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Departamentos siniestros y sentimentales

Tema en 'Poemas Melancólicos (Tristes)' comenzado por licprof, 27 de Mayo de 2020. Respuestas: 0 | Visitas: 173

  1. licprof

    licprof Poeta fiel al portal

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    31 de Marzo de 2020
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    Hombre
    siempre las cosas tenìan que suceder fatalmente en aquellos departamentos
    medianamente patèticos, de paredes desconchadas: una puerta se abrìa,
    alguien me atendìa y me hacìa esperar, sentado en una silla o sillòn
    como si se tratara de una sala de espera de un odontòlogo o un astròlogo:
    de pronto, la dama aparecìa, semidesnuda, de la cintura para arriba:
    no habìa escapatoria posible, estàbamos condenados a hacer el amor,
    encamarnos, acostarnos, o simplemente dormir la siesta, en la penumbra

    los sitios màs ruinosos nos esperaban, habìa que andarse con sumo cuidado:
    no era cuestiòn de comerse una contravenciòn, una advertencia, digamos,
    ademàs, habìa que andarse con precauciòn y recaudo, no era cuestiòn de contagiarse
    esa enfermedad viròsica de mierda

    o enfermedades infecciosas, ejemplo, el sida: lo llamaban peste rosa en los inicios,
    circulaban toda clase de mitos urbanos sobre eso pero lo cierto es que nadie sabìa nada
    o muy poco, tambièn estaba el tema de la drogadicciòn, las inyecciones letales, por ejemplo
    y toda clase de versiones y rumores màs o menos infundados, sin evidencia alguna:
    afirmaban los especialistas que el fenòmeno era muy dinàmico: este era el pretexto
    para los màs atroces e inmorales experimentos con ratas primero, para luego
    probar con delincuentes de toda ìndole, seres humanos finalmente

    las visitas a los departamentos del comienzo continuaban, de incògnito: cada tanto
    en la puerta del edificio aparecìa, de golpe, un oficial de policìa:
    te miraba desde adentro, de arriba abajo,
    entonces, te hacìas el dobolu y te ibas caminando, como habìas venido

    el centro de la ciudad estaba repleto de grandes casas o pisos enteros acondicionados
    al efecto, con la consabida madame o rufìàn, o lo que fuere:
    las chicas desfilaban como si se tratara de un desfile de moda o del comercio de esclavos:
    elegìas y pronto te invitaban a una pieza como si se tratara de un petit hotel, allì
    la dama en cuestiòn representaba al personaje de novia o amante y procedìa
    a continuaciòn a masajearte o simplemente drenarte tus deseos,
    tus ansias desenfrenadas de gloria, de ternura:
    tu hambre o sed de amor: mediante suaves besos, te invitaba a desvestirte para realizarte
    el masaje en cuestiòn: pero todo era un burdo ardid, una vil estratagema urdida para
    engatusarte y sonsacarte tus ya exigûos dineros: porque realmente no se trataba de una agencia matrimonial sino, por el contrario,
    de un asqueroso lupanar, un depravado lenocinio, en el cual habitaban
    y dormìan brigadas de hetairas que no conseguìan el noble trabajo de lavacopas o mozas
    por falta de tìtulo secundario o sencillamente debido a los altos ìndices de desempleo
    que les impedìan ubicarse adecuadamente en el mercado laboral o como mìnimo
    contraer matrimonio con un incauto u otario, vamos

    prostituirse no constituye delito alguno pero sì la explotaciòn de los cuerpos
    a cargo de melancòlicos rufianes; de todas maneras, còmo distinguir la prostituciòn
    de la trata de blancas, la trata de personas, se hace muy difìcil esa distinciòn, esa
    diferencia

    pero eso fue algùn tiempo despuès: mientras tanto, continuaba con su vicio ultrasecreto
    consistente en concurrir asiduamente a las casas de masajes y saunas
    a los efectos de malgastarse todo el dinero producto de su trabajo y su sudor
    brindando clases grupales y particulares acerca de toda clase de materias o temas:
    sociologìa, antropologìa, reiki, reggaeton, vals vienès, filosofìa presocràtica, semiòtica
    y semiologìa, lingûìstica estructural, tango, rock and roll, derecho penal, materialismo
    y otras menudencias bàsicamente agradables

    continuaba concurriendo a los departamentos privados en cuestiòn con el objeto de
    encamarse con las damas: a veces, para romper la inevitable fatiga y rutina,
    apelaba a mecanismos vagamente extravagantes como menage a trois,
    o toda clase de oscuras pràcticas sadomasoquistas que no vienen al caso:
    mediantes estos sutiles mecanismos de relojerìa o subterfugios
    aspiraba ridìculamente a sorprenderse a sì mismo
    y a su compañera de turno, pero todo era inùtil porque su impotencia le impedìa
    acceder a ese fruto prohibido: el orgasmo, que como un rayo se abate sobre sus desdichados
    adoradores, como un terremoto, como un maremagnum, un cataclismo
    o algo sencillamente mucho peor

    insistìa, de todas maneras, e incluso a veces, conseguìa acabar,
    tardaba bastante pero lo lograba: conociò infinidad de muchachas,
    jòvenes en su gran mayorìa, posibles vìctimas seguramente de esa explotaciòn
    antigua como la historia, recitan como loros, en una suerte de lugar comùn, trillado

    afrontando toda clase de inesperados riesgos, persistìa en su error, como
    profundizando en èl, y que, por cierto, no era el ùnico: miles de puteros o
    putañeros inconmovibles posiblemente concurrieran a diario a esas salas de espera
    mencionadas al principio: probablemente, millones de tipos frìamente indiferentes
    al sufrimiento de otras tantas vìctimas de ese comercio infame,
    en el mundo, satisfacieran sus perversiones sutiles en virtud de esta infamia
    y todo por què: porque en muchos casos no podìan entregar a sus señoras esposas
    a las parafilias màs innombrables, o, tal vez, sì: habrìa que investigar un poco

    asì transcurrieron mis dìas y mis noches sobre el planeta tierra:
    vagando por las calles como un extraño en busca de una mujer
    inextricablemente condenado a la solterìa màs abyecta
    harto totalmente de masturbarme sistemàticamente todos los santos dìas
    y manchar la sàbana con grandes màculas de una sustancia indudablemente viscosa
    en los tristes salones de baile en los que apenas suelen cruzarse unas palabras de despedida
    o recorriendo las calles en busca de clientes para raras mercancìas dificilmente vendibles
    en las escuelas estatales pùblicas frente a un alumnado que, por regla general,
    no tiene el menor deseo de aprender nada sino màs bien de huir corriendo a su hogar
    a los efectos de mirar en la pantalla del televisor el ùltimo torneo de fùtbol
    o de jugar en la play o mirar los màs grotescos filmes policiales y pornogràficos

    asì transcurriò este extraño sueño pesadillesco cuyas imàgenes desdibujadas
    olvidè por completo al despertarme con la pierna izquierda
    una mañana de verano
    o de invierno





     
    #1

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