Desnudo en el frio

Desnudo en el frio.

Caminando por los paisajes del sueno, habito los territorios insondables, mientras la musica martilla oscilante, entre el arpegio de la guitarra, el repique del bongo y la voz aguardentosa de un sonero insomne, como el frio mismo.

Son canciones extraidas con amor del sarcofago de mis abuelos, la sonora dinamita, el cuarteto de Machin, el trovador Codina, como en una calesita empapandonos del tropico que como incinerador llevamos dentro. Mas ahora, solo cenizas y frio.

De cuando en cuando asomo Roy Brown, con la carta, via e mail, de Gary desde Kosovo y es cuando hacemos tierra, para darnos cuenta que el mundo rosa y la paz, son imposibles de construir en medio de las lejanias, de las bombas de precision quirurgica, la vigilancia satelital y muchas otras novedades, con que una y otra vez se intenta cortar el vuelo libre del pensamiento, a pajaros de raro plumaje.

Si algo se parece a la peste bubonica, es la soledad. Ese fluir de las horas en medio de la parsimonia de relojes, estantes, libros, revistas, sobras de cafe y la pintura de una pizarra que me mira coqueta, como alocada por los silencios, cuando la tiza no se desliza chirriando por su superficie.

Estos anos por concluir han sido exergo, del vuelo bajo, para no perderse de nada en la vida, paisajes desfilan como juguetones bits, por la pantalla, mientras la ciudad se encuentra luego de varios meses extranos con la libertad, que poco tiene en comun con el orden siniestro de los aposentos altos y las prescriptivas de los sabios.

La ciudad impudica, como cualquiera, se adentra, en los colores del viento, haciendo posible, que el mismo casi se pueda tocar, casi se pueda danzar con el; y sin embargo, poco novedoso puedo contar hoy, excepto, la fiereza del frio y la desnudez, una de las conquistas de la soledad.

El ano termina con su balance de silencios, desnudez y frio, aunque con tan arido paisaje, solo nos salva de la locura: el amor, distante, anidado en tus ojos y en tu risa.


Yoe F. Santos

Santiago de los Caballeros
25 diciembre, 2006

Nota: les debo las tildes, el presente texto se creo en una cuenta de correos.