Despedida en Estación Central

Había pasado en excelente fin de semana. Casi perfecto diría yo, si no fuese por ese terrible clima y esa nube negra que cubre la ciudad comúnmente. Pacho fue a dejarme al terminal, en estación central, pues ya correspondía regresar al mar, a Valparaíso. Estábamos en la estación de bus, esperando… Entre abrazos, despedidas y todas esas personas inquietas, inquietas de apuro, como si el tiempo se les fuera a acabar, había una pareja, estaban abrazados. Él, aunque trataba de ocultarlo, ¡¡Se moría de ganas de romper en llanto!! Se amada se iba, se alejaba de sus brazos, de sus caricias, sus besos. Ella se veía muy serena, tal vez, con una mirada algo nostálgica, ella partía, sus labios gritaban desesperados un beso, un te amo, un te quiero. Mientras tanto yo aun seguía mareada en el terminal, el calor siempre ha provocado ese efecto indeseable en mí. Pero a decir verdad ese malestar pasaba a segundo plano, pues mi mirada estaba totalmente enfocada a aquella pareja, no se sus nombres, pero quisiera darles alguno, ella, tenía cara de Soledad, así que ese será su nombre ficticio, “Soledad”; El rostro de él, era como de Fabián. En fin, se notaba que ellos guardaban un gran amor, ya no quedan muchos de esos, por eso me cautivaron, se besaban tan hermosamente, sus labios se fundían y de ellos salía fuego y destellos de colores. Había llegado el tan infortunado momento, el bus partía, así como sus caricias. Él le susurra algo en su oído, palabras solo entre ellos, que claro, jamás llegaron a mí, pues era su propio lenguaje; quisiera creer que le dijo: - “Te amo, te amo hasta ya no poder más, me desespero de tanto amor, cariño, ya nos veremos dentro de 3 semanas más, se que te duele tanto como a mí, pero este amor tan poderoso aguarda momentos de felicidad, no llores, amor tus lágrimas me duelen, te amo”. Era inevitable, con cada palabra que el tiernamente le decía, caía una mustia lágrima. Ella entre toda esa angustia y sollozos logra soltar un: -“Te amo, te extrañaré”. Yo me despedí de mi queridísimo Pacho, él me dice, fue bello tenerte aquí, no sabes cómo agradezco tu visita, le sonreí y le dije: Fue hermoso verte, no faltó absolutamente nada, hiciste perfecto el momento. Subí al bus, me instalé junto a la ventana para mirar a Soledad y Fabián, en su triste despedida, se regalaron el último beso y ella subió al bus muy desesperanzada, en esas coincidencias de la vida, ella se sienta junto a mí. Y partimos, llegamos a Pajaritos y para mi sorpresa, él estaba ahí esperándola con una rosa blanca, se sube al bus y se la obsequia, mientras ellos disfrutaban de ese momento ocurrió un aterrador apagón de luz, ellos asustados no querían separarse pero él bajó, el bus partió y ahí se fue sollozando todo el camino Soledad, mientras yo miraba las estrellas en el oscuro manto nocturno, llegamos a Valparaíso, nos bajamos y nunca más supe de ella, solo deseo que sus brazos se encuentren pronto, porque jamás vi tanto amor, jamás olvidaré aquella despedida en Estación central.