Don Quijote y la psiquiatra.

¿ De qué me sirve esta vida ? Para los muchos escarmientos, un día tras otro.
Si quieres aprender, enseña. Eso decía Cicerón, que era orador romano.
Entonces, te darás cuenta de lo mucho ignoras.
Al quedar en evidencia ante todos tus alumnos.


Caen los mitos, y los gigantes con pies de barro. Caen los higos y las brevas, en el cambio de milenio.


Me enamoré de una zagala de bellas piernas.
Parecía una jarra de cristal, o una paloma.
Me trataba bien, con gesto noble y tierno.
Para verme pasar por la plaza, a su balcón se asoma.


Recatada y pura, como la música de un coro polifónico,





brotaba del interior de cada vientre y de cada pecho; de cada garganta.
La retuve en mi mente, junto con mi aliento.
Y la exhalé, fumando tabaco.
Entonces, esa musa de inspiración poética, se transforma de repente, en vaho sobre el espejo.


El cuarto de baño humedecido por la ducha acalorada.


Me miro y lo veo todo, borroso.
¿ Eso eres ? ¡ Eres mi propia imagen !
Mi derecho a la intimidad; mi libertad de expresión.
Dulcinea del Toboso...


" No eres don Quijote, porque ya estás sano, mentalmente, pero de igual modo, ¡ Sé mi esposo ! "