Día LIII

Demasiado joven para morir de huesos cansados y muy viejo para levantarme en armas en lucha con los otros, con los que aspiran a no expirar siendo solo un sonido mas para la confusa espiral de los sentidos, de los que no sienten y gritan y tienen hambre solo para morderse los unos con los dos y viceversa. Demasiado ajustado al guion de interpretar y callar fui condenado a un papel mediocre de crónicas hermanas,de amistades sin pasión, de misterios blandos y no tan ricos a nivel espiritual. De a poco fui entendiendo que los acontecimientos importantes son un asedio casi siempre de vanidades. No todo es gris, pero con un poco de frío la soledad gana un encanto mayor.

Debo ser exacto, debo medir la invasión de mi sombra en las paredes. Cada febrero noto que mi cuerpo es el único desierto sin sed. Me cansan los mares, me agota que la marea suba y baje las medias, que la luna se acueste cansada y no deje lugar a mis otras doscientas personalidades. Debo ser exacto, no sé cuánto, ni por quién, ni para qué. Todo lo que ha sido ayer, hoy, debe ser mañana, aprender es amanecer con la noción del tiempo encerrada, perdida en el sueño. Catapultar nuevas ideas es el refugio más sano cuando te falta tener a quien refugiar.

Escribo tan mal como lento, el ritmo de las semanas me hace vivir de lunes en lunes, y los domingos me pasa la rata por el vientre y todo es una moneda corriente que no voy a gastar. Pienso en la verdad de los asesinos, en el armisticio de dos bocas que ya no se hablan, pienso en porque ignoramos a las personas que se rinden, en porque es tan fácil medir el dolor si no existe el suicidio como bandera, pienso en eso que rechazamos y nos atrae, en porque las puertas y las ventanas casi nunca se visten igual. Lo sé, todo esto es monótono y a nadie puede conmover por eso evito la emoción de comentar la vida si en realidad no se mucho de que se trata vivir.

Demasiado joven, viejo, ermitaño y contraproducente, demasiado insensible al cambio, al arquetipo de calidad humana le esquivo con total tranquilidad y a ese error que llaman amor le doy un soplo, un soplo y nada mas.