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desde mercedes he vuelto

Tema en 'Prosa: Obra maestra' comenzado por glmora, 1 de Mayo de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 1133

  1. glmora

    glmora Poeta recién llegado

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    2 de Diciembre de 2010
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    Día 1)

    Hoy es martes. Día de partida. Termino la jornada poniendo en práctica algo que hace tiempo da vueltas y vueltas en mi cabeza, introducir al fin en el papel de una vez por todas, mis preocupaciones y conflictos con la Salud Mental, reflexionar acerca de sus deficiencias y virtudes, las preocupaciones y conflictos que me provocan, la sensación de impotencia que a veces me invade. Además, no dejaré de aprovechar también esta circunstancia como pretexto excelso para la posibilidad definitiva de disponerme a ir tomando nota de mis propias esgrimas y demonios interiores, mis sentimientos y preocupaciones personales, dialogar con mis rabias redundantes, mis tristezas y mis alegrías, mis dolores y mis conflictos.
    Me terminó de motivar a esto, algo que me sucedió ayer en la mañana. Luego de salir de mi casa rumbo al trabajo, en uno de mis regresos ya habituales por haber olvidado algo, (cosa en la que me repito seguido) abrí de pasada el buzón de la entrada y encontré en él unos escritos dirigidos a mí, de uno de mis entrañables pacientes.
    No pude evitar una rápida lectura, somera y superficial, apurado por el tiempo pero invadido inevitablemente por la ansiedad de entender de qué se trataba. Hacerlo, me hizo rumiar y considerar a lo largo del día, acerca de la excelente oportunidad que, como enviada por los hados, se me presentaba para lanzarme, por un lado, a ahondar aún más la mirada a un interior no del todo conocido a pesar de mi labor (el interior de este y otros pacientes, sus pensamientos, opiniones, sentimientos). Y sin mucho pensarlo (como si estuviese esperando ansioso un pretexto como éste) su arrojo en mostrarme sus embrollos interiores y demonios, comprendí que fue el desafío que necesitaba creo, para decidirme a, en segundo lugar, aprovechar la oportunidad de poner de una vez por todas en palabras mis propios embrollos y los que me acarrea mi contacto cotidiano con la Salud Mental.
    Creo que ahora ha llegado el momento.
    Ayer y hoy estuve todo el santo día con mi cabeza dando vueltas y vueltas pensándolo.
    Hoy, no pude evitar despertarme a las cinco de la mañana, o antes, ni quise mirar la hora. Estos hechos, la sorpresa de la recepción del paquete y el impulso que me provocó inmediatamente a concretar por escrito la reflexión regular que me provocan de forma permanente mis contingencias cotidianas, mi labor, mis conflictos interiores, fueron un motivo suficiente para que no pudiese volverme a dormir.
    Permanecer en vela con mi insomnio inveterado, por estas u otras cuestiones, no me sorprende. Debería entrar a considerar seriamente el uso de música relajante u otras técnicas que me permitan abstraerme y volverme a dormir en estos casos. A pesar de todas las técnicas posibles, yo sé que con esto, hasta ahora, no puedo, me tengo que resignar a que cualquiera cosa me sirva para poner mi insomnio en juego. Algunas veces, me cansa y mucho pero, otras veces, me sirve para organizar mi jornada, para soñar despierto o para poner en juego mis haberes y mis faltas. A mí, que me gusta saber hoy lo que pasará mañana, que me importa mucho saber temprano lo qué haré en todo el día, que me desequilibran las sorpresas, que me matan los imprevistos, el insomnio es un buen compañero para planificarlo todo, para organizar todo el día de la mejor manera. He aprendido que tiene un lado bueno y tiene un lado malo. Es cierto que cada vez me gusta más despertarme temprano. En realidad, así como no me gustan los imprevistos o las sorpresas, a esta altura, ya debería haber aprendido un poco más a divertirme con lo inesperado, a ejercitar mi calma, a poner en juego mi tolerancia, mi sentido del humor, que creo que lo tengo.
    Esta vez entonces (otras veces son otras cosas) mi insomnio estuvo motivado por la decisión de comenzar a poner en letras de forma más formal y frontal éstas, mis preocupaciones y temas de cavilación, que me han acompañado siempre. Por ahora una vergüenza tonta evitará que lo haga público. Siento que lo mejor es disponerme a escribir, hacerlo a solas conmigo mismo, pero hacerlo de una vez por todas.
    Comienzo tienen las cosas, tiempo tendré de darme cuenta si me sirve para desahogarme, para llegar a conclusiones definitivas o no tanto, para sanar mis heridas. Después, veré que hago con ello. Lo he intentado varias veces, mi pudor ha hecho que intentara hacerlo tratando de poner distancia de las situaciones que quise contar, enredándome en buscarle la vuelta, variando de relator o cambiando de lugar de mi relato o inventar diferentes personajes o borrar o re-escribir y corregir innumerables veces. Descubrí que no es bueno que con tal de hacerlo bien o atractivo, me halle entrampado demasiado en la búsqueda de estilos y terminar entrampado no diciendo lo que quiero. Nunca, como ahora, he sentido que he comenzado con un fin específico como el que encuentro de decir-decirme mis rumiaciones, mis preocupaciones y complejos, que son muchos, para un lector que por ahora no existe. Estoy yo, estoy yo solo.
    Me parece más honesto hablar derechamente, decir todas las cosas que me preocupan o me mueven el piso. Son muchas pero, ahora al fin lo hago y no le doy más vueltas.
    Al hacerlo, cada vez me doy más cuenta que así como me encanta leer (me digo siempre que soy un desordenado gran lector) me encanta escribir. Escribir de a pedazos ya lo he venido haciendo hace bastante tiempo.
    Sé que escribo mejor de lo que hablo, hacerlo, me permite expresarme con un poco de mayor coherencia, o así lo creo, con más concreción y menos divagación. Incluso, en alguna instancia en que he tenido que hablar en público, escribir antes lo que quiero decir y aprendérmelo casi de memoria me ha servido y mucho. Sobre todo para no divagar, pues a veces tratar de explicarlo todo, como me gusta, me lleva a dar vueltas y vueltas y a no concretar. He tratado de practicar las pocas palabras, pero no me sale.
    El escribir, sé que me cura y me prepara mejor para la labor cotidiana, me olvido de todo, me invade la calma, el tiempo pasa volando, se me olvidan todas las penas y lo disfruto, mucho. Hay veces en que no veo la hora de regresar a mi casa a anotar mis elucubraciones que aparecen de retazos a lo largo del día. Hacerlo, me pone en el limbo. Anotar mis reflexiones interiores o impresiones, disponerlas en un archivo, es un punto de partida. Tal vez alguna vez podrán ver la luz.
    Hoy, es día de comienzos. Principio quieren las cosas.
    Como he dicho, la cuadernola envuelta en un papel arrugado con mi nombre en su frente, escrita para mí, (lo decía una breve nota en su interior) me ha venido como anillo al dedo, fue el justo preámbulo inexcusable para esta tarea que emprendo, lo último que necesitaba para ponerme a escribir. Como era de esperar, en la tarde, me puse a leer la cuadernola inmediatamente, con más detenimiento, a pesar de que tenía cosas para hacer. “Mirá vos”, me dije. Me picó la intriga y me enganché por un rato en su lectura.


    Empiezo diciendo que dicen que estoy loco. Pero estoy apresado entre cuatro paredes. Dicen que estoy loco. Yo, hasta podría llegar a reconocer mi mente perturbada por una vida de mierda, que luego irán conociendo, pero de ahí a estar loco, ni ahí. Tal vez, no lo sé…, yo que sé…, a esta altura tengo un pedo bárbaro. Dicen que mi planteo no merece ser escuchado. Que no seré comprendido. Que se me puede acusar de desequilibrado. También me han dicho: “Nadie te entenderá, .no insistas inútilmente”. En fin, son pretextos, son recontra-pretextos para marginarme. Pero yo, no cejo, no me entrego en eso de pelear por mis reivindicaciones. Y no me detendrán con argumentos bobos. Me ha costado decidirme a escribir mis peripecias, he puesto, he sacado, he escrito y borrado no sé cuántas veces. En fin, los lectores verán (si es que lo hacen) y opinarán. Entre ellos el mismo Doctor, se lo pongo con mayúsculas para que no se ofenda. Desde hace bastante tiempo me pasa que a veces creo lo que digo, y otras veces no. A veces lo hago convencido, y al otro día lo hago casi automáticamente, como si me dirigieran, como si me dijeran lo que tengo que poner. Mis fantasmas dice el Doctor, me embarullan con sus argumentos. De cualquier manera, creo que ha sido buena la idea de que me pusiera a escribir, el galeno le ha acertado, “¿Porqué no escribe todo eso que no quiere decirme? Tome un cuaderno, se explaya, hasta me puede insultar si quiere, o decir cosas buenas, si le parece. Tal vez, alguna vez, me lo podrá mostrar” Me lo dijo en una de las tantas veces que nos vimos. Pues bien, arranco. Lo hago diciéndole/les primero que nada que ¡otra vez me han encerrado!, de nuevo me han encerrado.


    El comienzo en concreto, ha estado bueno. Iré viendo como sigue, degustándolo de a poco, como un trago con amigos.
    [FONT=Times New Roman]Al comenzar a leer con detenimiento el primer trozo en el silencio de la Sala, me quedé pensando con una alta intriga de saber qué encontraría a lo largo de esas hojas mal garabateadas, de letras grandes y desparejas que, me parece, por lo leído, anuncian sorpresas inesperadas. Me quedé pensando si no encontraría en él una identificación con mis propias contingencias.[/FONT]
    [COLOR=#365f91][FONT=Times New Roman]En algún momento en el correr del día, mientras evocaba esas letras, andando para arriba y para abajo en mi labor, me di cuenta, recordé, que yo había sido, exactamente, su promotor. Yo había lanzado la idea. Mi distracción, como siempre, hizo que no lo recordara. Recuerdo que en algún momento le dije al paciente en cuestión: “¿Porqué no escribes todo esto que te pasa?”. Lo que no imaginé fue que me hiciera caso. [/FONT][/COLOR][FONT=Times New Roman]
    [COLOR=#365f91][FONT=Times New Roman]En las horas libres de estos últimos tiempos, además, me ha estado rondando en la cabeza todos los santos días (probablemente en uno de mis períodos de pesimismo, que me visitan seguido) el sentimiento de que hay veces en que me parece andar a cuestas con demasiadas preguntas y, a veces, me parece no tener ninguna respuesta. Como en un cajón de variedades, tengo preguntas acerca de la muerte, acerca de la vida, acerca del después y del ahora, acerca de si será posible un mundo mejor o si solo será un sueño. Preguntas acerca de si mis hijos y sus pares serán mejores que nosotros. De si cuidarán el planeta, si mejorarán el país, si serán más solidarios que nosotros, si serán menos individualistas, si recordarán los dolores colectivos y aprenderán a conservar la memoria, factor que me preocupa y mucho. Si restañarán las heridas del golpeado país y sus habitantes. Si conservarán siempre, como un bien preciado, la vivencia de las ausencias-presencias de los queridos conciudadanos que quedaron por el camino buscando el mundo mejor. El olvido me es doloroso, pero también me da rabia, sobre todo hoy, enojado por el silencio cómplice de los asesinos, que sigue siendo muy perverso, como dijo Macarena Gelman. Sospecho, en fin, que es mi sueño y que deseo que los que nos sucedan lo realicen mejor que nosotros. Pero también sé, que con esas mis preguntas y rabias, les estoy traspasando demasiadas responsabilidades. Tal vez no se lo merecen. Bastante tienen con lidiar con el siglo XXI y sus urgencias.[/FONT][/COLOR][FONT=Times New Roman]
    [COLOR=#365f91][FONT=Times New Roman]Todas estas cuestiones me han hecho rumiar y rumiar. Mis putos demonios interiores no se olvidan de acecharme, no me dejan, e insisten con ensombrecer mi mirada de las cosas, haciendo que por momentos, me pareciese una tontería hacer lo que estoy haciendo, o pensar que no podré, o que no vale la pena proceder a ello. [/FONT][/COLOR][FONT=Times New Roman]
    [COLOR=#365f91][FONT=Times New Roman]Hablar de todo esto tal vez sea mucho y no creo que pueda abarcarlo todo, pero, reitero, con la intención de sanar en algo mis heridas, de descargar mis tensiones y, reencontrarme a mí mismo, me he lanzado al ruedo a intentarlo. Quiero contarme y tal vez contarlo alguna vez, después que lo barrunte con amigos. [/FONT][/COLOR][FONT=Times New Roman]
    [COLOR=#365f91][FONT=Times New Roman]Hoy amaneció con una hermosa mañana, estamos a finales de Noviembre. El sol resplandecía y reafirmaba el color del césped y de las flores del patio que veía a través de la ventana de la Sala. Desde ese rincón, sentado frente a la computadora, donde escribo, corrijo y re-escribo mis impresiones y sucesos, donde leo y releo a cuenta de mis inseguridades, las cosas sueltas que he ido realizando sin un fin determinado, desvío cada tanto la mirada a la ventana de la amplia Sala principal de mi casa. Este rincón, al costado de la puerta que da al patio y casi escondido, me he dado cuenta es mi lugar. La Sala es el lugar de las reuniones en invierno y de las charlas hasta la madrugada con amigos al calor de la estufa, siempre y cuando me pueda mantener despierto, porque, es verdad, que habitualmente me acuesto temprano con los previos bostezos impertinentes con los que todos se burlan y se ríen. [/FONT][/COLOR][FONT=Times New Roman]
    [COLOR=#365f91][FONT=Times New Roman]Estuve mirando un rato hacia afuera atraído por la luz y el ruido de los pájaros. Es un espacio acogedor en el que me siento como en otro mundo. Me olvido del afuera y del trajín cotidiano. Puedo pasar largos ratos a solas conmigo mismo reconstruyendo escenas y acicalando las rispideces de mi labor. Hoy, en estos tiempos, confieso que hay momentos en que me gustaría esconderme del mundo y reposar en una cama eternamente. Y en otros, igual de agobiado por la realidad contundente y a veces dolorosa, (en un país que estoy pensando pudo ser y no ha sido del todo como quisiera), se me ocurre soñar con ponerme en campaña para solucionar todos los problemas de una vez y para siempre. Sé que no puedo solo y que no lo será en todo el transcurso de mi vida, pero me queda la esperanza o el anhelo de que al menos más adelante tal vez lo sea. Quisiera cambiar el orden de las cosas, combatir las injusticias y nivelar las iniquidades entre unos y otros. Y siempre me pregunto una vez y otra vez: ¿Vamos hacia un país mejor y más justo…, o nos quedaremos en esto? ¿Voy, hago algo por ir hacia su búsqueda… o me quedaré en esto de solo observar y criticar? Cuando hablo de injusticias, inmediatamente me acuerdo de nuevo de temas como el de los Derechos Humanos aún pendientes y de la Salud Mental y sus falencias, que también la entiendo como una tarea obligatoria de derechos. Debo tratar de hacer esto sin demasiada elaboración, prometerme perseverar en mi esfuerzo de no revisar y revisar, lo que para mí es todo un desafío, pues es otro de mis defectos, el hecho de nunca quedar conforme. Hacerlo así, tal vez sea una forma de ser más espontáneo, cosa que me cuesta bastante. [/FONT][/COLOR][FONT=Times New Roman]
    [COLOR=#365f91][FONT=Times New Roman]En estos días, contribuyó también a decidirme a este acto de catarsis, algo que creo no he dicho, el haber recibido un material precioso acerca de estos temas de la salud mental de parte de una amiga, trabajo final de su Carrera de Servicio Social. Habla casualmente de asuntos que nos terminan siendo comunes. Su trabajo se titula “Lectura Histórica sobre el abordaje en Salud Mental en el Uruguay, 1900-1970”. Como es el caso, hallo reiteradas veces en las palabras de los otros mis ideas, dichas de mejor manera. Ella dice mejor que yo lo que pienso aunque abarque un período anterior. En estos casos, no tengo vergüenza en incorporar los conceptos a formar parte de mis ideas. Mi amiga entonces, estará también presente, acompañándome.[/FONT][/COLOR][FONT=Times New Roman][/font][/font][/font][/font][/font][/font][/font]
     
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