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Tema en 'Prosa: Sociopolíticos' comenzado por Asklepios, 1 de Junio de 2024. Respuestas: 2 | Visitas: 272

  1. Asklepios

    Asklepios Incinerando envidias

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    Dime, querida amiga, si al mundo que nosotros conocimos ya apenas lo dejan anidar y subsistir en las profundidades del Silencio, y que nosotros apenas somos nada más que cascotes erosionados; que ni en las noches tenemos derecho a dormir; que nos han prohibido ya todo aliento…

    Recuerdo que, en aquellos nuestros días, los truenos, -utilizando parte de sus fragmentos-, solían dejar en los cielos fabulaciones y escritos varios. También recuerdo, que más de uno se perdió para siempre en el fondo del mar.

    Ahora mismo, deseo y quiero compartir contigo,-por si tú ya lo has olvidado-, detalles que aún retengo en la mente; destellos de las conversaciones que compartían nuestros mayores cuando hablaban, reunidos durante las largas tardes de los inviernos, frente al fuego de la chimenea de, por ejemplo, la inmensidad del horizonte. Decían que sobre éste habitaba la calma más pura, pero también, por otro lado, que nadie conocía de qué lado llegaban hasta él los vientos.

    Todavía hoy puedo ver con toda claridad la cara y los rasgos de aquel hombre que contrató tu abuelo para que atendiera la finca de tu familia, pero soy incapaz de recordar su nombre. Éramos tan pequeños… ¿Cómo se llamaba?, ¿te acuerdas? Sé que me lo recordarás. Siempre fue para mí, una de las personas que más me impactó durante mi infancia. Y te preguntarás por qué, de repente, hablo de él. Tengo mis motivos. Poco a poco, - es algo que soy incapaz de explicar-, han ido regresando a mi cerebro vivencias que compartí con él, como algunas tardes en las que jugaba conmigo y otras aprendía de él. Y de estas enseñanzas, con el paso del tiempo he podido comprobar que me han sido muy útiles en posteriores momentos de mi vida… Si pudiera agradecérselo en persona… pero sé que hace años que ya no está con nosotros. Y esto, por un lado, es algo realmente triste, pero por otro, pienso que se sentiría muy afortunado por no tener que sufrir momentos vitales como los que nos toca vivir a nosotros hoy en día.

    Te preguntarás a qué me refiero con lo de “momentos vitales”. Es muy sencillo. Lo vas a entender enseguida:

    Antes de nada, apuntar que, como no quiero extenderme demasiado, ni tampoco que mis palabras te aburran, bien pudiera basar esta argumentación en los orígenes mismos de la humanidad, pero entiendo que no es necesario. Por ello, asumamos que la humanidad no ha dejado de evolucionar, y que en determinado momento de la historia, que nunca ha sido algo lineal evidentemente, se desarrollaron diferentes maneras de organización social y política. La actualidad, este mundo, nuestro mundo,-generalizando mucho-, básicamente democrático y capitalista es consecuencia última de toda esta evolución a la que me refiero. Dicho todo esto, lo que está claro es, que lo que más importa e influye en el día a día de y en la humanidad es, aparte de la economía, la información. Y cada vez más, la desinformación. Es decir, el control de la gran masa social por unos pocos, por una élite que ha conseguido concentrar el dominio del sistema económico mundial, como también el control de los medios de comunicación.

    Pues bien, éste es el estado de las cosas. Así, se ha convencido a la sociedad de que goza de libertad y que tiene total capacidad, libertad e independencia para la toma de decisiones, cuando esto no es así. Uno de los grandes errores de esta sociedad es no haber implantado medidas con las que controlar y delimitar el poder de “nuestros representantes”, que nunca debieron de dejar de ser nuestros empleados, trabajadores a los que entre todos pagamos sus sueldos para que hagan correctamente su trabajo. Desgraciadamente, hace ya varias décadas que se han convertido en una “casta” que, más que nada, defienden sus propios intereses, -seguir manteniendo sus escaños-, y no los de sus votantes; no los de toda la sociedad.

    No es una cuestión tan complicada, ¿verdad? Pero no se queda ahí la cosa. En las últimas décadas, tras la aparición de internet, y más actualmente, de la inteligencia artificial, la situación, - en mi opinión-, ha llegado a un punto sin retorno. No somos más que una gran masa de aborregados, cada vez más fácilmente manipulables. Tienen todos nuestros datos, nos limitan la cantidad de dinero en efectivo en las operaciones de compra y venta; nos limitan la cantidad de dinero que podemos sacar si vamos de vacaciones al extranjero… ya están desarrollando un sistema para eliminar el dinero moneda… Y todo esto, que son temas menores, está en manos de los representantes que nosotros mismos hemos elegido. Teniendo en cuenta los cuatro datos aquí expuestos, reitero mi opinión: La deriva de nuestras vidas no tiene ya posibilidad de retorno. Tan sólo nos queda llevarlo lo mejor posible, intentar que no nos perjudique y procurar también no hacer mal al prójimo. Tarea francamente muy difícil y complicada.

    En fin, mi muy estimada amiga, espero llegues a leer estas líneas con atención y que, cuando vengas por aquí, podamos hablar de todo ello y de lo que tú quieras.
    Un abrazo
     
    #1
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  2. Alde

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    Muy buena reflexión sobre la vida.

    Saludos
     
    #2
  3. dragon_ecu

    dragon_ecu Esporádico permanente

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    Aunque la tecnología y la ciencia avance, la naturaleza humana se sigue replicando sobre modelos existentes desde los primeros registros históricos.

    Los asirios, griegos, romanos, musulmanes, cristianos, italianos, belgas, romanos, monárquicos, liberales, soviéticos, fascistas, nazis, comunistas...
    Todos ellos han recorrido prácticamente un mismo camino de auge, dominio y caída. Unos duraron más tiempo y otros menos.

    La vieja consigna de dividir a los contrarios y unir a los afines funcionó antes y sigue funcionando hoy. Y claro, la relación de afinidad u oposición ha variado según las conveniencias en tratados y traiciones.

    El discurso de odio, la intriga, el terror. La empatía, la metodología, el valor grupal.
    Para cada herramienta de ataque existe una herramienta de defensa. La cuestión es no cerrarse a conocerla y aplicarla.
     
    #3

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