Día LIV

Viste ese abejorro zampón que parece no tener fin, que hace tanto ruido que da miedo. ¿Lo viste? Bueno, se posó sobre mi corazón, lo dobló como un talló débil y succiono tanto, tanto, tanto que ahora soy azul. Yo no quise decirte que tus ojos ahora son los pétalos, pero tampoco quise morirte para que tus alas aprendiesen a batir el dolor de lo que soy.
¿Has visto las hojas de mi diccionario? Están marcadas, rotas. Sé que soy un paria para tus raíces rubias, un estibador de sueños cuando vienes navegando de la nada y vas hacia mas nada. Sé que aún con neuralgia te espero tranquilo aunque el dolor anude mis parpados y solo pueda mirar al suelo y sé por sobre todo que aún en el ergástulo de tu pecho incendiaras todo, una y otra vez lo incendiaras todo para que corra en libertad. Tu quieres que me parezca al abejorro, yo quiero parecerme al polen que te da la risa y te hace estornudar con la nariz roja, con las manos rosas.
Hay un aroma que persiste en la cabeza de quien golpea con un beso y no es golpeado con los dedos, es un aroma de paz, es dulce. Inflama el cuarto donde se hospedan los latidos, y todo duele, pero lo difícil no es penetrar, sino alejarse y seguir con vida, seguir zumbando.
Creo que ya es muy tarde y yo siempre llegue temprano cuando la gente solo va a venir. Dirá alguno, no entendí: son cosas de poeta. O no dirán nada, que será siempre lo mejor.

 

Un abejorro.... nooooo, mejor ese polen de las rosas. Unnnn me encanta leerte. No conocia tus letras pero esta noche me tienes aqui llena de magia leyendote. ABRAZOS