Dolor

Hay ángeles en mi cabeza,
melodías blancas asisten
mi inefable dolencia.​

Se escuchan trompetas en el cielo
se ven santos colgando de un tendedero,
escucho tambores debajo de la tierra
pero nadie divisa mi dolor.​

Veo el espacio reducido a escombros
y a las nubes caer en pedazos de algodón
pero de mi dolor nadie ha visto un rastro.​

Oculto está en mi invisible alma,
divulgado está en mis ilegibles escritos
y censurados están por mis labios.​

Hay vestigios de el en todas las cosas
pero todas guardan silencio,
mi dolor también pero el fuego no,
siéntelo y conócelo.​

 

Volvés como los grandes fiera. No dejas este gran poema todado de fuerza e ingenio mostrando este dolor que te invade. Como siempre un gran honor recorrer sus líneas paisano.

 

placer amigo, gracias por tus palabras