Don Hilario "El Ganador"

“Ganador” era unas de las palabras que me arriesgo a decir definía a Don Hilario. El truco, fue el rubro en el cual explayaba sus habilidades especiales, era tanto así, que la suerte lo acompañaba en cada mano como si solo un grupo de elite de cartas cabía las manos de Don Hilario, apostando dinero, con el cual ganaba siempre y fanfarroneaba en la cara de los derrotados por él, y todo lo recaudado iba destinado a su bebida preferida que era la ginebra con el cual le alcanzaba y le sobraba para la siguiente noche. Temido y odiado por muchos a la hora de apostar y a la hora que se armaba la riña afuera del local ya estaba más que preparado para el combate con un machete regalado por su abuelo que también era apostador, peleonero y mujeriego. Siempre ileso y solo le bastaba vencer a uno para que ellos lo piensen bien antes de entrar a la riña.
Muchas veces amenazas de muerte se le presentaron pero nunca hiso caso; pero se comentaba que algo le estaba aguardando a Don Hilario algo que de seguro que lo iba a perjudicar. Una noche en el local de las apuestas teniendo la ventaja amplia en el truco sintió en el medio del partido que alguien le había arrojado algo que acaricio su tobillo izquierdo lo observo detenidamente solo parecía ser una bolsa con algo adentro sospechaba al momento que lo vio algo malo; pero se quería cerciorar de lo que estaba pensando era algo acertado o no, pauso un momento el juego con sumo cuidado abrió la bolsa, y el hedor de un sapo muerto golpeo su rostro. Sin dudas era un sapo muerto atado de una forma extraña. Don Hilario sabía lo que significaba, se exalto, miro hacia su alrededor y solo vio caras desconcertadas igual que él, en un momento se levantó miro afuera sin que lo llamara la atención ningún hombre extraño, pronto empezó a discutir en su cabeza, la eficacia del “palle”. Su abuela también practicaba estas barbaridades pero siempre le decía que la eficacia dependía del poder del ejecutante del palle. Se desconcentro en el juego y en su mente divagaba la posibilidad de quien podría ser el responsable, al perder en el mismo turno en el cual se le fue arrojado el sapo, intento retirarse; pero como no se es costumbre un hombre no se puede retirar así como así nada más, continuo jugando y parecía perder el hilo del juego por momentos y su pensamiento solo le daba malas jugabas, la gente no lo podía creer, y Don Hilario se ponía muy nervioso por que constantemente la gente lo observaba, y así perdía una tras otra vez sin detenerse y así hasta quedar con nada en los bolsillos. Luego de perder, solo camino a buscar a su caballo resignado yendo a su casa. Y en el silencio de su caminata lenta escucho reir a todos y entre en medio de las carcajadas se escuchó claramente “él tonto se lo creyó todo…”.

 

Querido compañero de foro. Me gusta sobre manera la forma que tienes de escribir, haces alarde de simpleza
de expresión en tu relato. Simple de leer y de entender, sabiendote explicar con cada palabra de forma ágil.
muy buén estilo para mi gusto. Un abrazo.

 

muchas gracian por tu comentario de verdad, y me agrada que te halla gustado