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Día XXXVII

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por abcd, 6 de Febrero de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 355

  1. abcd

    abcd Poeta adicto al portal

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    De repente ella empieza a reírse, se ríe de mi, se ríe de algo que desconozco. No deja de hacerlo, cada vez lo hace más fuerte, es como un niño que encontró la felicidad cuando un adulto pronuncia mal las palabras que antes le reprochaba. Qué risa tan larga, infinita. Da miedo, pero es incontenible, ella forma una especie de continente perfecto y la sigo, subo a una imaginaria nube de atracción univoca. La sigo porque no la comprendo. Me río, estoy loco también, me toma la mano, me ata con sus cabellos por la cintura, y somos una sola risa. La risa larga e infinita dura los minutos más intensos de mis últimos seis años o veinte años. Va desapareciendo, la risa es sonrisa de a poco. Nos quedamos sin aire, nos damos aire por los ojos. Agitados, sin voz, con lágrimas en la mirada somos perpetuos admiradores del más hermoso silencio. El eco de la risa, sin embargo, va llegando a otras ciudades que poco me importan. La miro, me miro, creo que se me rasgo el pecho y la remera lo cubre. Que suerte, pienso, ¿y si era por eso que se reía? Ella sube a un árbol, la sigo, la vuelvo a seguir. Se quiebra la rama y caemos, miramos el aire lleno de un polvo que busca la luz. Atónitos, superfluos a laberintos llenos de soledad admiramos como las cosas se pierden en el silencio, creamos un mundo juntos, ese mundo que a veces ve la gente que dormida vive con los ojos abiertos.
     
    #1

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