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Tema en 'Salón de Poetas y Prosistas' comenzado por Rho, 29 de Septiembre de 2005. Respuestas: 0 | Visitas: 1215

  1. Rho

    Rho Poeta recién llegado

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    9 de Abril de 2005
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    “Pero, se da el caso, al menos en el mío, de ser lectores de aquellos artistas - noveles o consumados - y, en tanto tales - reitero que es mi caso - solo buscamos deleitarnos con las imágenes e historias que dichos artistas nos ofrecen, dejándonos atrapar por sus universos y personajes creados para tales efectos: leer. "

    Estas entrando en un juego dialéctico, dando a entender que no juzgas el arte, sólo lo disfrutas según venga. Nadie hace eso, menos quienes saben de arte. Todos elegimos, sólo no elige quien nada conoce de arte, es como con el vino, o cualquier bebida alcoholica, para quien no tiene paladar cualquier cosa está bien, pero para quien en verdad ha desarrollado el disfrute de algo, comienza a elegir, a comparar, a degustar, refina su gusto y comienza a elegir. Quien lea a Cohelo junto con Shakespeare y sienta que es lo mismo, sólo lectura, verdaderamente tiene el gusto completamente chato. Está de moda el decir eso con respecto al arte, así como está de moda decir que todo es arte, pero son frases cliché que se dicen sin haber pensado en lo más mínimo, pero una cosa es cierta: quien las dice no ha refinado su paladar al arte. A medida que comenzamos a interesarnos en una expresión artística, comenzamos a elegir, a decir esto es mejor que aquello, esto me interesa aquello no, esto es de calidad aquello no. Querer sustraerse a la evaluación es lo que está de moda... entre los que sólo están en las modas y en los decires, preocupados por decir lo que está lindo de decir, pero sin interés real por el contenido de lo dicho. Quien dice que sólo va en busca de letras escritas sin importar lo que lea, está mintiendo.

    “Y no poniendo en duda la existencia de algún iniciado en la crítica literaria en estos foros - que tampoco es mi caso - difilmente intentaremos escudriñar en las formas, la métrica, el estilo, u otra particularidad de cada artista. Simplemente nos gustó o no; nos cautivó o no. Y en eso, a mi modesto entender, radica la recepción y la aceptación de la obra en cuestión. Porque, sigo en mi visión, es el objetivo final de todo artista, más que salvar las altas barreras de críticos especializados y forenses del lenguaje poético o en prosa. "

    Continuando con lo que estaba diciendo, quien nada sabe de un arte sólo puede emitir juiciios del tipo “me gusta” o “no me gusta”. Así nadie puede gozar o disfrutar un arte. Los niños emiten juicios de ese tipo sin poder decir por qué les gusta o no les gusta algo. Continúa siendo una pose cliché. Cuando el juicio de alguien se va refinando, no todo es lo mismo, sino que cada vez las cosas son más distintas, porque se desarrolla el poder de discriminación. Quien nada puede discriminar en una expresión artística sólo puede decir "me gusta” o “no me gusta”. Quien en verdad está interesado en una expresión artística no dice eso, dice me gusta la combinación de colores y dice por qué, habla de las sombras y las perspectivas, de los estilos, etc.

    Si yo me pongo a emitir juicios y a hablar de lo que considero un poeta en serio, realizado, y quienes son unos principiantes afectados, es porque comienzo a hacer unas primeras distinciones en lo que percibo. Para decir me gusta o no me gusta, no digo nada.

    “Quien escriba - verso o prosa -, pinte, filme, componga o cante solo para las altas academias de las alturas del saber especializado, estará - reitero, en mi opinión - traicionado la escencia misma de la obra de arte: Dar tetiminio y crear cultura que se arraigue en la escencia, en en la medula misma del saber popular, porque la cultura, en todas sus manifestaciones, si no cala en lo escencial de los pueblos, es letra muerta y rapidamente pasará a engrosar los osarios de los fósiles arrumbados en los tiempos.”

    Hacer arte para las altas cumbres es afectarse con modismos para mostrar lo que no se es. A medida que un artista se desarrolla, comienza a elevarse. Nadie puede mostrarse elevado si no lo es. Pero, repitiendo lo que voy diciendo, se comienza a distinguir el artista de calidad, y los artistas de calidad son los que interesan, y esa calidad se muestra por muchas cosas, algunas de ellas las he mencionado yo en el caso de la poesía. El artista elige, expresa, cada obra es el resultado de un esfuerzo por hacer arte de calidad, y es una niñería pensar que no es esa la intención del artista talentoso. Claro, el que no tiene talento puede ampararse en cosas como que todo es arte y cagar sobre una tela y, hasta es posible que la venda. Pero no me interesa entrar en ese debate que no considero un debate, eso no se debate en los círculos artísticos, no todo es arte.

    Otro cliché es de considerar sólo arte al arte popular. Existe un arte popular y existe un arte de élites, donde sus representantes se han formado de una manera más específica. No es lo mismo la música de un músico que toca de oído a la música de alguien que se ha formado por años y años en la música. Claro, lo que ocurre es que para poder disfrutar el arte de calidad es necesario estar educado en ese arte. Yo creo en el arte popular, pero aprecio más el arte de las altas cumbres, el arte de personas que se han formado en las cumbres de la cultura. Una cosa que sospecho es que quien se haya educado en un arte, no puede apreciar el arte popular. Un concertista sinfónico no creo que guste de Palito Ortega. Pero no es un tema que me interese debatir. Existe un arte de artistas formados, ese arte es el que me interesa. Un albañil puede construir una casa muy bonita, pero sin la formación del arquitecto jamás podrá hacer lo que éste puede hacer. Pero debo aclarar que mi educación artística se acerca más a la del albañil, por lo que soy un artesano de la escritura, pero es algo que disfruto mucho.

    “Y aquí, es estos foros, asistimos para compartir lecturas, cantares y poemas. De los consagrados y de los primerizos. Y, lo que es mejor, aquello que brota libre y espontáneamnete del sentir de los propios foristas (ellas y ellos). Con el más absoluto irrespeto a las normas académicas de tal o cual escuela o pontificado. Y eso, mi querido amigo Rho, es arte puro, en bruto, sin adornos pueriles; diamantes sin pulimiento artificial; cuarzo cristalino y transparente. Expresión de cultura popular. "

    Claro, ya lo he dicho, ahí me encuentro yo también, pero eso no quita que pueda juzgar lo que es bueno de lo que no lo es. Así se comienza, pero luego viene la discriminación, la elección, hasta el albañil va desarrollando su gusto con el paso del tiempo.

    “Pues bien, “¿Por qué escribe usted?”, señor Hahn. ¿Qué lo mueve a tan tremendo esfuerzo? ¿Vale la pena la escritura?

    En ese poema que se llama “¿Por qué escribe usted?”, yo, en el fondo, quise decir de otra manera que uno no sabe por qué escribe, porque todas las respuestas que hay en el poema, todos los ‘porque’ son contradictorios. Aparece un porque como razón o como motivo, pero inmediatamente después aparece el porque contrario, y en algún punto hasta dice ‘porque no sé’. Pero quizás la clave está en los últimos versos, en el último verso diría yo, ‘porque algún día, porque todos, porque quizás’, en que hay como una esperanza de algo, una esperanza de supervivencia, de trascendencia, de derrotar a la muerte, de ir más allá de lo meramente corporal, o material, pero sin saber exactamente qué es eso que uno espera "

    Esto es cierto, el artista es empujado por algo que no comprende bien, yo mismo no sé por qué escribo, pero es una de las cosas que más me gustan. Cuando se hace algo bien -no digo que yo escriba bien- se tiene el deseo de repetirlo una y otra vez. Pero en el arte hay algo más, debe ser el placer de crear. Aquí has copiado la opinión de un artista sobre el acto de escribir, has elegido, no copiaste la opinión de tu vecino, sino la de un artista consagrado, eso se debe a que todo lo que querías dar a entender, no es cierto, elegís, discriminas, tomas de lo mejor, no de lo peor.




    “Toda época tiene su propia forma y creación artística, en correspondencia con su sociedad.

    En cada momento histórico se define un valor artístico, por ejemplo, a finales del Renacimiento, teníamos lo que es el Manierismo, un estilo literario que se aleja mucho de lo que se menciona arriba, ya que este se valía de un enorme recurso de palabras para adornar lo que se quería expresar.
    También tuvimos lo que fue el Dadaísmo. Qué dirían los dadaístas si leyerán las criticas arriba expuestas? éstos que sostenían que las palabras para la creación de su arte surgían de la casualidad.
    El poema a través de la historia ha sido canto en las sensuales fiestas de Dionisio, canto en las oraciones religiosas del cristianismo, filosófica reflexión en los labios de Dante y Goethe, ha sido árdua exaltación en las vísceras de Sade, cada uno con floresció con un estilo particular que no precisamente obedecía a una estructura uniforme para la creación de sus obras.

    Actualmente, desde una perspectiva muy personal, el artista, -en este caso- el poeta, ha encontrado el límite en la palabra misma. La palabra en el poema es su raíz y al mismo tiempo su atuendo, es el material del que el poeta dispone y ha dispuesto siempre. De época en época las palabras se agotan, se cansan y hay que buscar nuevas, contando siempre con las mismas, y es ahí donde considero que se crea la crísis del autor...-aún más- nace la tragedia del poeta. Èste tiene la árdua tarea de vestir nuevas las palabras con trajes ya usados por otros.

    Se podría decir entonces, que el poeta actual no puede decir nada nuevo. Frente a esta situación se pregunta cómo decir hoy lo que ya en el pasado han dicho los otros? La angustia de Séneca no fue distinta de la de Kierkegaard. El hombre y sus conflictos no han variado, las angustias, las emociones de ayer son las mismas de hoy - soledad, conflictos de pareja, amor, muerte, sadismo, enfermedad, etc- son las formas las que cambian. Y como no puede decir nada nuevo, entonces innova en las formas. La forma es lo único que el artista puede ofrecer para expresar en símbolos, códigos -o como le querramos llamar- y asi enfrentar al espectador y arrastrarlo a su lectura. Dichas formas requieren ser renovadas para no aburrir y cansar.

    Volviendo a tu texto. Nos ofreces una crítica bastante detallada acerca del oficio de la escritura de poesía, y los falsos poetas,- así lo interpreto-
    cuando leo tus escritos. Si hago una comparación paralela a la pintura diría entonces que sugieres una poesía uniforme -un tanto- minimalista, como en los cuadros esos abstractos que sólo nos ofrecen una pincelada aquí y otra allá, y eso fue todo. Esta todo bien para el artista que sabe y vive - o sufre- su obra. Pero cómo transmitirla al espectador... al lector?
    Hablas que la originalidad radica ahí, precisamente en no buscarla, sino limitarnos a escuchar la propia voz. De acuerdo a lo que explicas estaríamos frente a un conjunto de letras ritmicas, metricas, reducidas a lo “esencial” a la “verdad”. Y qué hacemos si eso “esencial” no corresponde a los códigos del lector, de la masa que es el espectador, porque no se identifica con estos símbolos. Entonces estaríamos frente a una obra esteticamente creada, de un gran valor artístico y estético, pero nadie la entiende.

    Soy de la opinión que una obra de arte puede ser catalogada como tal cuando ésta logra comunicar -independientemente de los recursos que se utilicen- con un lenguaje que todos comprenden y que despierte el alma solitaria y adormecida del más desinteresado en la materia.”


    Estoy de acuerdo con casi todo esto que decís, salvo en lo relativo a qué queda si alguien se reduce a lo que he dicho. Creo que la historia del arte ha sido un proceso desde un comienzo con muchos firuletes a ir quedando sólo con lo esencial. Claro, esto no quita que puedan aparecer nuevas corrientes que tomen nuevamente el firulete y hacerlo rendir. Un artista tiene un conjunto de símbolos, un abecedario con el que construye su obra, uno puede tomar ciertos colores, sombras, etc., otro puede tomar ciertos contenidos como motivos, como hizo Borges que trabajó toda su vida en torno a unos pocos motivos y giros estilísitcos. No importa, en esencia existe siempre un abecedario de símbolos que se emplean como ladrillos de la obra, pero también pueden existir ladrillitos, afectaciones, que son las que para mí están de más y son las que casi siempre deja un artista al desarrollarse. Todo artista progresa hacia lo esencial, de la infinidad de notas posibles elige sólo las esenciales, las que domina más, las que mejor le permiten decir lo que quiere decir. Claro, hay artistas con un gran vocabulario y otros con menor vocabulario. Dentro de la verdad a expresar se encuentra un Otro a quien está dirigido. El artista va creando a ese Otro a lo largo de su carrera, que no coincide necesariamente con todo posible consumidor. Yo no escribo para todo el mundo, apunto a un lector mínimo.
     
    #1

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