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Dualidad

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Capitán Nemo, 5 de Enero de 2012. Respuestas: 0 | Visitas: 1059

  1. Capitán Nemo

    Capitán Nemo Poeta recién llegado

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    17 de Septiembre de 2011
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    No recuerdo cuándo exactamente comenzó todo esto. Pasado determinado tiempo comencé a ver una peligrosa continuidad en todos mis sueños, al punto de establecer una dualidad entre dos seudo realidades. Meditando como un pensador de oficina, hallé que mis dos vidas eran muy semejantes, eran igual de reales y lógicas, a ambas le hallaba un pasado, pero había olvidado cuál de las dos era el sueño.
    Leía el Quijote acostado en el sofá, haciendo observaciones vanas de cómo en el interior de un ser humano la fantasía puede devorar la realidad, y dejaba anotaciones en el margen de las páginas, creyéndome alguno que otro genio de la antigüedad; hasta que desperté sacudido por el estruendo de la puerta de la casa, que Ana se encargó de tirar delicadamente. Se había llevado sus cosas. Para tratar de ignorar el sabor amargo que su imagen me hacía sentir, tomé el Quijote y comencé a leerlo en la supuesta realidad. Por supuesto, me quedé dormido, aunque solamente para continuar enmarañando las hojas del libro. Esas coincidencias son forzosamente pasadas por alto como mismo uno pasa por alto las imprecisiones en los recibos y facturas de la empresa o la mirada indiscreta de una rubia en la guagua.
    Al principio, la continuidad en mis sueños (siempre viéndolo desde la perspectiva de la supuesta realidad en la que me encontraba) me pareció solamente una nube de ilusiones, que se me pasarían cuando terminara toda la tragedia de los papeles. La doble vida, sin embargo, permaneció durante varias semanas más. Lo más preocupante era que ambas comenzaban a distanciarse. Unas cosas ya no tenían nada que ver con las otras. El asunto era más serio. En ambas vidas mi exterior conservaba una apariencia ordinaria y necesitaba un esfuerzo doble para cumplir cada una de las rutinas. Combinar una noche de dominó hablando de política, que si el postmodernismo hace que la gente no le importe la misma, o si me he quedado con el doble seis ahorcado, o si la indiferencia deja al destino en malas manos; combinar eso con el despertar escuchando un experimento genético, aquel producido al mezclar salsa con rap, y que ha hecho converger a un público discordante a mi alrededor, y que unos tragos de más en esta vida me hagan cabecear en el momento menos oportuno; esa combinación luego de un trabajo agotador, que hace que se me olvide qué tiene de diseño el hacer un montón de cálculos de presupuestos para la construcción de un edificio. Me queda el doble blanco (la suerte es sádica), por favor que Alicia cierre el juego, porque ya hay cuatro blancos en mesa; pero Alicia me invita a bailar algo que no sé, y que tengo miedo que el alcohol intente enseñarme. Las cuentas que no dan, el estilo que no me gusta para el destino que se le va a dar, no llevo, mi jefe reprimiendo sugerencias, hallo peligrosamente el ritmo (o al menos eso creo yo)… ¡puse la doble blanca! Despierto.
    Quizás la solución estuviera e responder la pregunta con la que comenzó el texto. Pensé utilizar hipnosis y otras técnicas psicológicas para recordar finalmente dónde empezó alguna de las dos vidas y por tanto cuál era la realidad y cuál era el sueño. Para que comprendan mejor lo que sucedió les preparé un cuadro sencillo con los resultados:

    [TABLE]
    [TR]
    [TD][TABLE="class: MsoTableGrid"]
    [TR]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]
    [/TD]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]Vida 1
    [/TD]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]Vida2
    [/TD]
    [/TR]
    [TR]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]Supuesta realidad
    [/TD]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]Aquí encontré aproximadamente su punto de inicio.
    [/TD]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]También encontré su punto de partida.
    [/TD]
    [/TR]
    [TR]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]Supuesto sueño
    [/TD]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]No se definió dónde inició.
    [/TD]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]Tampoco se definió.
    [/TD]
    [/TR]
    [/TABLE]
    [/TD]
    [/TR]
    [/TABLE]

    Ambas tenían las mismas posibilidades. La realidad en la vida 1 tenía un punto de partida y en la vida 2, convertida en el sueño, no lo tenía; lo mismo ocurría, lo que al revés, con la realidad en la vida1. Era una falsa paradoja porque al final en ningún sueño uno recuerda por dónde se empezó. Estaba navegando en círculos.
    De todas formas fue importante recordar cómo comenzó todo: el proceso de divorcio, mi separación de Ana. Los caminos desde entonces estaban separados. En la vida1 me recuperé relativamente rápido. En mi mente estaban aquellas discusiones, su voz zumbando en mi oído, llevándome al abismo, sentía un alivio recorrer todo mi cuerpo desde que se había ido. En la vida2 despertaba nostálgico, recordando los momentos más tiernos. Experimentaba el silencio y la oscuridad de la soledad, como si me hubieran arrancado una parte, que por amor o costumbre, ya era mía. En la vida1 Alicia me dio su número, quizás para recordar viejos tiempos. A lo mejor también sirve para la vida2, aunque luego de esa noche creo que es mejor dejar pasar un tiempo.
    Prácticamente sin esperanza, pensé que me debía resignar a vivir por ambas caras de la moneda a esperar la muerte en alguna de las dos, que significaría despertar del sueño, o bien, si se trataba de la realidad, morir definitivamente. Analizando la dualidad noté algo asombroso, algo obvio que mis nervios me impidieron comprender, algún milagro cósmico o un fenómeno psicológico inédito: ambas vidas avanzaban en direcciones perfectamente opuestas.
    Ante el descubrimiento, recordé que los puntos de partida de ambas realidades, los cuales había recordado por hipnosis, eran idénticos. Las imágenes de la separación en mi cabeza, sin bien conducirían a caminos diferentes, eran las mismas. Eso supuso varias complicaciones. Poco a poco preví que ambas vidas se terminarían anulando, autodestruyendo la una a la otra, a causa de la confusión existencial que ambas me iban inyectando.
    Comencé a marcar mediante íconos cada una de las vidas, para así diferenciarlas mejor. Mi casa en la vida1 se vio pintada de azul, mientras que en la vida2 permaneció naranja. Para salir al trabajo en la vida1 opté por llevar camisas rayadas y en la vida2 debían ser estrictamente enterizas. Incluso cambié mi corte de pelo. En la vida1 dejé a mi pelo crecer como nunca, mientras en la vida2 lo mantenía lo más rebajado posible. Al final, los íconos de referencia me fueron de poca ayuda para los asuntos más importantes. Antes de que me diera cuenta mezclaba la alegría de la vida1 y la depresión de la vida2. A veces hablaba con alguien de una cosa que en realidad había pasado en la otra realidad. Amigos míos me creyeron loco. Llegué a preguntarme si acaso ambas vidas se seguirían separando hasta el infinito. Luego me vino una idea a la cabeza, al ver el paralelismo con la Teoría del Big Bang. Podía existir entonces un Big Cronch. Al igual que la fuerza de gravedad finalmente vencería a aquella de la Gran Explosión, encogiendo nuevamente al universo, podía pasar que un día poco a poco ambas vidas fueran acercándose nuevamente hasta el punto en que coincidieran.
    Nunca las cosas parecieron más distantes que durante el momento en el que tuve que decidir qué hacer luego de vender la casa. La vendí originalmente en la vida2, pero confundido, compré una nueva en la vida 1, viéndome obligado a vender también mi casa para pagarla.
    En la vida1 compré una casa más o menos grande donde me iba a visitar eventualmente Alicia. Adoraba el eco blanco de sus pies correteando por el pasillo; amanecer desnudo como un adolescente, oliendo a alcohol, con un disco de música que sobrio jamás me atrevería a poner y con ella a mi lado, jugueteando con su pelo de la forma más dulce. En la vida2 tomé unas vacaciones del trabajo y viví en casa de mis padres, ya que no me decidí finalmente a comprar una nueva casa. Regresé a escuchar los viejos chistes familiares que ya me sabía de memoria y a controlar el consumo de cigarro de mamá. Poco a poco me acostumbraba a la dualidad. Gracias a ella logré una visión más amplia de las cosas y un relativo equilibrio, descartando mi antigua idea de autodestrucción.
    Poco a poco comencé a notar indicios más evidentes que confirmaban mi Teoría del Big Cronch. En ambas vidas deseaba volver a mudarme ¿Por qué dos cosas irían a un encuentro tan injustificado? ¿Por qué tenía que ser así y no de otra forma? ¿Acaso era todo una casualidad, y mi visión eran los delirios de alguien al borde de la locura?
    Terminé comprando un apartamento común para ambos lados del espejo. Volví al trabajo en la vida2, y terminé los jugueteos con Alicia en la vida1. Estaba en un punto de encuentro asombroso. Los contextos se habían alineado de forma que comenzaba a vivir en una sola realidad. Dejé de necesitar dejar íconos referenciales en los lugares, pues daba igual. El instante exacto fue una mañana de verano, en la que me levanté segundos antes de que la luz del sol comenzara a bañar de destellos dorados las nubes y los edificios. En aquel espejo, estando medio dormido, mis dos vidas convergieron. Una identidad vio a la otra, asombrada, ambas con la cuchilla de afeitar en la mano. Luego de aquello pensé que podían ocurrir varias cosas: la primera es que tuviera una sola vida y que mis sueños pasaran a ser nadamás que eso; la segunda era que jamás volvería a soñar, y que al justo momento de dormirme ya iba a despertar nuevamente en la realidad. Lo que pasó en verdad no me pasó nunca por la cabeza.
    Luego del alineamiento, ambos mundos (que ahora se veían como uno) empezaron a cambiar drásticamente, haciéndose cada vez más surrealistas e ilógicos. Mi apartamento se llenó de bosques de araucarias, comenzaba a ver rostros humanos en objetos personales y equipos electrodomésticos, y a cada rato comenzaba a correr por la sala, sintiéndome perseguido por un alguien misterioso. A veces hallaba cuartos nuevos que ni siquiera sabía que existían, y que luego volvían a desaparecer. Unas veces despertaba encogido o transformado en criaturas imposibles. Los viernes se repetían en lo que parecía ser un infinito, para que nunca llegara el sábado. Casi olvido por dónde había comenzado todo, de dónde yo había venido. Tuve que recurrir nuevamente a la hipnosis. Estos fueron los resultados:

    [TABLE="class: MsoTableGrid"]
    [TR]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]
    [/TD]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]Vida 1
    [/TD]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]Vida2
    [/TD]
    [/TR]
    [TR]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]Supuesta realidad
    [/TD]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]No recordé el punto de partida.
    [/TD]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]Tampoco lo recordé.
    [/TD]
    [/TR]
    [TR]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]Supuesto sueño
    [/TD]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]Recordé donde inició.
    [/TD]
    [TD="width: 201, bgcolor: transparent"]También lo recordé.
    [/TD]
    [/TR]
    [/TABLE]


    Fue gracias a los supuestos sueños que pude, mediante una mutua revelación, recordar todo lo que me había sucedido, la dualidad, cuándo me había mudado y quién era yo. El análisis de esta segunda tabla me dio un resultado asombroso: ahora, en vez de dos vidas, yo estaba atrapado entre dos sueños. Si anteriormente me encontraba en la dualidad de dos seudo vidas ordinarias, en las que no se diferenciaban realidad y sueño, ahora me encontraba en la dualidad de dos seudo sueños. El sueño1 y el sueño2, para colmo, comenzaban a separarse de nuevo. A grandes rasgos percibí que se formaba una figura semejante a la que había descubierto anteriormente, pero volteada horizontal y verticalmente. Para un mejor entendimiento dejo la siguiente imagen:
    Vivir y soñar, explicación gráfica copia.jpg

    Si bien durante la realidad existe un predominio del ser consciente y lógico, durante los sueños el subconsciente es el que impone su supremacía, llevándome a un mundo retorcido y subjetivo, que no era más que la imagen o reflejo de lo que en mi cabeza había ocurrido durante mi vida.
    Atormentado por la anarquía en el apartamento, decidí mudarme. Antes de que me diera cuenta, en el sueño1 había vuelto con mis padres y en sueño2 volví a la otra casa, a que Alicia me visitara. Eso significaba que estaba en la etapa de distanciamiento. Ahora estaba viviendo en retrospectiva, justo en el medio de las impresiones que aquellos momentos dejaron sobre mí. Mi muerte seguramente llegaría con el retorno al punto inicial. En el sueño1 no pude descansar. Fantasmas de mí mismo me velaban desde los espejos, y se me aparecían recuerdos en las paredes y el techo. Las nostalgias viajaban conmigo e intentaban llamar mi atención. En el sueño2 disfruté los mágicos momentos de siempre bajo la luz de la luna, emblanquecidos en la noche profunda y envueltos en una serie de espejismos.
    ¡Puse la doble blanca! Hallo peligrosamente el ritmo (al menos eso creo yo). Mi jefe reprimiendo sugerencias… Luego estaba bailando aquella mezcla diabólica de rap y salsa, en lugares que parecían el resultado de cruzar mesas de cabaret con tarimas, o botellas de whisky con desnudos femeninos, estaba discutiendo por ello con Alicia, ella me decía que se había equivocado conmigo, yo volvía en cuatro patas hasta la puerta de la casa a intentar colar la llave por la cerradura. En el dominó noto que cada acción en la vida de una persona es una ficha, y la historia de la humanidad es el juego en mesa, interpretado en infinidad de formas, tamaños y colores. Los demonios del Quijote regresan al libro para dejar a mi mente tranquila, que vuelve a los tiempos en los que yo, quijotesco, vivía aún con la esperanza de que trabajaría en lo que había soñado.
    En el sueño1 poco a poco me dejé caer en las nostalgias, atrapado por mis propios fantasmas y siendo llevado a ver nuevamente a Ana. En el sueño2 la fuerza en mi espíritu me llevó a dar un paso más para encarar mi obsesión de siempre, la esposa sin la cual yo no era nada.
    La dualidad está casi realizada, ya casi culmina en lo que supongo será mi muerte: la conciliación entre las diferentes perspectivas que durante mi vida mi cabeza construyó. Paso estos días abstrayendo mi cerebro en otras posibles soluciones, deseo agarrarme a alguna esperanza que aparezca, incluso si no es cierta.
    Aquí, arreglando cada discusión que tuve en otro momento con Ana, desentendiendo mis teorías filosóficas que había anotado en los márgenes del Quijote, siento que por primera vez en mucho tiempo soy realmente uno, sometido a un caleidoscopio de circunstancias, reflejado por toda clase de superficies a mi alrededor y a su vez yo reflejando a estas, pero uno. Es triste y hermoso que morir sea la armonía de mi yo interior, o acaso la misma, en vez de matarme, solo me conduce a otro mundo, tan extraño que ningún gráfico pudiera intentar retratar. ¿Acaso ya morí y la vida después de la muerte es solamente el reencuentro, la figura al revés en la gráfica? ¿Es todo un sueño? ¿Acaso me he vuelto loco y construyo vidas y mundos cuando ahora mismo me encuentro en un manicomio?
     
    #1

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