Desgracia

Cada pensamiento de mi enlimado espíritu es una sucia rata que corroe las esperanzas vanas que ya hace tiempo se difuminaron en el firmamento gris de un obsoleto poniente invernal.Cada lágrima fría pero pudorosa que cae de mis ojos ciegos es la esperanza que no se realizará jamás,cayendo en el barro cenagoso de mi vil y escarmentada miseria. Querría herir en lo más hondo del corazón insondable del Todopoderoso Creador con mi ira furibunda pero callada. Pero es en vano,Él hace tiempo que se hizo noche perpetua en mi alma desgajada por la desgracia de un amor difunto que aún huele a carroña. Entonces me oculto como un cobarde en los negruzcos setos que vadean el sendero que lleva directamente a la perdición eterna:lo sé,y me río a carcajadas mientras mis labios se estremecen de tristeza profunda. Soy un huérfano de ecos melancólicos y graznidos de cuervos agoreros,pero yo,atontado por la ebriedad de la bebida alcohólica intento ahuyentar tal sombra de mi lastimado recuerdo. Sólo me quedan las remembranzas fúnebres pero castas de tus dos luceros que me hacían caer en un soporífero gozo de soledad,pero ahora que has muerto,amada mía,sólo me aferro a la espectral memoria vacía de mi desgraciada perdición.