Dias de noche, ya llegan.

Profanaste mis sábados, oraste los domingos ante mi propia gloria, todos te visitan a tu templo, tu juzgador desea obtener mi sangre que derramaste para bebértela, la ira sobre las lluvias en tu oído caen mientras brotan en tu techo, tronar a el cielo y cada trueno llevara prescrito el escrutinio de tu nombre, no quisieron escuchadme y no quitaron sus ojos de las abominaciones de los versos que salieron del averno, encerrado estás en tu propio rechazo de ser tu mismo el hombre que elegí para que muriese por la tierra y de pie al fin del mundo, y aquellas pobres personas que creen en algo que no está en mi mano ni en mi tacto les retrajo el honor de los condenados, ahora tu cúpula es mi capsula de aire contaminado.


Su sarmientos de fuego en un fruto consumido por tóxicos, en tu mirada aislada en tu rincón te aguardas, frente a tu Dios nunca te arrodilles solo en el piso tírate, no llores, no exclames no desbordes el liquido que en tu jeringa sobresale, no podrás dirigir a la manada de enemigos que se ocultan en el rostro de una sola persona.

Agazapado estas en medio de un desierto que no conoces, creen engañarme, pero no lo logran, piensan que no sé lo que harán antes de actuar y todo está calculado como las horas y el tiempo que corre.

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