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Divagando como siempre...

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Antonio Blanca, 6 de Mayo de 2023. Respuestas: 0 | Visitas: 316

  1. Antonio Blanca

    Antonio Blanca Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    25 de Diciembre de 2021
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    Hombre
    Los adultos se ríen de mí niñez. De mi inmadurez de ser pequeño. Esto es cierto. Lo que no saben es que tengo otra cara rayando la vejez que no saco por si hago daño. Yo voy de iluso por el mundo de tonto despistado que siempre pisan los que pasan por mi lado. Pero cuando quiero le callo la boca al mas rápido de vocablo certero. Por eso no me llevo con los del Parlamento. Ni con los sindicatos. Ni con los famosos de cualquier talento o espectáculo. No me llevo con casi nadie. Ahora me estoy descubriendo en mi soledad.
    No la llevo mal. Casi que me gusta despertar y mirar por la terraza sin tener que dar los buenos días. Me estoy volviendo solitario y lo disfruto. Ay, que fue de aquellos tiempos pasados donde si no hablaba con un humano, un amigo por ejemplo, me pensaba que le había pasado algo malo y empezaba a llamar a toda la familia para que me dijeran que le había pasado. Me sigue ocurriendo esto, pero menos, se ha atenuado. No lo paso tan mal ni llamo desesperado.
    Sobre todo porque no tengo los contactos de sus cercanos. Que por qué me preguntas no están en mi teléfono. Pues porque cuando bebo y me pongo me gusta escribir y puedo elegir cualquier destinatario según me da el morado. Y lo malo, es que a veces bueno a menudo falto el respeto hago daño con saña y cuando me leen se llevan las manos a la cabeza y lo achacan a las cervezas y las copas y otras cosas. Y no les falta razón. Todo el que me sigue tratando y hablando es porque me quiere de verdad y entiende que es la enfermedad la que habla por mi cuando cambio de personalidad de ser una persona calmada a otra que busca discutir y llevarse el gato al agua aunque no tenga razón ninguna. Creo que no es este comportamiento resultado solamente de la ebriedad sino de haber convivido durante años con muchas personas que me dominaban y yo callaba, y ahora parece que busco desquitarme y cambiar de rol, pero no me deja la inercia, ha sido toda la vida la que era objeto de risas, que yo mismo alimentaba como si fuera un payaso, y que ahora pasados los años, y los modos aprendidos de mis aledaños, me parecen un cargo, algo que llevo desde antaño y que me acompañará hasta el campo santo.
    Hubo unos meses no sé después de que suceso, que iba por mis bares con una seguridad sin ansiedad ante la soledad de llegar subirme a un taburete y pedir una birra sin que me preocuparan los bla bla bla de los parroquianos. Pero fueron pocos días los que me duró ese saber estar maduro y seguro sin ningún apoyo a mi lado que me diese compaña.
    Es duro no saber desenvolverse en un grupo y huir al rincón del raro de donde no te saca ni el camarero cuando pone chupitos a un palmo a tres cerveceros y te pone el tuyo un poco lejos un poco cerca para que te atrevas a brindar por lo que sea y rompas con tu destierro por ti mismo impuesto. Publico.
     
    #1
    A Marconvoz le gusta esto.

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