Después del apagón

Se apaga la vela…

Mi quietud
es como la de un cerillo nervioso
que entre el humo a cera quemada
incendia los huesos.
​

Mientras acabo mi cigarrillo,
hoy, “día del apagón”
veo, en la ventana, como los árboles
se doblan hasta el piso por la tormenta,
y pienso:
¿qué difícil se vuelve
prescindir de los sueños…?

Nunca pensé la posibilidad
que tal vez esas raíces
estén cansadas de la tierra
y quieran irse con el viento.

Y así, causalmente, ese piano
que tocaba siempre en la casa de Ceci
nunca su melodía llegó hasta acá
para preservar mi existencia.

Hoy recuerdo que las notas que aprendí
en la distancia se perdieron.

Esas suaves manos tocando las teclas
ahora, seguramente,
componen otro ritmo…

A veces siento
que un dios egoísta
nos encerró en este mundo, bajo llave,
para su íntegra diversión.

Es un poco lo que yo hice,
pero,
a diferencia de él,
a lo grande.

 

Entonces, reconoces que tu egoísmo es mayor.
Porque lo haces, a lo grande...

 

exacto Nommo, "que mi egoísmo fue igual y hasta mayor en aquel tiempo", por ahí va la idea en este poema. jejeje...

creo que es importante para un poema, saber leer entre lineas y también intuir... un poco de que se trata. Un abrazo.

 

Instantes capturados por la sensible voz del silencio y que derraman intensos entre tus versos querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

El gusto es mío preciosa!!!
Un abrazo.

 

Es inevitable que cambien las cosas aun si los sueños persisten...chevere el momento, con esa tormenta y después del apagón.
Te mando un abrazo