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Divorcio

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por FERNANDO DELTA, 16 de Junio de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 517

  1. FERNANDO DELTA

    FERNANDO DELTA Poeta recién llegado

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    3 de Mayo de 2009
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    DIVORCIO


    Renato se dirigió hacia el estante de los archivadores, los cuales eran ordenados por letras, pero una vez frente a ellos, sorpresivamente olvido la letra a consultar y el archivador que debía sacar.
    Renato, sufrió este lapsus mental, que por supuesto fue solo por algunos segundos, debido al fuerte motivo que mantenía ocupada su mente, y esto le venia sucediendo hace algún tiempo. Hoy precisamente sus reflexiones ocupaban casi la totalidad de sus pensamientos, dejando solo libre una pequeña fracción de estos para lo que demandaran sus ocupaciones laborales.
    Veinte años, sí, veinte años de matrimonio había cumplido hace un par de días. Esto por supuesto se lo había recordado Matilde, su mujer. Ella invito a algunos familiares y preparo el festejo con una once algo moderada, donde había algunos pastelillos y una pequeña torta.
    Sin embargo; y a pesar que en la oportunidad la alegría de Renato había sido muy bien simulada, riendo y compartiendo el momento con los invitados; esto solo lo hacia a objeto de no levantar sospechas respecto a esa decisión definitiva que había tomado unas semanas antes. Hoy, solo daban vuelta en su cabeza los aspectos que determinarían su proceder, el cuando, como y donde, casi como un tormento estas tres palabras rondaban constantemente en sus pensamientos, como exigiendo ¡ya y ahora!..., una determinación a esta tortura.
    Renato, solía en ocasiones, observar una antigua y pequeña fotografía de Matilde. Esta la había mantenido por años en su billetera -¡claro!-, que no precisamente porque el quisiera tenerla. Solo que a través del tiempo y cuando cambiaba de portadocumentos, la foto estaba ahí, entre otros papeles. La importancia para Renato de estos papeles, era muy insignificante, y por no darse la molestia de revisarlos, solo los cambiaba de lugar, este mismo animo tenia para con la foto de Matilde. Últimamente, Renato había recurrido a dedicar algún tiempo a observarla a ella en esta foto. ¿Qué buscaba Renato con esto? ¿Buscaba alguna explicación a sus sentidos? ¿Buscaba resucitar de alguna manera, el momento que se había enamorado perdidamente de este hermoso rostro? Siempre pensó que era para siempre…, sí…, siempre pensó eso.
    Matilde, que partencia al nuevo sistema matrimonial, este donde la mujer moderna trabaja a la par con el hombre, transformándose también en proveedora para este consorcio llamado matrimonio, -y esto lo había hecho por años-, por eso fue justamente ahí que Matilde, entre sus amigas, había recibido los mas variados consejos a fin de salvar su matrimonio de un quiebre casi irremediable. Un nuevo peinado; algún perfume especial; variados tonos de pintura para su rostro; alguna que otra exigente dieta, etc.etc…Todo, absolutamente todo había realizado al respecto Matilde, e incluso alguna de esas prendas intimas y muy sensuales, habían sido parte de su estrategia, con el solo fin de atrapar nuevamente la atención total de Renato hacia ella.
    Por su parte, él no lograba darse cuenta de los cambios de Matilde, pero no significaba que por esto y aun ante cierta fogosidad algo fingida en la intimidad, este hiciera ciertas observaciones, aunque bastante livianas, respecto al nuevo proceder de su esposa.
    Renato, no sabia que ocurría con él, ¿Por qué no sentía nada ya por Matilde? Se preguntaba a cada instante ¿Por qué tenia que estar con alguien que ya no quería? También esto estaba en sus cuestionamientos. Mientras mantenía esa pequeña fotografía entre sus manos, todo tipo de reflexiones invadían sus pensamientos. Muchos habían sido ya estos dos últimos años de indolencia, de una profunda resignación, una negación a si mismo, soportando eso que a la vista de cualquiera era demasiado insoportable. Aunque no recordaba exactamente cuando había comenzado esta desilusión. Talvez, incluso muy anteriormente a estos dos últimos años. Cuando estaba en casa y cada vez que podía, la observaba con cierta detención. ¡Era una mujer de buenos sentimientos! – Reflexionaba- ¡Sí, buenos sentimientos…y! solo eso, ¡sí, solo eso! Ahí, terminaban los halagos que Renato guardaba para sí sobre Matilde. Si algún día la quiso, -¡tiene que haber sido! –No recordaba cuando- ¡pero tiene que haber sido!... Testigo de esto eran sus dos hijos. Hoy ya no había más que añadir al sentir de él en favor de su esposa. Definitivamente, Renato no habría podido decir con certidumbre cuando había comenzado este desamor por Matilde.
    Aquel día, Renato se lo diría, debía decírselo, estaba decidido a terminar todo. Siempre busco el momento preciso, pero ese momento no existía, la verdad, jamás encontró ese momento, pudo haber sido ayer; hoy o después, siempre seria igual, por eso su determinación ya estaba tomada.
    Renato llego a casa cerca de las veintiuna hora, era día viernes. Matilde se encontraba en la cocina y sus dos hijos adolescentes, como suelen hacer a esta edad, habían salido y anunciado a Matilde que llegarían algo tarde. Renato, la saludo como solía venir haciéndolo mucho tiempo, con un desabrido y casi imperceptible ¡Hola!, esto por supuesto no incluía beso alguno. Como parte de la rutina, se desembarazo de su maletín, su vestón y su corbata, luego se remangó las mangas de su camisa y se sentó frente al televisor, a objeto de ver las informaciones que transmitían ciertos noticieros. Y aunque Renato actúo acorde a la rutina, este momento era muy diferente, debido a su determinación, por eso, todo, todo perdía sentido hoy ¡Que importaban las noticias! ¡Que importaba donde estaban sus dos hijos adolescentes! Renato tenía que terminar con esto hoy, tenia que hacerlo, no podía seguir un día más con esta angustia, con este tormento. Estaba algo nervioso. ¡Claro, era una decisión difícil! Pero, ¿Que mas podía hacer? Hasta, y debido a su sobreexcitado nerviosismo pensó en postergar el difícil momento, ¿Pero, que sentido tendría?... ¡no! tiene que ser hoy, ¡Sí!, sí… ¡Basta!
    Por su parte Matilde, muy obsesionada y animada por los consejos de sus amigas, preparaba una cena especial para este día, aunque y debido a las nuevas costumbres, no solían cenar por las noches, esta vez seria algo especial. Esto seria luego que Renato terminara de ver las noticias; ya que Matilde solía no interrumpirlo en estas ocasiones; eran ciertas reglas autoimpuestas por ella misma.
    Matilde y Renato se sentaron juntos a la mesa, el probo con desgano algo de la cena que ella había preparado, por supuesto esto lo noto Matilde y pregunto la razón de su desinterés… ¡Y en todo!... Además agrego ella algo ofuscada.
    Esta oportunidad la aprovecho Renato para exponerle a ella su determinación. Procedió con una voz algo titubeante, debido a su nerviosismo, esto también lo llevo a decir lo que tenia que decir, sin muchos rodeos. Me voy Matilde- Quiero el divorcio. Fueron solo esas dos frases que provocaron un silencio molesto y sepulcral entre ellos, que solo se rompió cuando Matilde dejo caer sus servicios sobre el plato, para luego pararse y dirigirse a su pieza. Ahí se tiro sobre su cama y como queriendo hacer creer a Renato que poco le importaba la decisión que el tomara, encendió el televisor y aparento tomar cierta preocupación por un programa que se emitía en el momento.
    Renato, que no había probado casi nada de aquella comida, y su cuerpo lo sentía muy sudado y con aquel nerviosismo que no lo dejaba, se paro de la mesa y procedió lentamente a preparar algunos bolsos, donde hecho ciertas ropas. En dos ocasiones tuvo cierta intención de asomarse y cruzar el umbral de la puerta de esa pieza matrimonial, donde se encontraba Matilde, pero no lo hizo. Todo estaba resuelto. ¡Que más podía esperar!... Tomo los bolsos, abrió la puerta de calle y salio.
    Ella sintió cerrar esta puerta y aferrandose a la almohada, soltó el llanto.
    Después de veinte años…, el divorcio había llegado.


    [FONT=Arial]Fernando Delta[/FONT]
     
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