Día LV

Llevo hambre, llevo miseria, deudas de una muerte prestada que tome como vida, me acompañan los sombríos pájaros del Estínfalo. Son miles y somos uno solo, esperaremos en la rama, en la flor, en la nube, en todo lo alto y atacaremos un día cualquiera sin piedad, sin sentir dolor alguno.

Tengo miedo, a todo humano le asustan los cuervos, mis pájaros tienen garras de bronce y excrementan veneno, vienen de tiempos mitológicos. Me cuentan que la falta de misterio ha hecho al hombre frágil, inútil. Ya no hay héroes ni dioses que puedan con sus alas, el cascabel de Atenea no se oirá con tanto ruido de gente con alma y sin alma a la vez.

A mi paso se van a derrumbar ciudades de cuerpos alegres, todo lo que me rodeará será lúgubre y hermoso, el equilibrio va a ser el interior de las cosas, el agua verde brillará, el ritmo de las mariposas disminuirá, existirán luciérnagas de día que pondrán puntos negros en el cielo y todos los que agitaban lazos y ondas mentales para el amor serán la comida de mis aves.

Otros seguirán mi camino, la triste generación vacía de emociones se aburrirá del color de las cosas. Si miramos en blanco y negro nadie va a ser absolutamente bueno o malo, seríamos hermanos de mitades injustas y encontraríamos amistad en las aves que muerden nuestros pies.

Por las nubes mas gordas nos dejaríamos llover y entonces horadar un recuerdo va a ser para luego colgarlo en la frente. Qué un rayo mortífero golpeé en mi pena, que los pájaros acaben con toda promiscua pasión de fuego sin fuego y coronados en sangre nos deleitemos con el sol de la luna en el bolsillo. Vamos, hoy vamos a sonreír al infinito.