Desesperación sencilla

Heme aquí buscando en tus aposentos, el recuerdo de aquella noche que guarde bajo llave en mi corazón custodiado por cinco guardias vestidos con armaduras de colores diferentes marcando Su objetivo especifico, aquel recuerdo que se quedo en secreto tras cerrar la puerta a la cual no puedo entrar desde hace tantos años que ya soy un pobre viejo rogando por amor con gran despecho que hasta un niño lo notaria viéndome a los ojos, me la paso dentro de los bares todas las noches pensando que la bebida me dará lo que me quito ella, vagando por la vida y por las calles en una noche que quiere robar mis pensamientos y solo dejar uno que me atormenta desde hace años, <Busque donde sentarme, y halle un banco solitario> Empezando a conversar con la luna me di cuenta de que mi melancolía nunca se acabaría y así decidir visitar a la luna todos los días en busca de respuestas absurdas que se ven a menudo entre amigos.

Aquella noche, nublada, fría y triste la luna no pudo salir, aunque estuvo en su máximo esplendor, pero las nubes obscuras no deseaban bien para nosotros, empezaba un amor prohibido con la luna y solo interferían las nubes, aquellas que queremos alcanzar con solo saltar, pero destruyendo nuestros sueños una y otra vez.

Quería ponerle fin a esa tortura que tenia y aborde un avión dentro de mis sueños pensando que abrazaba a mi amor lo mas fuerte, y por mas fuerte que lo hacia más rápido se me escapaba de mi, burlándose a lo lejos todos aquellos miedos que sentía en lo mas profundo de mi ser, culpándome y azotándome con sus palabras.

Pero no pude.

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