días amargos, ya que esto no es nada más que un amor imposible, de una gran amiga por la que he sentido atracción hace mucho y tal vez algún día ella sintió por mí en secreto. Hay razones por las cuales esto nunca podrá ser. Tal vez las equivocaciones han determinado nuestra división sentimental, las cosas se dieron naturalmente como están ahora y nadie puede hacer nada contra eso. Por alguna razón son así y hay que adaptarse al dolor de sentimiento.