Desnudo

He decidido escribirte así: completamente desnudo de ataduras de otro tiempo; sin recatos cubiertos de falsas inocencias; sin la más mínima vergüenza al ver como la piel de mis letras, es tocada por los rayos de esas dos estrellas vivas que te iluminan el rostro.

Ya sabes que mi universo sabe vestirse entero con ropajes antiguos; con armaduras milenarias que le guardan de impulsos no vencidos; que sabe pasearse por los salones cenicientos donde los pasos de danzas disipadas dejaron hace tiempo de girar; que suele escapar a rincones insospechados donde su fuerza nunca se verá herida por los recuerdos de tiempos ya vividos, y así, venciendo el pudor que le resguarda, ha dejado correr sobre las edénicas colinas de soleadas mañanas toda su ansiosa necesidad por hacerse leve, dejando que el viento suave de tus manos lo acaricie.

¿Qué más podría entregarte si te he dado la vida entera? Si la he abierto ante ti como una fruta reventada por el verano y he dejado que me mires, que me huelas, que me partas y me gustes y hagas de mi entre tus manos cual si fuese una nube que toma el viento en la tarde.

Amor mío, se me escapa el alma cuando me pongo a cantarte; se me hacen agua los huesos, se me iluminan las horas, se me estremece la carne y me dueles… ¡Ay, no sé donde! La piel me arde mientras te estoy pensando y se va tornando en letras lo que me nace del alma.

Quisiera estar en tus sueños, en tus deseos ocultos, ser de tus liviandades la más secreta y oscura; que ya la razón no me ate para entregarme a tus juegos, dejar que el aire me eleve como vibrante estandarte; palpitar sin temor a irme con todo mi ser expuesto, gritar mis ansias sin dejos y mis temores sin ayes…quisiera ser solo piel que el tibio viento rozase.

Eres la razón de mis dulces horas, la suave nostalgia que me atormenta, el frenesí ciego por el que rompo mis miedos; la locura indómita por la que puedo conquistar mil universos, el fuego inacabable que me calcina en deseos y me evapora la sangre.

Cómo más podría darte estas letras sino vestido de brisas, si el sol de tus labios me calcinó los lienzos con que vestido por el mundo yo solía transitar el paisaje; cómo más podría dejar que me vieras sino así, desnudo completamente, para ser solo lo que mi esencia proclame; con estas mis ansias fieras, con estos mis sueños graves, con estas mis carnes plenas, con estos mis años ya… ausentes de mocedades.