Don Héctor ...

... El día sábado pasado, falleció mi suegro.
La perdida de un ser tan importante y tan amado por toda la familia fué y es abrumadora. El impacto de la noticia nos sorprendió. De pronto todo fué llanto. Y su ausencia se convirtió en un gran vacío que no concebíamos hasta ése instante.
Siempre sonriendo y tomando las cosas con calma, nos encomiaba a afrontar nuestros retos ofreciendo su mano con el mejor de los ánimos, después sentados todos en el comedor, hacía a un lado los pesáres, y nos minimizaba con sus oportunas bromas cualquier nubecilla. Todo su amor nos los repartió a todos. No sé cuantas veces le miré sentado en el césped jugando a las muñecas con mi hija, mientras aniñaba la voz haciéndola de ventrílucuo. Y tantas otras jugando al futbol con mi hijo.
"¡Portense bonito!" -siempre decía al subir a su auto y despedirse.
... Recuerdo un dia de tantos fines de semana, que como religión, mi suegro no podía faltar, cuando desatados de risa le miramos torpemente maquillado ... Y es que mi hija, en una de ésas cesiones de muñecas, le maquilló, y él, ante la solemnidad y seriedad de mi pequeña como buena maquillista, no pudo menos que dejarse hacer. Para nosotros no era raro tal cercanía, y no dejabamos de sonreir al mirar la paciencia de su amor. Pues bien, la nena después de buen rato, nos presentó su obra. El abuelito orgulloso de su nieta, nos miraba sonriente tomado de su manita con tu torcido labial, sus coloridas chapas y sus ojos con párpados y ojeras multicolores. No dejamos de percibir la intensidad del perfume que regalé a mi esposa en su cumpleaños pasado. Motivo pir el cual no se hizo esperar el concierto de risas, y las carcajadas de mi esposa y suegra. Unos y otros señalaban al abuelo, que claro, asumía su papel serio como buen maquillado, y a la nena feliz por ver consumada su obra.
Asi las tardes llegaban al compartir la cerveza o el vino, la música y las canciones. Y parecían tan breves los domingos en ese paraíso, que más de una vez alguien se lamentaba de su partir, incluyéndome yo mismo ...

... Ése sábado un derrame cerebral, acabó en un instante con tan preciada vida. Se encontraba solo en su casa, pues mi suegra se quedó en la nuestra esperándo su arribo al dia siguiente, ya que habían ido de compras y la lluvia incistía.
El plan como siempre era compartir el domingo. Abrió la cochera, y subió a su recámara para terminar de rasurarse. Y mientras lo hacia sentado en su cama, un impacto sorpresivo lo paralizó ...

Al día siguiente después de muchas horas e infinidad de llamadas no contestadas, lo encontramos.
Su rostro sereno parecía distante, seguro pensando en que nos veríamos, que le estábamos esperando. Su rasuradora favorita aun estaba en su mano. El impecable y perfumado.

... En la iglesia, el sermón habló de la partida y el amor. De la resignación. Y cuando los elegidos pasamos al frente a decir nuestra despedida, yo conteniéndo mi llanto, le dije lo mucho que le extrañariamos, y que no podía menos que recordarle por siempre con mi mejor sonrisa, y con toda mi gratitud y admiración, pues siempre estuvo allí. En las buenas y en las malas, nunca faltó con su mejor entusiasmo y su bondad. Inyectándo fortaleza y apoyo con esa alegría que siempre le distinguió. Le di las gracias por toda la dicha y tantas sonrisas ... y todo su amor...

Solo me dió una profunda tristeza, cuando su esposa, mi señora suegra, dijo en tono abismal de profundo amor, mientras llevábamos a cuestas el féretro y yo pasaba ... "¡Ya se llevan al amor de mi vida!" ...

"¡ Portense bonito !", le imaginé decir al despedirlo ...

... Mi hija y mi niño, le pidieron a Dios que su abuelo fuera su nuevo ángel de la guarda.


anthua62
México 14-06-15