Dependiendo de ilusiones

Dicen que las cosas las encontrás cuando dejás de buscarlas, entonces es probable que todos los que vivimos buscando no encontremos nada. Es inevitable; despojar las ilusiones, armar historias, saciar a la mente con mentiras. Y no, no quiere decir que nos guste, de hecho con eso vivimos lastimándonos a nosotros mismos, pero es nuestra forma de vivir; las ilusiones son las que nos hacen seguir adelante. Vivimos pendiendo de hilos, pequeños hilitos que vamos atando y desatando a cada rato, y somos así; con todo. Con los sueños, la amistad, el amor... vivimos proyectando, creando a futuro, imaginando, soñando con eso mejor que no llega... y si es cierto lo que dije al principio repito, entonces probablemente no encontremos ese tesoro tan preciado que como piratas pasamos la vida buscando. Pero al menos nos mantendremos vivos por ellas; las ilusiones. ¿O no?

¿Está mal soñar? ¿Sentir? ¿Creer? Creo que muchos nos hicimos esas preguntas más de una vez, intentando encontrar respuestas lógicas, respuestas que nos sirvan para calmar el dolor, la duda y la desesperación en esos momentos que nos sentimos solos y no hay nadie más al rededor. Pero claro, no las encontramos y aún así, seguimos creando.
Un todo por todo, alguien que se la juegue, que nos quiera y nos cuide... Una vida dónde nuestra felicidad es otra mitad, una mitad que se complementa perfectamente con nuestro ser, dónde encajamos de manera impecable como los engranajes.

Y vivimos lastimándonos pensando en lo que fue y en lo que será. Pensando que si fue malo probablemente venga algo mejor, pero claro, siempre le buscamos la quinta pata al gato y le encontramos el lado malo a lo que está asomándose lentamente por nuestra puerta. Vivimos con dudas, sentimientos de rechazo por miedo, vivimos acobardados, encerrándonos en un caparazón chiquito, así nadie puede lastimarnos esta vez.
¿Pero no nos lastimamos nosotros mismos con lo que hacemos? ¿Será que somos masoquistas? Quizá si, porque aunque intentemos no ser así, no podemos dejarlo... Será un mecanismo de auto-defensa y auto-destrucción a la vez que debe tener el cerebro humano para manejarnos, un poquito de esto, un poquito de aquello, como si nos estuviera cocinando y enriqueciendo.
Y puede que sea difícil, pero al fin y al cabo, desde chicos, desde que nacimos; vivimos de esas ilusiones.
La muñeca o el autito que querés, la vecinita que te gusta, ser un gran médico, un aviador, un bombero o policía. Ser el popular o el invisible de la escuela, ser un cantante o actor famoso, casarte, tener hijos....
¿Acaso no es así? ¿No estamos rodeados de las ilusiones? Es parte de nuestra naturaleza, y aunque nos destruyamos y defendamos a la vez siempre va a ser así, no podemos evitarlo.
Así que hoy yo digo: Es lo que hay... un poco de esto y un poco de aquello. Al fin de cuentas, dependemos de ilusiones, así que ¿Cuál es el problema de seguir soñando? Si es lo que nos hace seguir, bueno, adelante.
Cada uno sabe hasta dónde llega a lastimarse y sabe donde frenar para dar el volantazo y volver al "dulce sueño".
Yo por ahora, seguiré soñando, seguiré bien y mal, mal y bien, pero soñando... siempre soñando. (y luchando, claro)
¿Soñadora? Todavía no vieron nada.

 

Me alegra que así haya sido Gus, y que estés de acuerdo. Creo que sí, realmente la esperanza es quien nos mantiene y nunca hay que perderla!
Besos