desventuras

Desventuras dándose prisa para desplazar a las otras, nunca lo consiguen a aprenden a convivir entre ellas, desventuras y desventuras agolpándose en mi mente, ocupando mis noches de insomnio, desventuras cargadas de melancolía algunas, inundadas de anhelos otras y unas mas, las peores plagadas de hastíos y melancolías.

Tengo algunos momentos de serenidad al recordar tus ojos, pero son instantes, casi por añadidura viene tu adiós a mi presente, a mi realidad y me vuelvo a sumergir en este mar de reproches y lamentos.

Se dice que no sirve la felicidad si es a costillas del llanto, cosa cierta e innegable, mas que decir del llanto que es a costillas de la felicidad, como juzgar a aquel que conociendo su destino, se anima a acariciar un breve instante el capullo, para después solo quedar aquí, tisico en el tallo, jugueteando entre espinas y admirando con singular mezcla de sentimientos el florecer de rosas a lo alto.

En el momento que decidiste partir, no satisfecha con el adiós y como poniendo en claro el “hasta nunca” te marchas poniendo entre nosotros la única distancia que aun no existía, la de los kilómetros. Penseme acabado, mi único motivo de lucha había encontrado otro motivo para ganar la lucha, no había ya porque seguir y sobre todo… sobre todo no había con quien seguir.

Viviré entonces sumergido en mi desventura, afrontare ahora tu ausencia soportando el recuerdo de todo lo no sucedido hasta que los silencios por consumirse y la marea que empieza a enfriar mis tobillos nos devuelvan los momentos que restan.