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Despierto.

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por aguijonmagico, 23 de Julio de 2012. Respuestas: 0 | Visitas: 943

  1. aguijonmagico

    aguijonmagico Poeta recién llegado

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    27 de Enero de 2006
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    Nathaniel estaba despierto.
    En la larga noche sideral, Nathaniel permanecía.
    Sus ojos llenos de telarañas rojas, su nariz herida por dentro, su boca requemada por los buches de vinagre que desde hace tiempo se venía haciendo, por el dolor de garganta. Nathaniel no dormía.
    Esto tiene que terminar, se decía. No puede ser que el dolor de garganta me persiga así como me persigue. Años y años de tortura, desde la infancia. Angina pustácea. El mismo nombre te lo dice, pensaba Nathaniel, angina pustácea. Angustia infectada. Purulencia. Gusanos y violencia en tu cuello.
    Así no puedo vivir, se dijo Nathaniel, así no. De todo probó para curar su garganta. Y sus llagas todo lo resistieron. Ya hay familias enteras de antibióticos que no puede tomar, porque no le hacen nada. Sus bichos, como Nathaniel cariñosamente les dice, son inmunes a los betalantánicos, y ya casi, casi, a los macrólidos. Mis bacilos no vacilan, piensa, sonriendo, y también, aterrado. Porque es claro que ellos serán la causa de su muerte. Una muerte séptica, alojada en sus riñones y sus articulaciones, una muerte de fiebre, delirio, pus blanco amarillento saliéndolo por los orificios, conquistando su sangre. Todos los años, en invierno, Nathaniel pasa un mes enfermo. Un mes de angina pustácea, después un virus, después una laringitis, y después otro virus. Uno le abre la puerta a otro. Por supuesto que la depresión que Nathaniel siente no lo ayuda en nada a defenderse de las enfermedades. Después, pasan. Pero ese mes, ese terrible mes. Encima, a veces, hay años que en verano (por qué en verano, POR DIOS por qué en verano!) también se enferma, una vez más, otro mes, otros 30 días. Hay años que sí, y años que no, solo el invierno. Nathaniel sabe perfectamente por qué es que le pasa esto. Cuando era chico, estaba la moda de operar las amígdalas. Hoy ya no se operan más, se dejan. Pero a Nathaniel se las sacaron. El problema es que la operación fue muy mal hecha. Hasta el día de hoy, Nathaniel lleva en su brazo derecho una cicatriz muy extraña. Es una raya, horizontal, paralela a la articulación del codo, donde apenas empieza el antebrazo. Y de cada lado de la raya, dos agujeros. Sí, dos AGUJEROS. los agujeros, evidentemente, no llegan hasta ningún vaso sanguíneo ni nada que se le parezca. Pero son agujeros. No cierran. Como si le hubieran hecho dos piercing parciales, uno de cada lado, y nunca hubieran llegado a encontrarse, a conectarse, como si se hubieran quedado a mitad de camino. Dos agujeros, y una raya. Es que vos no te quedabas quieto, y el anestesista no te encontraba la vena, le dijo el papá a Nathaniel. Él guarda imágenes borrosas de esa operacion, Nathaniel tendría 3 o 4 años. Recuerda la luz de tubo del hospital, recuerda haber usado ropa de hospital, una camilla, poco más. En esa operación, le quitaron las amígdalas. Casi, casi, todas. Pero le quedó un pedacito minúsculo. Del lado izquierdo. Ahora mismo ese costado del cuello le late por adentro, a Nathaniel, y le envía como una especie de aullido lejano, diciéndole que en cualquier momento el dolor estalla, que sus bichos siguen ahí, calmados por ahora, pero aullándole suavemente, lub dub, lub dub, latiendole, latens deitas. Ese pedacito de amígdala es lo que se le infecta a Nathaniel, y le causa tanta miseria de tragar dolor y espanto de pus. Se entero hace poco. Pasa que los médicos de hoy en día no son seres humanos individuales. Los médicos de hoy en día actúan por "consensos". Si te duele la garganta, tenes pus, entonces es angina pustácea, que cagada, tomá esto, y andate. No te estás muriendo. No es para tanto. Y te dan una caja de antibioticos. Nathaniel aprendió por experiencia, por ejemplo, que una caja de antibioticos a él no le alcanzan. Que tiene que tomar una caja y media. Si no, el espíritu de la enfermedad permanece vivo. Es, para Nathaniel, como una posesión demoníaca, un intento del diablo de vencerlo. Pero no, si Nathaniel toma la caja y media. Nathaniel es quien les dice a los médicos "no me des Optamox, no me hace nada. Dame un macrólido". Hubo una vez en que Nathaniel no tuvo ánimos para ir al médico, y se tomó cualquier antibiotico. El primero que encontró, restos de restos de enfermedades pasadas de él y de su familia. No le hicieron nada. Nathaniel lo sentía, sabia que no le hacían nada. Pero siguió insistiendo, o jugando, o sufriendo a propósito. Hasta que el dolor fue insoportable. Fue al médico, y resultó que tenía un "flemón", una bola de piel rellena de pus en la garganta. Le tuvieron que meter una jeringa con una aguja en la boca, y él manteniendo la boca abierta, llegar a la garganta, perforar el flemon, y drenarlo. Y no te muevas, porque te atravieso. Allí fue cuando le encontraron el pedacito de amígdala infernal. El pedacito ERA el flemón. Ya está, dijo Nathaniel, ya está. ME LO CORTO. Que me lo saquen. Me opero. Pero los médicos le dijeron no, no está para operar. Tenes que tener 3 flemones por años, o 5 anginas, para operarte. Tenes 3 flemones por año? Y la verdad es que Nathaniel no los tenia. Además, le dijeron, es tan chiquito el pedacito, que no sabemos si quitarlo va a tener efecto o no. Una anestesia total por algo tan dudoso, no vale la pena. Tampoco es que te estás muriendo...
    Así que Nathaniel no se muere, por ahora, pero tampoco duerme. Va a probar una cosa diferente. Estuvo investigando sobre el control de la mente sobre el cuerpo. Descubrió el concepto de cuerpo energético, y como las enfermedades serían ruputuras, desgarrones, en ese cuerpo etérico. Así que Nathaniel no duerme en la noche extraña, en su cuarto asfixiante y conocido, iluminado por su velador de luz naranja, porque va a trabajar con su cuerpo etérico. Va a abrir el chakra corona, el de la parte superior de su cabeza, y va a dejar entrar luz, la luz de la energía del universo, de los planetas, del cielo, de las estrellas. Con esa energía, va a taponar el costado de su garganta, justo encima del pedacito de amígdala.
    Nathaniel leyó mucho sobre todo esto. También leyó que hacer estas cosas solo, sin una guía, puede ser muy peligroso. Porque cuando uno se abre, se abre a todo. Y cuando uno llama luz, emite luz. Y eso es como pasear desnudo por una avenida llena de gente, gritando "mírenme". Hay cosas, entes, que son atraídos por esa luz. Nathaniel sabe perfectamente a lo que se arriesga. Pero la desesperación que tiene es grande. Grande. Los remedios se le acaban, los medicos no lo operan, solo le queda la luz del cielo, las estrellas, los planetas.
    Nathaniel apaga su velador, cierra los ojos, y se abre. Una corona de luz se forma sobre su cabeza. Con su mente, Nathaniel dirige la luz hacia su garganta. Siente como se le tapa el lugar, siente la cura.
    También siente miedo. Percibe que se le acaba el tiempo, que infinitos seres estan corriendo hacia él. Hay una película que se llama "Event Horizon", donde los humanos diseñamos una nave que puede ir más rápido que la luz. Lo que hace la nave es abrir un portal, pasar por otra dimensión, y salir por otro portal al lugar de destino, de modo instantáneo. La película gira en torno a que la otra dimensión que atraviesa la nave es el infierno. Nathaniel siente que asomó la cabeza a un lugar oscuro, de torbellinos negros sobre negro, y que, de repente, encendió una luz sobre su cabeza. Las cosas del lugar vienen hacia mí, piensa. Se deslizan, reptan, vuelan, corren, se arrastran...hacia mí. Quieren comerme. Tengo que irme, tengo que cerrar, tengo que apagar la luz, cerrar la puerta de la heladera, bajar el interruptor, salir ya! AHORA!.
    Nathaniel abre lo ojos, haciendo la señal de la cruz, de puro terror, para ampararse en Dios. Le reza también a la Virgen María, a su Ángel de la Guarda. Recuerda varias frases. Una, que los demonios pueden sufrir hasta la comuníón, e igual permanecer en aquellos que poseen. Otra, que el demonio no puede tolerar el nombre de la Virgen María, o la señal de la cruz. Que susto. Que susto. "La nueva era es demoníaca porque hace promesas de poder personal, en vez de confiarnos en las manos de Dios". Me curé? Está mal que quiera haberme curado? Se me pegó algo? Algo salió conmigo? Todo esto piensa Nathaniel, sin poder dormirse. Al final, muy tarde, se duerme. Al otro día, se levanta muy cansado, gris, la piel en serio color gris, los músculos del cuerpo agotados. Me están chupando energía, piensa. Tengo parásitos espirituales. Me están absorbiendo el alma. Nathaniel contacta a gente metida en reiki, y le dicen que tiene "dos entidades oscuras" pegadas, que fueron atraídas por su luz. Que "pidieron permiso" y "les dijeron" que "no tenían permiso para removerlas". Arreglate vos, yo no puedo hacer nada, mis espíritus guías me lo prohibieron. Así que Nathaniel, en su casa le reza a una imagen de la Virgen María con el Niño Jesús que tiene en su casa, y también, al mismo tiempo, a una imagen de Jesús el Buen Pastor, que también tiene, una en diagonal con la otra. Les reza en serio, pidiendo ayuda. Inmediatamente, Nathaniel siente una descarga, un rayo que lo golpea, un sacudón de adrenalina, fuerte. Está liberado. Para estar seguro, se confiesa, va a misa, y comulga. Le explica lo que pasó al sacerdote, la versión resumida. El sacerdote solo dice ok, que más. Vuelve a su casa Nathaniel. y se queda pensando, de noche. Despierto.
     
    #1

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